martes, 21 de abril de 2020

TRÍO MUDO - "VOLUMEN III: Poemas musicalizados de Leopoldo María Panero, et alter" (AUTOEDICIÓN, 2020)


"Un negro océano sin límites,
sin dimensiones, donde se pierden a lo largo, 
lo ancho, lo profundo,
el tiempo y el espacio". MILTON

I. DEL COÑO MITOPOYÉTICO SONORO A LA TUMBA DE LA PALABRA MUDA:
*

La tercera entrega de los Poemas Musicalizados de Panero (et Alter) se me antoja una vuelta de tuerca mitopoyética al Ciclo Vital humano, y trataré de explicar todo esto con más detalle intentando no perder el norte. El nacimiento del Lenguaje en su primitiva forma nace dentro del Campus de la Magia; interpretar el Orden Cósmico desde la perspectiva dual de aquello que fue llamado por algunos filósofos "El Sentido del Sentido"

Este Tercer Volumen de TRÍO MUDO gira en torno al Adoctrinamiento de la Palabra y se mueve cual elevador ritmo circadiano entre los estadíos vitales del cuerpo (eso que se llama De la Cuna a la Tumba). Así, desde la inocencia del llanto que lentamente se transforma en Palabra, hasta la falsa culpa y las etapas de juventud, TRÍO MUDO realizan en este nuevo compilado de poemas musicalizados un Tour de Force que desemboca en la disolución existencial (no me atrevo a compararla con La Náusea de Sartre, pero sí que cierta despersonalización queda de manifiesto en el Ciclo Vital del Ser Humano) en lo efímero y la transición Ritual a la Vejez. 

Porque si algo mueve a la intrincada, visceral y (química o no química) neuroléptica poesía de Panero es su cariz Ritual. Un Ritual farmacológico donde por farmacológico entendemos a la capacidad curativa/catártica del sonido y donde el Lenguaje, a través de la Palabra, pasa de la Magia (el Mito) hacia lo cotidiano y empírico (lo real, probado y tangible). La Sociedad del Miedo nace del Lenguaje y del Tabú y la Palabra fue uno de los primeros Tabús. Tal y como citan los antropólogos pioneros de principios del siglo pasado, antiguas tribus Polinesias tenían prohibido la vocalización del nombre de un jefe o persona fallecida o términos que recordaran a ellos. Quizás ese es el germen del Adoctrinamiento... porque Adoctrinar es insuflar Miedo y parece que lo único que rompe ese Ouroboros Séptico y ponzoñoso es el uso de la Poesía,  una de las Armas de Destrucción Masiva más potentes que se conocen. 


Un ejemplo claro del coqueteo de Panero con el TABÚ lo encontramos en "El Último Espejo", que en palabras de TRÍO MUDO "es un cruda visión de lo que somos como individuos y como colectivo, capaces de auto-infligirnos daño con absurdas prohibiciones, generando una sociedad del miedo donde impera atemorizar para adoctrinar, donde la maldad nace de la supresión hipócrita del gozo".

La canalización de pensamientos de Panero parecen provenir de ese lugar donde se crean los Mitos. De ese afluente que mana de un poder universal, incognoscible (posible Tabú) y que equidista con la Locura. Porque la Locura (y su negación) se plasman a la perfección en los versos del poeta. Imposible no mentar la Religión si hablo de Adoctrinamientos. Tal y como dice el antropólogo filosófico Ernst Cassirer: "La religión no puede ser clara y racional; nos cuenta una historia oscura y sombría; la historia del Pecado y de la caída del hombre. Por lo tanto, la religión no pretende jamás aclarar el misterio del hombre; corrobora y ahonda este misterio. La única respuesta que recibimos de la religión es que es voluntad de Dios ocultarse a sí mismo"

Y es aquí donde tengo que citar el maravilloso Poema de Javier Corcobado que también se musicaliza en este Volumen 3... en palabras de TRÍO MUDO: "se pone ritmo a ese gustoso remordimiento, a ese incierto destino por lo impío de sus actos, que terminará con un zapateado rabioso para expulsar los demonios de la falsa culpa". En resumidas cuentas, la aparición de la Palabra y el Lenguaje son Mitológicas y la causa del Adoctrinamiento (y del Remordimiento como elemento coadyuvante) son la Génesis de la Poesía como forma de romper este ciclo Kármico.


