lunes, 16 de marzo de 2020

NAGAARUM - "APPLES" (AESTHETIC DEATH A3CD051, 2018)


El proyecto húngaro NAGAARUM, exclusivamente de estudio, se funda en 2011 y este Apples que hoy os presento es el disco número 15 de su extensa discografía. Si bien sus discos anteriores habían sido editados por la discográfica NGC Prod, en este disco de 2018 participa AESTHETIC DEATH ofreciéndonos un precioso digipack a 6 paneles (creo que los primeros 57 digipacks traían las letras en húngaro y diferente y exclusivo artwork) y que viene a encuadrarse dentro de una mezcla de estilos que van de la Electrónica experimental al Doom, la Electrónica e incluso al Black Metal aunque todo mezclado con maestría y sutileza.

Estructuralmente dividido en dos partes diferenciadas, las instrumentaciones son todas de Nagaarum (al igual que grabación, mezcla y masterización, por lo que estamos ante un producto claramente "de autor") excepto las voces femeninas de Betty V. y narraciones de Roland Szabo. Un discazo como la copa de un pino con una variedad estilística asombrosa, oscuro como la noche de los tiempos y hermético como la mayoría de ediciones que acaban en Aesthetic Death. La única pega que puedo poner es que dura 70 minutos y ante semejante despliegue compositivo es aconsejable escucharlo por secciones.

La primera parte de Apples, titulada Spiritual Birth, se abre con los soundscapes ambientales de "Middle Age" sobre el que va irrumpiendo una marcha militar que roza el Neofolk y el Martial funcionando todo de larga Intro hacia "Isaac", con ritmos más Doom en los arrastrados riffs de guitarra pero un abordaje muy particular de las voces (a dueto si no me equivoco) llevando al conjunto al ámbito de lo progresivo y experimental (como un cruce entre Anathema de Judgement pero más ralentizados y Katatonia). 


La base rítmica resulta plúmbea (posiblemente la batería sea programada, no lo sé con seguridad), y la forma en que se va desenvolviendo el tema con los efectos dan algo de epicidad al asunto. Voces narradas, interludios ambientales con telón de fondo de teclados netamente Dark Ambient. Muy bueno el estelar, cósmico clímax final con un arranque Black Metalero al más puro estilo Limbonic Art

"Celestial Mechanism" posee un cariz religioso y meditabundo gracias a unos teclados que rozan la New Age por momentos (o eso, o es que he cagado todos los chakras sin darme cuenta). "Prism" por contra es uno de los mejores cortes, volviendo a mezclar Metal con una suerte de Neofolk y Psicodelia Progresiva. Extrañísimos efectos a las guitarras, cortes abruptos en las percusiones y regusto a Thrash técnico en algunos momentos. Fantásticas las voces, tanto limpias como guturales o ambas a la vez en un frenético y bizarro discurso narrativo musical que podría recordar a los enrevesados cambios de ritmo de Voivod en Phobos. Si esto no suena Avantgarde que me corten un dedo ahora mismo. Abrupto cambio de ritmo a un Black Death con "Robert" tras la fabulosa frase narrada: "Mr. Newton... You shall be no scientist as long as I´m Here"


Cuando entran las voces el tema se vuelve serio... esto parecen los primerísimos My Dying Bride con ese crudísimo sonido de los inicios aunque el arrope de teclados mayestáticos ponga el contrapunto más moderno y estilizado en los medios tiempos, cambios de tercio pseudo Prog y cosas así. Nunca he sido demasiado fan de tanta mezcla de estilos, pero es que Apples está jodidamente bien conseguido. La guitarra procesada que parece un sinte mientras un drone cuasi oriental flota de fondo es el paso perfecto hacia "Hermit", corte que cierra la primera parte del disco. Minimalista pieza de música Ambient y Electrónica experimental alucinantes.

"Become a Savant" es el segundo segmento que se abre con "Nullius in Verba". Lento ritmo procesionario a caballo entre Skepticism, Esoteric o esa forma tan particular de entender el Funeral Doom de Stjin Van Cauter... es más, no me quito de la cabeza cosas de The Nulll Collective. Opresión en estado puro de la que hay que escuchar con auriculares para captar los detalles de Drone espacial que lenta pero inexorablemente le van ganando la partida a la batería (mínima) para sacarte el alma a pedazos. "Edmond" y los preciosos cánticos femeninos a capela me pillan de sorpresa, estallando todo luego en un temazo de Gothic Doom clásico con un riff central de guitarra muy conseguido en un conjunto totalmente Old School. Ahora mismo estoy cagado en los pantalones con una sensación de Deja Vú bestial. 


"Revelations" se marcha al Noise en principio para ir dejando espacios de luz, boquetes existenciales sobre los que se cuelan detalles melódicos (aquí para mi gusto la batería adolece de fuerza). Aires folkies con la Jaw Harp en el comienzo de "New Tone", que luego va mezclando su hipnótica cadencia con la electrónica, voces narrativas y el doble bombo a todo trapo. Clímax raro como fumarse un cigarro de algas secas... quizás sea que hay THC en el ambiente por que el triposo "Modern History" me recuerda a partes de Grand Canyon de Skullflower durante segundos para luego tornarse (con ayuda de las voces) en unos Megaton Leviathan, a los que me vuelven a recordar bastante en ese largo fade out que resulta ser "Royal Society".

