"Los temas herméticos del estilóbato se desarrollan en dos hileras superpuestas, a derecha e izquierda del pórtico. La hilera inferior comprende doce medallones, y la superior, doce figuras. Estas últimas representan personajes sentados en zócalos adornados con estrías, de perfil ora cóncavo, ora angular, y colocados en los intercolumnios de arcadas trilobuladas. Todos presentan discos con emblemas variados, pero siempre referentes a la labor alquímica. Si empezamos por la izquierda de la hilera superior, el primer bajo relieve nos muestra la imagen del cuervo, símbolo del color negro. La mujer que lo tiene sobre las rodillas simboliza la Putrefacción".
El Enigma de las Catedrales. Fulcanelli.
Seguimos con el repaso a la trayectoria de HIEMIS tras lo que fueron las reseñas de su ultimo La Chose y el fabuloso Hyperborea. Tomando esta vez como hilo narrativo el auge de la construcción de Catedrales y la Arquitectura Sagrada, asistimos a un sutil y trabajado cambio en el sonido que no de acabado que continúa patrón, tamaño y sello (Noctivagant). Lejos de la cosmicidad triposa de Hyperborea, brilla en Radix el Dark Ambient contemplativo y luminoso... tras la sosegada apertura pseudo-ritual de "Verbum Dimissum", se pasa a unas cadencias pulsátiles góticas basadas en lo litúrgico grecolatino y occidental (medievo). Así suena "Nox" y su Fulcanéllica forma de disolver la piedra en Alquimia Sonora. No puede ser casualidad que el disco se titule Radix, `raíz o base´ en latín .El suelo como elemento conversivo y línea divisoria entre lo que está abajo y lo que sobresale: mundo e inframundo y el Medievo como punto de partida para un álbum que trasciende al oyente para comulgar con lo Sacro.
Imposible no poner sobre la mesa El Misterio de las Catedrales o Las Moradas Filosofales del enigmático Fulcanelli a la hora de describir los conceptos sobre los que se asientan los pilares básicos y planos melódicos usados por Hiemis en este riquísimo trabajo aunque es obligatorio advertir al oyente que no se trata de una escucha fácil o para cualquier momento del día, además de que el uso de auriculares es prácticamente obligatorio. Pequeñas variaciones entre un corte y otro son advertidas solamente si estás en estado de apertura total... así y no de otra forma notaras cómo los lamentos vocales cambian en "Scala Philosophorum" para fundirse en un opúsculo ultra siniestro que parece discurrir en el mismo plano telúrico que los ríos subterráneos.
Como si fuésemos Zahoríes Acústicos nuestra labor es encontrar el Agua Que Suena en Radix... hacer de Junguianos buscadores del saber (enteonautas) en "Libethra" para buscar la FUENTE de la que surge ese elemento alquímico por antonomasia que es El Mercurio. Se hace máxima dogmática para la completa experiencia sonora una purga psicológica y ejercicios de sincretismo neuronal avanzado para desterrar el simple ladrillo sobre ladrillo y acercarse a la construcción / deconstrucción de la Psique Alquímica... esa que busca una Piedra Filosofal etérica y profundamente espiritual.
Mayestáticos minutos de órgano en la eclesiástica "Toxicum et Venenum", atravesada por unas notas de piano que rozan la estructura monolítica del Dungeon Synth, contrastan con subidas `controladas´ como "Servus Fugitivus" que repite ad nauseam un mínimo motivo melódico que se te clava al encéfalo como una meningitis espongiforme. Una de las cosas que más disfruto con estos trabajos es el toque procesado que dan los teclados, que añaden esa sensación de `irrealidad épica´ que es más complicado de conseguir con las cuerdas o percusiones analógicas... dicho de otro modo, si usar instrumentos reales dan texturas a Música de Cámara, el buen Dark Ambient se beneficia muchísimo de la electrónica teniendo en esta a su mejor arma. Una dualidad curiosa (instrumento real / electrónica) como curiosa será siempre la figura de "Rebis" el andrógino, auténtica metanoia metastásica que hunde sus raíces en el Zoroastrismo, Hinduísmo o lo Platónico. Esa obsesión por lo doble, dual y dualismo nos perseguirá hasta la tumba y es que hasta el ADN es una Doble Hélice.
Ya en pleno proceso irreversible de transformación, Radix acomete su tramo final con "Cum Luce Salutem", musicalmente más sobria que la anterior gracias a unos `vientos cósmicos´ y lejanas notas que nos reclaman como un silbido formado por el aire que sale de la tráquea de un Dios Muerto. Anticlímax perfecto con hálito sinfónico comedido, esto es Dark Ambient en estado puro. Como bucear en magma terráqueo sigue "Caput Mortuum" y sus campanas subsónicas, el paso fúnebre de la angustiosamente lenta "In Hoc Signo Vinces" con buen fundido de cuerdas procesadas o esa brutalífica losa de "Post Tenebras Lux" que se rompe en fuegos artificiales sonoros y allí al fondo... allí al fondo la vemos,
"Sentada en un trono, lleva un cetro -
símbolo de soberanía- en la mano izquierda, mientras sostiene dos libros con la derecha, uno cerrado (esoterismo) y el otro abierto (exoterismo). Entre sus rodillas y apoyada sobre su pecho, yérguese la escala de nueve peldaños -scala philosophorum -, jeroglífico de la paciencia que deben tener sus fieles en el curso de las nueve operaciones sucesivas de la labor hermética".
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