Declive / Del lat. declīvis.
decadencia, decaimiento, mengua, ocaso, debilitamiento, descenso.
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Demócrito, Epicuro y estoicos establecieron que la Ataraxia es la vía iniciátiva para alcanzar la felicidad a través de una suerte de vía del no apego; vía en la que entra en escena el indispensable elemento del miedo que entronca con el sufrimiento, angustia y decadencia que precisamente son los elementos que los dioses franceses (Rouen) ATARAXIE manejan a la perfección desde hace la friolera de casi 25 años, y veinte desde el icónico Slow Trascending Agony. Pues bien, tengo el inmenso honor y placer de reseñar su nuevo (sexto) álbum Le Déclin que edita en toda su decrépita gloria ARDUA MUSIC en una edición tan cuidada que invita a bajarse los calzones.
Cuidado hasta el más mínimo detalle, baste decir que ya sea que elijas la edición en Cd, la Cassette o el Vinilo, lo que puedo asegurarte es que vas a tener 3 ediciones que tienen sus respectivos másters y cambios y que suenan considerablemente distintas. Si a ello añades la potencia descomunal de una banda que desde su anterior, el doble Resignès (Weird Truth, 2019), rozaban el Olimpo con su triple línea de guitarras (es difícil realmente describir el muro sónico que implica esto en los franceses), no me queda más que pelarme con una navaja roma oxidada la red neuronal que recubre el interior de mi espina dorsal y hacerme una jodida infusión con ella. Actualmente, la formación se compone de Fred (guitarras), Hugo (guitarras), Jonathan (voces y bajo), Julien (guitarras) y Pierre (batería).
En el apartado técnico voy a simplificar porque se ha grabado en diversios sitios y si queréis no tenéis nada más que hacer un click en su bandcamp y obtener los datos, pero sí que quiero hacer referencia al gélido, permafrosmático (no existe la palabra, pero me la suda) artwork de Arnaud Daval y al bestial uso del blanco y negro de Alexandra (Studio Splendor Solis) en lo que se refiere al diseño. Además, pues esa masterización en probeta alquímica de Collin Jordan (The Boiler Room). Termino los datos haciendo hincapié en el tacto poroso (un acierto) tanto del doble Vinilo como del Cd, el marmóleo acabado en blanco de la edición en color (yo tengo la negra, y si fuera rico tendría también la blanca) y la atractiva versión en cassette (coeditada con los japoneses Weird Truth).
¿Tocan Ataraxie Funeral Doom? Yo que sé. A mí las etiquetas ya me sobran cuando algo me cala tan hondo. Citar a referencias como primeros My Dying Bride, Disembowelment, Evoken, Winter, Coffins, Cathedral y demás está muy bien, pero yo que sigo el Doom extremo (me gusta llamarlo así al igual que la ola de terror extremo francesa) os puedo asegurar que su sonido es personal e intransferible. Al igual que su extensión natural Funeralium, hay cierto coqueteo agónico (en algunos rangos de voces) con los alegres y dicharacheros Bethlehem o cierta manera de mecer las melodías a lo Forgotten Tomb (versión Doom). Quedes con lo que te quedes, los 80 minutos de esta OBRA MAESTRA no los vas a olvidar fácilmente. Abre el disco la homónima "Le Déclin", a la postre la más corta con 16 minutos. Unas mistéricas notas de guitarra ultra melancólicas estallan como una sepsis sonora incontrolable a la vez que entra una procesionaria base rítmica lenta que se acompaña de un recitado en francés que van desgranando unas letras que harían eyacular a Cioran y un hipnótico trenzado de guitarras que se repiten como un loop. A este nivel suenan a Evoken en Quietus. No es nihilismo, es estar justo al borde de la miseria.
Minuto 5 y se llergue un poderoso pasaje al más puro estilo Death / Doom noventero con voces guturales, cavernosas y exhumadas de más allá del estómago (diríamos el intestino grueso). Discernibles hasta ahora y nada crípticos, Ataraxie son Dioses de lo suyo aquí, un Funeral Doom que podría recordar a Profetus o los primeros discos de los germanos Ophis pero claro, los franceses estaban antes. Conforme avanza el tema, la sensación `de caída´ existencial se acentúa en una acritud sonora que te rasga el interior a base de una base rítmica que se sincroniza a la perfección con la guitarra como banda ultra engrasada que son.
Sigue la monolítica "Vomisseurs De Vide", muy dinámica y más elaborada musicalmente; sobre un fondo de guitarra distorsionada otra va punteando con ese tono lúgubre que tenían tanto Disembowelment como Evoken (no cito a Skepticism porque los fineses tienen la particularidad de parecer que su música llega desde el fondo oceánico de un mar de aceite). Excelentes las bajadas de intensidad en las que se queda una guitarra (muy trabajadas las composiciones, con ese regusto circular que tanto me gusta y una cierta atonalidad en los desarrollos melódicos) y los platillos como campanas tocando por difuntos. Quizás voy a decir una absoluta payasada pero cuando la voz limpia recita, quitando el tono histriónico, me trae a la cabeza a los injustamente olvidados Eros Necropsique.
Ataraxie manejan a la perfección la intensidad (no me gusta citar bandas más recientes, pero un poco es a lo Spectral Voice o primeros Blood Incantation) con un incursiones en pasajes enclavados directamente en el Old School Death tipo Incantation. Lejos de parecer que la cosa va a decaer, entramos en terrenos Black Doom con unos blast beats y guitarras afiladas que te dejan exangüe pero claro, los contrastes definen a los franceses y al segundo bajamos a tempos del inframundo. Casi sin darte respiro, "Glory of Ignominy" abre con cánones más estándares que pueden recordarte a los My Dying Bride y cositas de los Mournful Congregation y es que por alguna razón Ataraxie mantienen la fuerza / crudeza de sus dos álbumes anteriores pero el enfoque es mucho más digamos `tradicional´ en el sentido estilístico del término salvo ese clímax in crescendo de puro y duro Death Metal que en directo tiene que ser una apisonadora. Mención especial para esos gritos agónicos que suenan en la retaguardia y las letras que invitan a todo menos al optimismo. Además me gustaría también apostillar que aunque no entran en terrenos Sludge, sí que tiene cierta vértebra de la suciedad de bandas como Eibon o los americanos Aldebaran... no sé si es porque la crudeza es tan alta que acaba uno imbuyéndose de la lisergia inmanente a esos estilos.
Le Déclin es un álbum exigente e incluso quizás excesivo de una tacada, pero que necesariamente precisa de muchas escuchas para sacarle todo el jugo que guarda... ese Soma que altera la conciencia y te saca de la línea temporal tradicional. El último clavo en el ataúd lo pone "The Collapse", algo así como `La Canción del Verano para Gente Muerta´. Ni un resquicio por el que respirar en un descenso a lo Worship, Loss pero con la fiereza del plúmbeo Death noventero. Podría seguir escribiendo sobre el disco, pero los niveles de Serotonina me están bajando hasta el punto de que llevo 20 minutos fijándome en una cuchilla roma que tengo aquí al lado.
OBRA MAESTRA.