Un disco que me ha dejado muy marcado por su difícil clasificación y porque creo que lleva el término Avantgarde justo al lugar donde hay que llevarlo. Algún punto flaco pero no lo suficientemente importante para no catalogar a Apples como un disco imprescindible sobre todo para los oyentes que estén cansados de lo de siempre. 

domingo, 15 de marzo de 2020

LOS 3! - "Los 3!" (AUTOEDICIÓN, 2019)


Sobre J.G. Entonado (Arín Dodó) he escrito bastante y a estas alturas no creo que necesite presentaciones. A Jose María Pastor que entre otro proyectos, véanse por ejemplo Seidagasa, cuya reverencial colaboración junto a Niño de Elche fue monumental y de culto (pequeña reseña aquí) además de que participase en el excelente disco del proyecto AAA (reseña aquí). Gregorio Kazaroff también ha salido por estas lides pero sólo citado de pasada en el texto que publiqué sobre Degeneración Progresiva (aquí). Otro bastión importante en cuanto a la escena de la Improvisación Libre. Miembro de la Asociación Raras Músicas, y al igual que los otros dos artistas que conforman LOS 3!, grupo del que hoy os hablo, sus participaciones se van ramificando como una metástasis musical de esas en las que si empiezas a tirar del hilo la madeja se hace eterna.

LOS 3! por tanto y resumiendo son Javier Entonado a la guitarra eléctrica, efectos, corneta eléctrica; Jose María Pastor a la percusión, batería y Gregorio Kazaroff a la electrónica, Tape Collaging, corneta y percusión. Esta sesión que os traigo se graba en La Tortuga (Madrid) y es grabada/mezclada por el propio Jose María Pastor, con bizarrísimo artwork de Kazaroff. La edición es un correcto Cardboard y la música 35 minutos de puro delirio que paso a describir a continuación. No tengo claro del todo si es una autoedición pero es pergeñada bajo el auspicio del colectivo La Tatucera, que para que os hagáis una idea, os pongo aquí en un corta y pega sus ideales: "somos un colectivo de improvisadores libre y sin ataduras a ningún estilo estético. La acracia es nuestra seña de identidad".


Abre "Tacto" con fantásticas percusiones enclavadas en el Free Jazz agreste, esa escena salvaje Post Coltraniana que se cultivaría en sellos como ESP DISK o lo que es lo mismo, aire tribal, de raíz africana (Sun Raniana en detalles) y con mucho Groove. Al poco irrumpen extraños sonidos de guitarra eléctrica procesada, efectos y lo que pudieran ser sordinas de cornetas tocadas en Gravedad Cero. Fantástico el acercamiento de Los 3! a cosas como CASSIBER. "Estimado Público" juega con el procesado de cassettes (lo cual me lleva a reafirmarme en mentar a la escena del Rock en Oposición, Henry Cow, Frith y cosas por el estilo). 

Una aletargada panoplia de sonidos en una densa mortaja que se van moviendo por pura inercia hasta que la percusión entra para poner cada cosa en su lugar y llevar la estructura del tema. Música delirante que podría perfectamente formar parte de sellos como Cuneiform o Recommended por su acercamiento vanguardista, improvisatorio pero lírico, y con muchas esquirlas angulares (algo muy propio como digo del Avant-Rock). La forma de tocar la batería de Pastor puede recordar a Cutler mientras que los acercamientos de las cornetas remiten a Don Cherry en Codona (Los 3! parecen una extensión algo más eléctrica de aquellos y sin las connotaciones étnicas). Percusión, vientos y efectos (del tipo que sean) conforman una trenza sónica por la que trepa el oyente. 


Mitad Free Jazz, mitad experimentación pura y dura, la verdad es que es música de altísimo nivel. Ejemplo de todo esto es "Poder Sin Control" donde lentamente se adquiere un ritmo simple (cuatro por cuatro) en la percusión pero sin embargo rodeado de crescendos rocambolescos que te atacan con la delicadeza de un puño americano en manos de King Kong. Sigue "Rotación", con efectos electrónicos efervescentes donde cuesta discernir qué instrumentos están participando. La guitarra, tuneada de efectos suena al más puro estilo agresivo de Frith y al entrar la batería no puedo dejar de pensar en la escena Neoyorquina del Downtown. Sin embargo, hay mucha versatilidad y minuto y pico después se pasa a "Cavilando", introspectivo y ambiental muzak más propio de la Improvisación Libre. El asordinado abordaje de las cornetas recuerdan a un clarinete bajo y por momentos se me vienen la cabeza algunos discos de los Dead Neanderthals

Otro de los aspectos que más me han gustado es la ausencia de humor, voces y fanfarrias que suelen estropearme bastante la música (gracias a los cielos). Destaca el sincopado inicio de "Jubileo del Régimen", con idas y venidas de lo que parece un Digeridoo tocado sobre una base rockera, con interludios más sobrios rozando la Música de Cámara por instantes pero con vueltas a la estructura principal. Fantástico el soniquete espacial de fondo difuminando etiquetas al límite de lo imposible. El viraje hacia el Free Jazz más africano en "Orfebre" es una delicia y la corneta eléctrica se asoman a la etapa eléctrica de Miles, con esos delays y ecos flotantes como el humo de pebeteros, base que también se asoma en estructura en "Karma Nacional"... hipnótico, decadente e introspectivo.


