lunes, 6 de septiembre de 2021

FARER - "MONAD" (AESTHETIC DEATH ADCD 077, 2020)

Desde Holanda, FARER recogen el testigo de la banda Menhir formada más o menos en 2012, cambiando de nombre y enfoque (afortunadamente) en 2019 para sacar este brutalífico Monad como debut en AESTHETIC DEATH. Con abstracto artwork de Niels Verwijk, la música de estos holandeses es tan angular como su diseño estético y así lo demuestran a lo largo de 53 agrios minutos (masterizados por James Plotkin), mixtura de Black, Drone y Doom de unos músicos que para nada me son ajenos: Frank de Boer (bajo y voces) y Sven Jurgens (batería, percusiones) forman parte de los soterrados ORTEGA, banda que lleva un montón de años soltando su particular bilis y y que pegarían el pelotazo de fama con el ya algo lejano 1634 (2010), discazo que os invito a redescubrir si no lo conocéis. Por otro lado, tenemos el bajo de Arjan van Dalen y sí, habéis adivinado bien, no hay guitarrista y su labor es quintaesencial para el desarrollo / construcción sobre la que pivotan como trío hacia todos los ángulos posibles de lo extremo.

Si bien no me gusta la palabra conceptual sí que se sigue una línea argumental que creo que la banda la explicará mejor que yo: 

"Traversing the absolute – Monad is a testament to suffering. Heavy grinding riffs and deep pulsating rythms; a restless stirring. Amidst all these layers we hear the human voice as a primal wordless scream – the shock of being. We feel the dissonance of forces vying for existence and the harmony of lightless oblivion. Whispers of unfathomable truths emerge from the static. Farer presents a tactile experience of the grim and brutal cycle of creation and destruction. There is desperation and anger, but above all a greater comprehension of the eternal patterns reverberating through flesh. The relentless driving layers of crushed sound offer no respite. In resonance is the movement of great mass. The vocals are brutally honest and raw. Complex and utterly bleak. A confrontation with the void".

El disco lo abre un monolito de 13 minutos llamado "Phanes" y su profunda, ciclópea distorsión raya en el Noise. Los riffs del bajo están doblados (incluso triplicados) en varias líneas dando la sensación de caída en barrena a la que sumamos una voz inhumana que caracolea entre los redobles de la batería al más puro estilo francés de los Aldebaran o Ataraxie. Arrancan la melodía tras mecer durante tres minutos un vómito eléctrico... y lo hacen a lo grande con una batería enchufadísima (se sale a lo largo del álbum) y unas texturas que recuerdan a Ortega pero mucho más sucios y Black.  Otra de las características de su sonido son pequeñas partes ambientales deudoras de la música Industrial y el Noise.... en este "Phanes", cuando vuelven a recuperar la melodía del inicio lo hacen mucho más ralentizados, resaltando el obsesivo riff circular del bajo y bajando el tempo a niveles de Funeral Doom (algo así como los portugueses Process of Guilt), pasando luego a un largo, litúrgico fade out alucinante con una especie de cántico o sábana mortuoria en segundo plano y la base rítmica aplastando todo lo que se pone por delante. PHANES, el Primogénito, el Primero que Nace. Origen de la Creación y Padre de la Noche Órfica.

Acentuando el Noise, con un fantástico loop pulsátil subsónico, sigue la agónica "Asulon", dueña y señora del más funesto y oxidado Drone Doom... de lentísimo desarrollo, destacan las voces limpias al más puro estilo Neurosis repitiendo `ad nauseam´ un pegadizo mantra. Cuando estalla la batería y sube la mala hostia... joder, cuando estalla la batería y sube la mala hostia se nos viene un regusto a alquitrán al paladar. Impresionante cómo FARER le toman el pulso al tiempo subiendo grado a grado la temperatura sin grandes aspavientos de virtuosismo; simple electricidad y sonido que se inflaman hasta estallar. Como en una forja sonora, enfrían en caliente lo conseguido subiendo la afinación del bajo hacia el Black Metal más atmosférico y nihilista para a continuación y de forma sutil, a lo primeros YOB (Catharsis o Ellaborations in Carbon), oxidarnos desde dentro. 

Para cuando te salen los toques a óxido en la piel no te queda nada a salvo dentro.


"Moros" da un respiro a las orejas. Sinfónico a su modo con lo que parece un teclado (no puedo ubicar con precisión el origen) se va fundiendo en un trémolo agudo del bajo que hace de sístole de 3 minutos. La diástole llega variando el enfoque y subiendo mucho más lo que sospecho es un bucle / loop de las cuerdas del bajo tocadas mediante arco (no puedo quitarme de la cabeza a Megaton Leviathan). Un solo latido, 5 minutos y el resto, una vorágine intensa y rápida en tierras Sludge. Finiquita el asunto "Elpis", la Esperanza... Spes, el Mito de Pandora y la redención a través de un corte que no juega al despiste ni un solo instante. La plúmbea percusión marcando el paso como si de un disco de Funeral Doom se tratase, mientras el bajo se distorsiona hasta ser casi irreconocible en la lejanía. Para cuando el riff nos vuelve rebotado de vete a saber qué trucos de las pedaleras, es un filoso chirrido ultra acoplado y la paleta expresiva resultante de añadirle una desgañitada voz nos lleva a ese submundo donde es casi imposible distinguir el Black de otros elementos de música extrema. 

Lo importante es que a pesar de subir, ya nunca más volverás a encontrar la superficie. Soberbio álbum de FARER.


version cassette / 2lp en Tartarus:




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