II. DE LA TUMBA DE TU COÑO MUDO A LA PALABRA SONORA MITOPOYÉTICA.
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Antonio Acién (guitarra y voz) y Damián Fernández (batería y percusión) continúan su senda psicorrágica, su tribulación inexorable hacia la Exégesis de ALGO. Y digo algo porque la interpretación de su Corpus Musical puede ser tan hermético y críptico como simple dependiendo de qué opción o camino siga el oyente. 

Simple música o polvo chamánico, tuya es la elección. Poemas Musicalizados de Leopoldo María Panero et Alter Volumen III es la única curación paliativa posible a la enfermedad que aqueja a Acién y Damián... una pausa dulce en una acre existencia que es común al resto de los mortales. Un "desclavarse un ratito de la cruz" mientras los fervientes creyentes no miran, y por tanto una Necesidad Existencial en toda regla. Si logras comulgar o vibrar en la misma longitud de onda que ellos, serás capaz de leer entre líneas y poner palabras y sonidos al silencio de tal suerte que nada, absolutamente nada queda sin rellenar. Perdón por la amenaza soterrada y joder tu bienestar, pero desde el principio de los tiempos ya se sabe que el Vacío es el germen del más avasallador Miedo que pueda conocer el Ser humano. 


La línea estilística del diseño en maravilloso digipack A5 a cargo de Manuel Luque sigue la senda de los dos anteriores volúmenes y el grabado de Goya elegido en esta ocasión es el Número 30 de Los Caprichos que según descripción de El Museo del Prado: "En esta estampa Goya aborda el tema de la obsesión por el origen nobiliario. En la escena se representan a dos torpes hombres cubiertos de escudos y vestidos con librea, espada al cinto, orejas cubiertas con un candado y los ojos cubiertos con pesados párpados, que reciben el alimento de la ignorancia, representada por un personaje con los ojos tapados con una venda y con la cabeza coronada por largas orejas de burro. Por otra parte, la acusación de vegetar se confirma al comparar al noble con un burro y valida la denuncia en contra de los políticos de aquel entonces. Orgullo, ignorancia, pereza y fanatismo son los vicios nobiliarios que Goya ridiculiza en este Capricho".

En lo musical se vuelve a apostar por producto malagueño con grabación y masterización ya clásica de Máximo R. Bandera en los Hollers Analog Studio pero con la particularidad (según mi humilde opinión) de que se ha alcanzado un equilibrio perfecto entre agresividad y lirismo. Todo suena limpio pero sin las asépticas consecuencias de barrer de alma a la siempre expresiva guitarra de Acién que más que tocar parece estar cosiendo inagotablemente riffs apesadumbrados pero luminiscentes sobre un telar ("Yo Soy Sólo Mi Perfil" es clave para entenderlo). TRÍO MUDO no necesitan una segunda guitarra o un bajo que acompañe a la batería de Damián que (otra vez) me deja con la mandíbula colgando. Su uso de la percusión es único y sólo si lo has visto en directo puedes dar fe de ello. 


III. DEL SONORO COÑO PALABRA A LA MUDA TUMBA MITOPOYÉTICA.
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"Canción de Cuna para los Muertos (La Balada del Coronel Mortimer)", tocada en el concierto que dieron con Atavismo en la Sala Teatro (reseña aquí) carecía de nombre y la banda tuvo la deferencia de titularla con la descripción que hice de ella cuando la tocaron por vez primera. Dije que era un tema Doom y lo mantengo. Dos partes diferenciadas... una guitarra distorsionada y leves apuntes de platillos crean una sábana cósmica que de repente se parte en una terrible, agria marcha fúnebre que me sigue poniendo los vellos de punta cada vez que la escucho. Un cruce entre determinadas partes del "Achilles, Agony and Ecstasy" de Manowar y Baal de Orthodox. Ahí lo dejo. 