Una de los puntos fuertes de la grabación es que todo suena a modo de Suite, con subidas,bajadas y cambios de ritmo funcionando a modo de discurso narrativo. La electrónica/efectos marca el ritmo percusivo en "Bajos Fondos", con cierto toque Noir e incluso Dark Ambient (lo cual me lleva otra vez a esas primeras grabaciones de Seidagasa). Proto Jazz Industrial en uno de los mejores temas del álbum... ominoso como asar sardinas en un bidón que hubiera contenido desechos nucleares. El fin de fiesta a esta obra la pone la guitarra eléctrica de "Veredictos". Nada de lo que escuchéis en Los 3! es lo que parece y diversas escuchas revelan infinidad de detalles.... aquí la banda despliega un rock desértico vestido de ligeras capas de Noise y Avantgarde estando más cerca de la música de David Lynch que de la Improvisación libre per sé

Recomendable como respirar o hacer la digestión. Os dejo enlace para esucha y para copias físicas abajo el facebook de Jose María Pastor.

miércoles, 11 de marzo de 2020

LOOKING FOR THE ELF - "HE, THE LION" (SACRAMENTO RECORDS SR029, 2019)


Nace un nuevo proyecto personal bajo el auspicio de la discográfica independiente Sacramento Records ya por la treintena o más de referencias en 7 u 9 años que llevarán de andadura. Esta vez os traigo a LOOKING FOR THE ELF, proyecto realmente difícil de clasificar, bastante ecléctico y que se vertebra en las guitarras, teclados, sintes, piano de Ortsac y las voces, guitarras, ritmos de Oremla, (los más torpecillos, dadle la vuelta a las letras) ambos miembros acompañados de toda una plétora de músicos de la escena sevillana como son:

Danielo Martínez (Mordida y Lamorte al bajo, Sergio Carmona (Malabriega y Ebola DP) a la guitarra eléctrica, Gonzalo Rodríguez (Efegon) a la guitarra acústica, Miguel Palou (DOCE FUEGOS a los violines mas algún que otro solo de guitarra de Joaquín Sainz de la Maza (Malabriega) y Juanma LC (Mordida y Lamorte). Para redondear el apartado técnico, se graba y mezcla por Souler en Sacramento Labs y se masteriza por Iván Ferro en los Kollapse Studio. Artwork del digipack en onda minimalista por Lucía V. sobre ilustración de G. López y el resto, la música.


Gran parte del catálogo que podemos encontrar dentro de Sacramento Records tiende hacia una modernización de sonidos o mejor dicho, una reinterpretación del Hardcore y el Post Rock bajo prismas véanse más melódicos, más devocionales, progresivos e incluso electrónicos. Es el caso de Mordida (reseña aquí), el Blackgaze de Lamorte (reseña aquí) o incluso el rock instrumental con trazas de Post Hardcore en Deviante (reseña aquí) y los más extremos Subliminal Chaos (reseña aquí).

Básicamente estos grupos citados son el germen que configuran a LOOKING FOR THE ELF en su debut, He, The Lion, una muestra de cómo hacer Post Rock experimental sin aburrir, sin guturales ni exabruptos, pero sí de una forma bastante exquisita que por momentos me recuerda a cositas del sello Kscope o incluso proyectos de Steve Wilson como Insurgentes. En cualquier caso, las etiquetas están para tomarlas con cautela y siempre es el oyente y su instante de escucha el juez supremo que establece hacia dónde cree que le transporta la música. En mi caso, esta es mi opinión:

Pausado, emocional y con un ritmo de pseudo-blues, se arrastra "This Cold Fire" en un plano hipnótico pero con cadencia de himno (muy al estilo de los temas lóbregos de los Bad Seeds). Precioso tema para abrir un disco en clave Post Punk... al más puro estilo de los proyectos más meditacionales de los sellos Glitterhouse o Neurot Recordings, la música sube enteros cuando entra el lamento del violín reforzando la sensación de estar asistiendo a una pespece de servicio fúnebre o similar. Mucha versatilidad a las voces, rozando el Proto Grunge en algunos momentos, más Gospeliana en otras (a lo Scott Kelly y cosas así). 


Difuminado final con un bajo imperturbable sobresaliendo en la mezcla, voces que se van distanciando y guitarra distorsionada que se lo va comiendo todo como una metástasis del alma y corte abrupto para que el violín finiquite el asunto. Sigue "Feed The Monster", con la acústica subrayando lo que podría ser una canción de campamento para músicos Indie. Se mantiene el tono sosegado con repuntes de agresividad a lo Nirvana o Mudhoney para ir lentamente desplazándose hacia esa fina línea difícil de definir entre el Neo Progresivo de los nuevos Anathema, Porcupine Tree y cosas así. "Bring your Stone" tiene mayor presencia de la percusión y una insistente línea de guitarra en comunión con una voz que repite las frases una y otra vez de forma mántrica, casi sin respirar y con pausas para agravarse en tono. 

La sensación que da este corte es la de falsa motilidad... ¿te estás moviendo o sueñas que estás moviéndote?. Shoegazing con una subcapa muy, pero que muy profunda de rock andaluz aunque no te lo creas. Hay que escuchar muchas veces el disco para captarlo en la forma de abordar las melodías en conjunto, además de que la repetición constante y en espiral crea una capa de psicodelia (irrumpen por aquí y allá detalles de teclados) que me recuerda a Hi Corea!. La mini Jam que nutre el final del corte, con guitarras y teclados en plan progresivo me reafirman en lo de los coqueteos con el Rock Progresivo Andaluz, mas allá de que haya o no integrantes aquí de Malabriega.


