sábado, 16 de febrero de 2019

ATTHIS - "UNA BOTÁNICA PROPIA" (EL MUELLE RECORDS EMR038; 2019)


Los primeros compases de Una Botánica Propia continúan allá donde se quedó el excelente Sentimiento Oceánico. Una línea de piano minimalista ejerce de pegamento alquímico con el que unir dos realidades tan a priori distintas como son lo Neoclásico y lo Ambiental como se pone de manifiesto en la mántrica "Uruk" en la que un sampler vocal repite insistentemente 659.

Curiosamente en dicho año transcurre la Batalla de Nahrawan, situada en Irak que según teorías no fundamentadas su toponimia descendería de Uruk (Unug, en hebreo Erech, en griego Orchoē u Ōrýgeia y en arábe ʿIrāq). Divagaciones mías pero es que en la humedad de los recovecos de mi sombrío cerebro hay.... hay una botánica propia.

ATTHIS son David Coello García (dlb, Desde los Bosques: ambiente y programación) y Raquel Martínez Muñoz (piano, sintetizador, procesador); edita su segundo disco EL MUELLE RECORDS en digipack con elegante diseño de Elena Iglesias Serna bajo retoques fotográficos de Aida Páez

Lo cierto es que este fantástico primero corte habla de una realidad en la que todo transcurre según unas reglas propias; el paisaje que se nos presenta es no irreal, sino de existencia alternativa y todo lo que vive tiene que tener sus reglas y por tanto, si de un espacio se tratara (mental o no), también tendría su propia fauna y vegetación.


El Dark Ambient se mezcla con un piano que hace uso del silencio (Riley, Cage y otros) y como argamasa sonora, dichos silencios no quedan nunca vacíos porque una maraña de texturas procesadas en forma de pulso volátil e insistente hace que cada nota no pueda nunca perderse en la nada. La eterna mortaja del sonido, tanatopraxia de melodías para que queden congeladas en ámbar etéreo como así resulta "Mar Contra Todo"

Si hiciera un símil, Mar sería el ingente aluvión de sonidos que acaba enterrando al piano (el Todo) al borde de un acantilado brumoso. Posiblemente se trate del violento mar tormentoso recogido en los grabados de Kanoldt. Atónito me quedo de como el corte acaba transformándose en una agria pero siempre controlada catarsis sonora de Noise de cariz húmedo y apocalíptico en la que incluso en los más barrocos momentos no se pierde la melodía de fondo... los aires clásicos perduran aunque sea en voces lejanas y tratadas de extraños ecos que rebotan en la madera de coros de iglesias que ya no existen. 

Sigue la anómala "Una Botánica Propia", brevísima pieza tan melancólica como el epitafio de los pobres y, moviéndose en la electroacústica, "Lluvia Oblicua" que es un tema que persevera y lleva el original sonido de ATTHIS a un lienzo en el que se dibujan todo tipo de fenómenos metereológicos, animales que harían las delicias de la criptozoología y plantas más propias de los febriles sueños de LORD DUNSANY

(Foto: ISABELLA TUNGUSKAYA)

La generación y tratado de sonidos ya de por sí forma un oxidado soundscape con vida propia pero cuando se une la orgánica presencia del piano uno no puede más que rendirse ante la sensación de que está asistiendo a la banda sonora de un rito que o bien se ha olvidado, o es que en este plano de la realidad no se estila. "Abismo Sobre Abismo" juega con la inversión de notas, las aceleraciones y desaceleraciones dentro de un marcado y repetitivo loop ambiental sobre el que subraya algunos pasajes un par de notas (también en bucle) del piano. 

El fondo que tiene algo de matices vocales me resulta amenazador pero no sé determinar de dónde viene el peligro... si de los tonos percusivos cerámicos que flotan in crescendo o de ese persistente Drone eléctrico que lo empapa todo. En los segundos finales todo se va disolviendo como un comprimido efervescente quedando en solitario, mayestática y gloriosa, la simple pero arrebatadoramente bella línea melódica del piano.

Tramo final con el fabuloso tango robótico de "Anna" y "Vale Dos Homens" que vacía la ceniza funeraria de los héroes en la compostera eterna, universal y última a donde va todo... lo material y tangible, las alegrías y las tristezas, las notas musicales o el silencio. 

La ley del eterno retorno existe pero nadie ha comprobado mas allá de la especulación que lo retornado sea exactamente igual que lo anterior. ¿Paralelo?, ¿Diferente?... no lo sé pero con botánica propia seguro.

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