No menos apesadumbrada suena la guitarra en "El Noi del Suere". Una de las características principales en este salto cualitativo de TRÍO MUDO es que se han recrudecido bastante. La voz de Acién, con muchos más matices, mece una letanía sobre la pérdida de la inocencia. El uso de los silencios percusivos marca de la casa sigue presente, sibilino y esquivo pero jodidamente efectivo. Pegadiza como una glotis al paladar en un shock anafiláctico, "Y Vuelta a Empezar" narra las vicisitudes de ese primer recorrido vital (quizás adolescencia) donde amor y alcohol bailan al ritmo de una guitarra que no sé con qué diantres se ha amplificado porque suena muy distinta al Volumen II (reseña aquí) y por descontado a años luz del Volumen I (reseña aquí).


Curiosas las conexiones al rock andaluz en la musicalización del poema de Corcobado en "Pecado en mi Pecado". Acelerado, con arabescos cuasi tetánicos y el recitado mántrico de Acién: "He pecado sobre mi pecado / mi jodido gaznate / nació para desnudarse..."). Atención a los maravillosos coros (no sé si doblados o de Damián) y la incansable guitarra que parece no tomar un segundo de respiro desde que se inicia el corte. La paleta expresiva de TRÍO MUDO ha crecido muchísimo en versatilidad y se tocan más palos, lo cual no quiere decir que ese sustrato a Rumba no siga ahí... pero es que el fusilado de batería con el que Damián fulmina el asunto es tan bueno que cuando empieza "Ojos que Matan" (poema de Javier Jeth) el contraste es tan grande (capto aires de Country espectral en esas tonadillas a lo Wovenhand) que necesito parar el reproductor para coger aire. Desértico y correoso como masticar un chicle de dos décadas atrás. 

"A la Manera de Trakl" me reafirma en que todo suena más agreste (se roza el Noise Rock) en Volumen III. Existencialismo corrupto y ese soniquete dual entre voz y guitarra que te va taladrando hasta llegar al tronco del encéfalo. Puedes seguir las letras o dejarte llevar por onomatopeyas porque el efecto es igualmente atávico y primordial. Si hay un tema capaz de resucitarme cuando esté muerto es "El Último Espejo". No soy capaz de describir con palabras cómo se me clava la música y cómo las letras (recitadas a la perfección por Acién) de Panero, crudas, viscerales y dolientes son el equivalente a amortajarme el alma con Natrón Psíquico... muchas, muchísimas bandas del palo oscuro darían dinero por crear el ambiente lúgubre que consiguen TRÍO MUDO aquí. 


Sigue el guantazo pseudo-indie en "La Maldad Nace de la Supresión Hipócrita del Gozo", lo más festivo que encontraremos en un disco por lo general bastante oscuro... y digo indie por decir algo porque el clímax sucio instrumental que lo finiquita se aleja eones de la simplicidad popera de rancio abolengo. El tramo final pasa por "Yo Soy Sólo Mi Perfil", una obra maestra musical/poética con intro instrumental de lujo hasta que entra la voz más cantarina que nunca de Acién... interludio psicodélico de escasos segundos y vuelta a esa coda existencialista ("Cuando la nieve caiga / no estaré ya") que funciona a modo de Haiku. La primera vez que la escuché me retorció los chakras desde los huevos para arriba (creo que fue en el concierto Del Desencando a la Locura que dieron el La Caja Blanca pero puedo equivocarme).

Fin de fiesta con Yeats adaptado por Panero en "A Prayer for Old Age"; espiritual y con un Damián pletórico a la batería en el inicio dan paso a un pantanoso blues medido con el metrónomo biológico de sístoles y diástoles percusivas. Acién suelta el veneno en una homilía fangosa y luego, unos minutos de silencio hasta la chatarrera sorpresa escondida.


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