"Old Blood" es más oscuro. Por momentos la batería ejerce de puente hacia el Trip Hop pero quedándose a medio camino. Flota la electrónica y cuando todo se recrudece es imposible no acordarme de la progresión de ciertas bandas góticas de la escena Finlandesa aunque paro aquí e intento no liar más la madeja (qué diablos, la lío más... los últimos discos electrónicos de los italianos Canaan suenan parecido). Entra de nuevo el excelente violín de Palau subrayando la voz en vocoder de Almero. Si os quedaban dudas del Prog Andaluz, escuchad el inicio de teclados en "Feelings". Aromas cannábicos, triposo esbozo de subidas y bajadas de emociones con riffs agudos de guitarra esta vex sí, totalmente Emocore, Hardcore o (añade aquí lo que quieras)Core. Especialmente bueno el crescendo épico en un maremágnum de guitarras noise noventeras y decadentes notas de piano.

Para terminar, sístoles y diástoles hacen de percusión en "Found Souls", minimalista, atmosférica pieza que podría enclavarse dentro del rock australiano pero que también recuerda a cosa como lo que está haciendo Juan Aathma en Otus... una deconstrucción milimétrica del metal en elementos que se diluyen no en fuerza, sino en agresividad aunque el resultado venga a ser el mismo. Música agria para tiempos agrios.

martes, 10 de marzo de 2020

JAVIER ARNAL - "EL IMPOSTOR" (AUTOEDICIÓN, 2020)


Mi primer contacto con Javier Arnal fue como una eyaculación del miedo. 

La eyaculación del miedo es la sensación de zozobra/congoja que te entra cuando te enfrentas ante ilustres personas a las que admiras y que por alguna que otra razón pues se te cruzan en tu vida. Recuerdo aquella pavorosa polución como si fuera ayer. Estaba trabajando, me sonó el teléfono y lo que primero creía era una distorsión imposible o interferencia espacial, resultó que era una voz... un tipo que me llamaba; me llamaba a mi número personal para decirme en persona que le alegraba que me hubiera gustado su trabajo. A continuación decidí que cogería un cuchillo y me cortaría un dedo por cada gran artista que hubiera hecho algo parecido conmigo... hay alguno más y ahora, si veis que fallo en el texto, es que me faltan dos dedos de la mano derecha (hagan sus apuestas). El tiempo lo pone todo en su sitio y he descubierto que Javier Arnal es un jodido impostor. Es un impostor porque miente; sus canciones NO son defectuosas (ni de lejos) y encima NO me ha dado los besos que me prometió. 

En este su tercer disco en el que aparece a contraluz en la portada como una especie de vendedor de homilías ambulante (observad la maleta y el megáfono de la portada) se ha tornado más introspectivo en su nuevo álbum. Canciones Defectuosas (El Muelle Records EMR003 y reseña aquí) flotaba en un mar de aceite surrealista y etéreo, mientras que "Tus Besos" era una encubierta proclama sutil pro Porno Musical (El Muelle Records EMR034, 2018 y reseña aquí) entre la mejor pareja escénica que he contemplado en mucho tiempo. La grandísima Vera Acacio y Javier Arnal, aquel que se hace bocadillos de pan rayado mezclado con arena y lo mete garganta abajo con aguardiente clandestino.


Javier no es sólo un puto Chatarrero de Sangre y Cielo (para los más jóvenes, aleación sonora alquímica de tal trascendencia que debieras investigar); es un artista integral como la copa de un pino con un sólo defecto, que es humilde hasta lo imposible (en los tiempos que corren, es raro de ver).  Su música no tiene ánimo de lucro, porque como todo lo que surge de la resaca de los tiempos, es más catártico que otra cosa; es la necesidad de alguien que saca sus demonios a pasear... el alivio del fecaloma mental o la mentira que cuentas tras años de Tormento (de tormenta). El Impostor se graba y mezcla en La Casita Rosa Estudio, con fotos de Vera Acacio, maquetación de La Factoría y autoedición si no me equivoco. 

En líneas generales, personalmente es mi preferido de los tres discos que lleva editado. Tono fúnebre abotargado de notas meditabundas, flotantes y pseudo onírico contexto (como si se tratara de la banda sonora de una película apócrifa y bastarda de Jodorowsky); tintes Crooner e infinidad de detalles a todos los niveles. Si en discos anteriores había más voces de Vera, aquí casi todos los temas se estructuran gracias a la laringectomía vital de Arnal, que viene a sonar así como si se hubiera cortado la traquea, sacado las cuerdas vocales por fuera y fijado al cuello en un clavijero de carne y tendones (a lo Frankestein) para después rasgarlas con un arco de violín a la vez que canta (vale, es un poco rocambolesco, pero para cosas más simples puedes esperar la reseña de otros medios más concisos y  acertados que este). 48 minutos vertebrados sobre 15 cortes amortajados en salmuera, que huelen a herida sin cerrar (estigmas), a apocalipsis anticipado en sectas destructivas, a redención y a minimalismo mitocondrial (esto no me lo he inventado, o sí, tú verás).


