lunes, 24 de julio de 2017

TRÍO MUDO - "VOL II: POEMAS MUSICALIZADOS DE LEOPOLDO MARÍA PANERO, ET ALTER" (AUTOEDITADO, 2017)




"Esto de tener uñas largas es tan perjudicial, que aún en la Brujería está prohibido"

"Los empleados ladrones se disculpan y tapan unos a otros"

"Los empleados que roban al estado, se ayudan y sostienen unos a otros. El Jefe de ellos levanta erguido su cuello y les hace sombra con sus alas monstruosas"


Por fin tengo entre las manos el secreto mejor guardado de la música underground en este país. El segundo volumen de TRÍO MUDO sobre los "Poemas Musicalizados de Leopoldo María Panero, et Alter" mientras aún tengo caliente la mejilla derecha de la hostia que recibí con el primer volumen. Gustoso pongo la otra mejilla para recibir esta dádiva musical, este presente que se comulga mejor con vino agrio y pan ácimo... Antonio Acién (guitarra y voz) y Damián Fernández (batería y percusión) demuestran que lo sencillo es jodidamente difícil de realizar. Se baten a duelo a la luz de un candil de gas, impregnados del aroma a Zotal, azufre y orina de perro para traeros estas historias de desencanto. Una transfusión de sonidos que pasan la barrera hematoencefálica para modificar tu psique.

Grabado, producido y masterizado por Máximo Ruiz Bandera en Hollers Analog Studio entre Abril/Mayo de 2017 con preciosa edición que sigue el testigo del primer volumen (Manolo Luque) con el grabado número 51 de Los Caprichos de Goya.

Dejo una presentación extensa que hice sobre TRÍO MUDO para no repetir conceptos:



Hay cosas que están muertas antes de vivir, si es que alguna vez siquiera llegaron a nacer. La poesía de Panero es incómoda, es un tour por miradores que dan a un alma ajena que no deberíamos estar visitando. Es un viaje atormentado a un vórtice moral y ético que no nos pertenece... que se nos deja prestados para uso, disfrute (y sufrimiento) pero que nadie quiere cargar verdaderamente con su peso.

Nadie quiere enfrentarse a la asfixiante mortaja de naftalina de los versos de Panero, Jose Manuel Hidalgo, Brenan, Corcobado y Pérez Estrada. Es un traje corrupto que sólo cae bien a los muertos del alma... o mejor dicho, a aquellos a los que han asesinado el alma.

"Amore" del poeta malagueño José Manuel Hidalgo es una etílica oda de amor violento donde la batería construye un paisaje áspero y visceral. La guitarra incisiva, simple y cargada de bilis madurada en barrica de roble escupe una y otra vez su rabia, mientras las voces de Acien, con cierta pátina más lejana que en el primer volumen, descerraja los versos (me falta la luz / y me sobra tempestad). Glorioso el final tanto por las percusiones de Damián como la grabación de Óscar Maldonado sellando un tema oscuro tanto por sonido como en producción.

El amargo existencialismo de Panero nos incomoda en "Perdido" donde cohabita un ligero reverb, eco (no sé como describirlo) que me hace dudar de que realmente se trate de un dúo, y que se repetirá a lo largo de los 52 minutos del disco (curiosa cifra, ya que el grabado elegido para la portada es el 51. Suena demasiado compacto, demasiado espeso para dos tipos dándole cera a sus instrumentos. 

El Garage Lo-Fi Psicodélico de Rancios Abolengos de la guitarra de Acién contrasta con la paquidérmica, preciosista y abigarrada forma de abordar las percusiones de Damián. Todo está medido a la perfección pero sin llegar a lo técnico... creo que lo técnico mataría a TRÍO MUDO

El crimen pasional versus el crimen matemático. 

Un inicio en modo apisonadora que contrasta con la más sosegada y nostálgica "Annabel Lee", actualización de Panero sobre poema de Poe. Musicalmente una especie de copla corcobadiense, bailable en clubs de dudoso renombre con maravilloso duelo de guitarra/percusión. Siguiendo la misma línea argumental, la arrastrada y recuperada para la ocasión "Él Pensaba Que Era Joven" de Brenan (editada anteriormente en "Canciones Para Brenan, Volumen 2") haciendo gala de un minimalismo exquisito a la percusión, mas unos silencios perfectamente colocados. Me encantan los grupos que saben espaciar las notas y convertir al silencio en su aliado. 