"Las Puertas" es una intro a base de samplers, acoples, spoken word y cierto toque experimental. Suenan toques de saxos, Big Band añeja de otros tiempos, cellos, cuerdas y violines de Música de Cámara y Clásica. "El Baile", vals ralentizado que se elonga como un extertor en un velatorio anticipado; un piano que va girando lentamente hacia una estructura Gospeliana que puede recordar a un Nick Cave pasado de rosca (excelentes los lamentos de Javier al más puro estilo Ranchera Necrótica) y de fondo la sempiterna nota de Hammond mantenida imbuida de religiosidad apócrifa. 

Es el vals que bailan las neuronas en tu cabeza cuando te pasas de benzodiazepinas. Rompe el disco como pus en un grano infecto la guitarra distorsionada en "Canta", con voz entre susurro y Spoken Word manteniendo esa finísima pero atmosférica base de sintes. La percusión, aunque puramente testimonial, lleva un ritmo básico bluesero que invita al llanto y lo que parece un acordeón termina de bordar (al modo circense) un crescendo espectacular embebido de atmósferas y música de tiovivo.

"La Amapola" tiene ese toque irreal de Carlos Desastre, 713ºAmor y similares, con un riff de guitarra sixties garajera y algo de Swamp Rock. Los detalles vocales de Javier han ganado en versatilidad amoldándose como un guante a lo que creo que son los arreglos de la segunda guitarra de Vera. Pausa para eructar (literal) y pasamos a "La Ayuda", sureña en la forma de abordar las guitarras y con un groove magnífico obra y gracia de la gran producción (cierto reverb y ecos le dan el toque perfecto). Guitarra y Hammond en "El Bolero", quizás de los temas que más me recuerden al disco anterior... posiblemente sea de los temas que Lynch gustase bailar en visitas a un garito perdido en un México paralelo adimensional. Sigue "El Camino", cruce entre un Dark Folk, Chanson y banda sonora de un Western hispano italiano. El acordeón nunca defrauda y su tristona cadencia va de la mano con la voz, rica en inflexiones (algo menos pétrea para que se me entienda). Todo triturado en un zumo Morriconiano precioso.


Por fin hace acto de presencia la bellísima voz de Vera Acacio en "Si Tú Supieras". Seductora voz con ligeros subrayados de Javier que parece flotar en un luminoso plano existencial sobre idas y venidas de guitarras retroalimentadas. Corta pero muy intensa (eyaculación del miedo), contrastando con la hostia a mano abierta de "El Impostor", un Noise Rock que pelea con el Rock Protesta (vale, Los Suaves quizás es mala comparación), pero imaginaos los primeros tiempos de la banda de Orense cuando la juventud y su mala baba estaban a flor de piel. Final abrupto y nos vamos a "El Buhonero", etílica, de magníficos arreglos de los sintes y percusión más elaborada y curioso pero junto a las guitarras acaba flotando en lo que podría ser un Proto Tango Psicodélico. 

"Beneath The Rose", versión de Mica P. Hinson ya tuve ocasión de escucharla en directo (Vermú Sessions de La Polivalente) hace un par de años (reseña aquí). Sólo apostillar que si fallezco antes que Javier, me silbe esta tonadilla mientras me cae la tierra en la tapa de madera... o que contrate a alguien para hacerlo (al fin y al cabo es un jodido impostor). Dessert Rock y soundscapes en la instrumental "La Pequeña"; puente hacia los silbidos (eyaculación del miedo) de "El Fin"


Atemporalidad caleidoscópica para otro magnífico y corto Spoken Word a cargo de Vera Acacio alternándose con Javier en los Pimpinela Impostores y regusto musical a las bandas sonoras de las películas italianas de los 70 (Luis Bacalov, Ortolani y gente así). El tramo final es de órdago. Otra pequeña pieza en "La Culpa", intimista  piano, violín y teclados virando hacia "El Hogar", cotidiano Field Recording familiar sobre el que irrumpe un piano recordándome a esas cajas de tiempo que se entierran y son encontradas décadas después. Como un viejo vinilo, como una vieja carta de amor amarillenta, como el documento de identidad de un fenecido que aparece en una mudanza, como el olor a alcanfor de tu jodido altillo, como los recuerdos borrosos de tu adolescencia (cuando las eyaculaciones eran de placer y no de miedo)... como el plástico de un condón que se torna quebradizo.

Remata el asunto un remix sui generis de Julio Senmove en plan Industrial que me ha volado la cabeza, poniendo el broche de oro a otra maravilla de disco de un par de artistas (Javier Arnal y Vera Acacio) que no es que jueguen en el underground, es que tú vives como oyente en la puta inopia.

Os dejo el perfil de Javier para los que queráis haceros con el disco:


sábado, 7 de marzo de 2020

BLADIMIR ROS en Sala Velvet (Málaga, 6 de Marzo)


De mi bolsillo he pagado mi teoría. Tras ahorrar en una hucha durante unos años he conseguido hacer realidad mi proyecto; hacerle una Colonoscopia al Titanic y averiguar la verdad última sobre la banda que estaba tocando antes del impacto con el Iceberg. Grandes despliegues técnicos, una sonda kilométrica que se hunde hasta el fondo abisal y penetra por el ano del barco, abre puertas, derriba otras, se abre paso entre moluscos y detritus iluminándolo todo con una leve luz, que realmente no vale de nada porque la descomposición fatua de las algas y los huesos alumbra de sobra el panorama.

Entramos en el bar y mi teoría es cierta... allí, incólumes, vivos todavía y tocando. BLADIMIR ROS eran los invitados aquella noche, con su agresividad contenida, con su Surf encubierto de Punk (o viceversa), con su aquiescencia, presencia teatral que impone (y mucho). La banda sonora de la España Profunda estuvo invitada a tocar aquella noche, y ni el pánico alarmista del CoronaImpacto con el Iceberg les restó valentía. Y se llevaron de calle a unos ilustres espectadores (ilustres algunos, ilustrados otros, esbozos que se difuminan los que no fueron) que tuvieron que bailar porque sus ritmos de Tango Bastardo eran tan infecciosos que hubiera desencajado la prótesis de cadera de cualquier anciano. 

Sí, mi teoría es correcta como lo fueron otras. El Triángulo de las Bermudas es en realidad un Octoedro, los Ovnis son en realidad Frisbees vistos por alcohólicos, las apariciones fantasmales, sean del Bandido de El Cucaracha, los delirios de El Rey de Andorra o de quien sea son las manifestaciones psíquicas del recuerdo oral que se lanza en cantares de ciego... y así hasta el infinito.




Una teatral puesta en escena gracias a Ros, un frontmant de los que ya escasean y están en extinción, mientras una banda enchaquetada de negro y rojo, para mí símbolo de la resistencia y el anarcosindicalismo, para ellos yo que sé, que no les he preguntado, allí desgranando riffs de Slide guitar mezclados con el rasgueo impoluto de la acústica, y una base rítmica imperturbable como imperturbables son los soniquetes de una Feria de Barrio.

Lástima lo del Titanic, pero oigan, que me alegro de que la banda haya sobrevivido y esté ya en proceso de rescate a la superficie. Lo mismo ahora esos que dicen que son Periodistas Musicales se hacen eco de lo que debería de estar ya por escrito, y no ser simplemente un  boca a boca. Porque BLADIMIR ROS, de los que te hablé aquí, se llevan de calle a tus bandas favoritas y los ahogan en aguardiente y salmuera (mezclados a partes iguales). Los temas que sonaron mucho más agrios que en el disco (los que salen) y los que no conocía que ojalá se graben pronto porque son una delicia. Todo eso y más se escuchaba por la sonda que penetró en las profundidades de un Titanic Globalizado hundido para siempre entre Turistas despistados.

Y SOPLARÉ,
Y SOPLARÉ,
Y VUESTRA CASA, DERRIBARÉ...
Y LA RABIA, Y LA RABIA...
Y LA RABIA QUE OS TUMBARÁ,
Y LA RABIA QUE OS TUMBARÁ, 
SERÉ ... (crack, golpe con el Iceberg)

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Galería de Fotos obtenida por la Sonda Anal Mortimeriana XB33:


























viernes, 6 de marzo de 2020

STEVE PICCOLO - "DOMESTIC EXILE" (MENTAL EXPERIENCE MENT029, 2020)


"I don´t think I knew anyone who had an actual bed in those days"
Steve Piccolo

El sello MENTAL EXPERIENCE, acetábulo batrácico de GUERSSEN, recupera Domestic Exile de Steve Piccolo, que si mis datos son los correctos, saldría a cargo de Materiali Sonori en un lp que sonaba regular tirando a mal. Hablar de Steve Piccolo es meterse dentro de la escena Arty, el Rock Experimental y la vida cotidiana artística en el New York de finales de los 70 y comienzos de los 80.

Artista de esos que yo llamo "integral" porque básicamente abarcan todo espectro conocido, desde la música al teatro, la performance, música para instalaciones, videocreaciones.... esa clase de personaje de difícil encasillamiento más fácil quitarse de en medio si añades un simple Avantgarde a todo lo que hacen. Tras ese tremebundo disco de The Lounge Lizards, deconstrucción molecular del Free Jazz hacia la No Wave y posiblemente uno de los discos más influyentes de la historia (vaya, no en vano andaban por allí Evan y John Lurie, Arto Lindsay, Anton Fier o la producción de Teo Macero....), refleja sus inquietudes en solitario tras dos semanas de febril composición.

Lo tremendamente curioso de estos discos es que funcionan mucho a modo sociológico siendo fiel reflejo de lo que se vivía en las escenas de la época. Piccolo pululando allá por Wall Street durante el día, por la noche con su vida de clubs nocturnos y salas de arte (recomendado ver el documental 135 Grand Street New York 1979)... eso sí, acompañado, nunca sólo... es la época de lo comunal: "I was always facinated by society´s total droputs, and by the idea of surviving completely outside the system, without an identity, papers, money, job, family. But not without friends... that would be unthinkable, unnecessary cruelty".


Estamos en plena descomposición del Punk Rock, la extraña sístole del Post Punk y la diástole de la No Wave, mas esa frenética actividad proveniente de la experimentación de la AACM en Chicago, que a finales de la década de los 70 ya había elevado el Free Jazz a una categoría que todavía hoy día es digna de estudio. El aparato circulatorio de todo aquello se retroalimenta y vino a llamarse Downtown Neoyorquino, traspasando barreras y copulando con el Avant Rock inglés para crear múltiples asociaciones moleculares a través de Henry Cow y las colaboraciones (infinitas) de Fred Frith aquí y allá. Como resumen, las fronteras de diluían, tanto físicas como estilísticas.