"La Rosa Estropeada De Judas" (Corcobado) parece volver a la oleosa textura del inicio del disco. Hay una característica muy particular de la música de TRÍO MUDO y es que resulta absolutamente atemporal. Es dificilísimo encasillar la propuesta de los músicos malagueños y si bien hay trazas a 713º AMOR, a las formas estilísticas de expresión más puramente castellanas en cuanto a copla, bulerías y similares, el conjunto es incendiario, doloroso y penetrante. Cada rasgueo de la guitarra garagera, lisérgica de Acién abre un abanico apasionante sobre el que se desliza a la perfección la batería. 

El experimental desarrollo del corte me deja con la mandíbula colgando. En algunos momentos parecen 13th FLOOR ELEVATORS en versión cañí... alucinante rendición a la psicodelia más áspera de los 70 (quizás incluso con la fealdad de los LES RALLIZES DENUDÉS) para un tema que para mi gusto podría haber cerrado el disco a la perfección.

Vuelve Panero con "La Rosa De Mallarmé", que si no me equivoco escuché en la presentación que hizo la banda hace unos meses en el acto de homenaje a los 40 años de El Desencanto bajo el marco del Festival de Cine de Málaga 2017. Impresionantes los versos que creo que no dejan lugar a dudas sobre la metralla de esquirlas que tenía el poeta infectadas en su psique (Contra el fuego de mi mano / está el latir de mi honda boca / contra el fuego está la rosa / cayendo de mi honda boca / Que el suplicio de no sentir / dibuje en el aire la boca). Altísima la intensidad en "Spiritual", con TRÍO MUDO en una versión todavía mas violenta de sí mismos y que me reafirma en que este volumen 2 es mucho más oscuro que el anterior (al menos musicalmente). La batería pseudomilitar, los requiebros de salvaje rock n´roll y amplios espacios para la construcción agresiva de la guitarra son el colchón sobre el que se deslizan los infectos recitados.

De estructura más extraña es "Le Bon Pasteur". Sincopada tonadilla con los sentimientos bordeando el vómito existencial. Le sigue "Suceso" de Pérez Estrada, originalmente editado en La Gran Gala De Rafael Pérez Estrada (cd editado por Fundación Rafael Pérez Estrada) y que vuelve a jugar con ese extraño eco simbólico de fondo; un vaho que parece agarrarse como la niebla húmeda que arropa al atardecer los parajes de campiñas alejadas. Música y letra ejercen un brutal magnetismo sobre el oyente, que queda sumido en un extraño trance hipnótico mitad sueño, vitad vigilia. Un onírico y surrealista esbozo de un paraje que a priori debería estar completo pero que por alguna razón nos llega amputado, desdibujado y levemente desenfocado.


El tramo final lo conforman "Suave Como El Peligro", decadente epílogo cargado de tristeza e intensidad. Un corte duro y compacto como una piedra marcado por la inmensa labor a la batería de Damián, que se sale totalmente de los patrones anteriores para tirar por derroteros incluso doom (sí, estoy loco, pero es que casi escucho a REVEREND BIZARRE). Tectónico fundido a negro con un acople de guitarra mantenido para uso y disfrute de la batería, que literalmente se lo come todo aquí.

El audio de fondo en "Haiku" es del estremecedor documental El Desencanto (Jaime Chávarri, 1976) del que hablabas antes, broche de oro para una obra de arte en estado puro; una joya de la que debería estar haciéndose eco el periodismo musical "oficial" y académico de este país. 

No es sólo poesía musicalizada, es una brutal, genuina catarsis existencial que va mas allá del simple homenaje para entrar en terrenos que si bien no se alejan del paradigma musical que conocemos, sí que se asoma al abismo lo suficiente como para que uno espere inquieto el guiño de este. 


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