Tras ese homónimo debut de The Lounge Lizards, Steve Piccolo, en colaboración con Evan Lurie y G. Lindahl graba una de esas joyas que se tiran enterradas en el boca a boca demasiado tiempo. Primeras escuchas pueden dar una sensación extraña de Folk minimalista urbano, con ecos a Patti Smith, John Cale y el Spoken Word pero con esos detalles tan bizarros que definieron a Half Japanese y a su mente pensante, el ínclito Jad Fair (maestro en el abordaje del Lo-Fi alternativo).

La música se concibe en inicio como banda sonora a una Performance pero poco a poco el proyecto se reafirma en banda y Domestic Exile acaba grabándose en ZBS Foundation con nada más y nada menos que Bob Bielecki (Laurie Anderson o La Monte Young) a la producción. 39 minutos distribuidos en 12 perlas.


La formación la que he comentado: Piccolo cantando, a la guitarra eléctrica, bajo y contrabajo y la percusión; Evan Lurie al Farfisa y los sintes de G. Lindahl. El vinilo tuvo muchos problemas para editarse, con fallos en el tracklist y un mal prensaje, y ahora rescata en todo su esplendor MENTAL EXPERIENCE, con remasterización de Gak Sato y un extenso booklet a cargo del propio Steve Piccolo.

Abre "The Bell", pulsátil e inclasificable. Minimalista abordaje con bizarros arreglos de sintes rozando el Psych con una guitarra que irrumpe en modo garajero para amputarse cuando acompaña a la voz. Una tonadilla del espacio exterior que finaliza con voz y Farfisa en un Gospel Folk eclesiástico con olor a Zotal... y vuelta al burbujeante sintetizador en modo psicodelia sixties. "Young and Ambitious" suena a una deshidratada Velvet Underground despojada de elementos rock y revestida de algo del aroma a plástico del SynthPop (como esas patatas fritas light que nunca llegas a sentir explotar su sabor en la boca). Repetitiva, excesiva y con un ligero atisbo de Rhythm n´ Blues de laboratorio acentuado en afiladas guitarras y voz pasada por filtro vocoder en "Past Life" a modo de manifiesto panfletario anti-todo de esos que tenían que pulular por las calles de New York City. Repetidas escuchas van destapando infinidad de detalles que hacen que el minimalismo te estalle en racimos sonoros como los fuegos artificiales (la guitarra parece sacada de la pesadilla de un joven Marc Ribot).


"Modern Man" lleva a Cale o Lou Reed a una Iglesia Pentecostal alternativa que venere a un Dios Nuclear. Detalles folkies, tropicalismo (o algo así mutado) para un corte donde el bajo hace arabescos sobre percusiones latinas y una sola nota del Farfisa que se repite hasta sacarte de quicio. Pero ojo, que encima el tema se permite acabar en modo bailable si tienes maracas a mano. Cuesta no creer que uno está ante un Nugget de esos perdidos de los años 60 en "Businessman´s Lament". Quizás sea la voz, siempre a caballo entre lo cantado y lo susurrado, y el tempo en general lento lo que nos lleve a confusión (joder, si hasta parece Donovan o un grupo de Prog Rock en una balada añeja)... al menos hasta que eclosiona el tema en pura experimentación partiendo en dos el tema mas repuntes de sintes Lo Fi del espacio exterior.

Esos mismos efectos se continúan para estructurar el escaso minuto de "Bleecker Street", que viene a ser algo así como si Sun Ra estuviera leyendo un flyer de la Angry Brigade con guitarra y Casiotone por acompañamiento.


La otra mitad del disco es igual de insana. "My Face" en clave Disco Funk desvirtualizado hacia el Post Punk de los primeros Talking Heads con una fantástica la guitarra. Asisto impávido a cómo se acerca Piccolo en esencia a los CASSIBER. "Stray Man" es otra proclama contestataria de andamiaje deudor de Lou Reed con maravilloso contraste entre una melodía que se atisba (rápida y en segundo plano) bajo la línea vocal, virando hacia ese precioso piano que abre "Superior Genes"; se doblan las voces y se punkarriza el asunto con una leve pero acertada distorsión de la guitarra. La letra se te va clavando como un himno de  Spoken "Punk" Word cada vez más a lo Lydia Lunch redondeando uno de los mejores cortes del disco, que vuelve en sus últimos instantes al preciosismo inicial.

Tramo final con la angular "Talk to Me" (Frith a reventar por los cuatro costados, deconstrucción incluida), la apoteosis folk cabaretera de "I Don´t Want to Join a Cult", con pandereta al más puro estilo himno de culto sectario (el Farfisa subrayando el estribillo) y "Apología" volviendo por los terrenos de la Velvet Underground, con Piccolo fagocitando nicotina sobre un piano desquiciado, un contrabajo contorsionándose en atisbos Jazzísticos y lentísimo fade out rozando el Drone.

Imprescindible como imprescindible es visitar el siguiente enlace Red Letter Edition N°01 by E IL TOPO.



lunes, 2 de marzo de 2020

GIRON - "JAPAN TOUR 2019" (MUSIC2DREAM, 2019)


          Un precioso digipack a 3 paneles recoge el disco en directo Japan Tour 2019 de GIRON, del que os he hablado en infinidad de ocasiones tanto cuando era parte integrante de la banda de Space Rock El Círculo de Willis como en su faceta en solitario o incluso acompañado del inquieto pionero Miguel A. Ruíz en Zytospace (reseña aquí).

Grabado en directo en enclaves de Takayama y Kyoto en lo que son 55 minutos mas dos especiales Bonus Tracks que os describo al final. El Miniset usado: Korg Electribe 2, sequences and percussion Korg Microsampler, Mellotron libraries, Synth and Fx Zoom Ms-70cdr y Echo, Delay and Ensemble. Os dejo estos datos para los que gustéis de indagar en los detalles técnicos. Por cierto, el diseño espectacular del digipack, editado nuevamente por su sello MUSIC2DREAM es obra del propio Girón y cuenta con unas maravillosas fotografías de campo, además de estar limitado a 200 copias.


El disco lo abre "Cross The Line", tema perteneciente a su debut Forest (reseña aquí). Una cadencia casi oriental arropa unas líneas de piano ensoñadoras y con algo de Delay. Ponemos nuestra psique en modo contemplativo y pronto empiezan esos burbujeos espaciales propios de la electrónica alemana (sea escuela Berlinesa, sea de Dusseldorf), la escena francesa de los 70 (no voy a repetirme en cuanto a conceptos, Michel Magne, Jarre o Vian porque ya he hablado de todo eso en las reseñas a las que os voy a ir enlazando). Escuchado con auriculares, resalta la impresionante entrada de los secuenciadores a partir del minuto 2, lanzándonos de lleno al Espacio Exterior, puro reflejo macrocósmico de lo interno.

Tangerine Dream o Schulze dibujando esbozos lisérgicos en un Telesketch Ciclópeo donde tiempo y espacio se unen en singularidades.  Sigue "From Outer Space", del disco Stones (reseña aquí). Sigue siendo percusivo, mistérico y deudor de civilizaciones perdidas con esos sincopados ritmos cabalgantes. Toques a Vangelis y el primer Michel Huyen con Neuronium, devaneos de sintes en soliloquio con lo eterno (¿o es un diálogo desconocido entre planetas?). Atemporal y cargado del mayestático empuje propio de la música contemplativa que se extraía de forma casi alquímica de los primeros sintetizadores en los años 70, si te dejas llevar resulta insistente, taladrante como hacerle una traqueostomía percutánea a un Dios de Piedra ingresado en la UCI de los Avatares allende el confín de los tiempos.


Sigue "Ode to a Suiseki" también de Stones. El tema me sigue igual de luminiscente así que copio y pego lo que dije en su día de él: "SUISEKI (sansui kei-seki) es una palabra japonesa que se refiere a una pequeña piedra que imita las formas y colores de la naturaleza tanto en su reino animal como vegetal. La meditación sobre la imagen de estas piedras, algo así como el uso contemplativo de las formas nubosas, conforma el Leit Motiv (si es que no se me ha ido la cabeza) del corto y precioso tema ODE TO SUISEKI. Una preciosa letanía que me pone los vellos de punta".

Lo único que quiero añadir es que su carácter introspectivo ha tornado estructuralmente en mi psique hacia una canción de cuna para Civilizaciones Extinguidas. Fabuloso "To The Inner Temple" de Clouds (reseña aquí). Ominoso y oscuro como la primerísima etapa de Tangerine Dream (Pink Years) o los fuera del tiempo y el espacio dioses Popol Vuh, aunque luego se metan Carpenterianas bases rítmicas de Synth Pop (pero sin perder nunca la sensación de estar flotando a la deriva). La grandeza de GIRON reside en su exquisito gusto por la melodía que casi se palpa y extiende a otros sentidos... puedes evocar olores y tactos a partir de la paleta expresiva inagotable del artista.

Llegados a este punto, mi imaginación se va a esos parajes naturales japoneses, a ese equilibrio biorrítmico en la arquitectura y su comunión con la naturaleza y a qué experiencia tiene que haber sido escuchar estos temas in situ cuando se tocaron (quién sabe, quizás haya otro DVD de por medio como el que sacó hace unos años de las Recording Sessions Vol.1). Quien confunda esto con New Age haría bien en hacerse una purga existencial mediante bolas chinas del tamaño de meteoritos, por cierto.


Sigue "Inside The Forest", segundo corte de Forest, y que por su carácter bailable siempre me ha recordado más a la escuela francesa de electrónica o al griego Vangelis. En cualquier caso, las bases secuenciales, los loops y demás trucos percusivos no le restan un ápice de epicidad al conjunto. Los 12 minutos de "Nachi", tema que no he conseguido ubicar y que puede ser una improvisación.

Por arriesgarme digo que puede hacer referencia a la Cascada Nachi (Prefectura de Wakayama), de las más altas de Japón y coronada por dos rocas que se veneran como casa de un Kami, denominado Hiryū Gongen, guardián de las cataratas y del santuario sintoísta; agua que fluye sin fin como el atributo de la Compasión. En lo musical, otra vuelta sinusoidal de detalles que van desembocando a otro bastión pseudo-bailable alucinante, al más puro estilo de lo que se haría ya en el Kraut en los primeros 80, cuando despojado de sus otros proyectos, grandes nombres del género como Schnitzler se aventurarían en solitario en proyectos netamente electrónicos sin base rockera aunque bien es cierto que Cluster (sin la K) siempre abogarían por estos terrenos en todas sus etapas.

Los dos bonus tracks incluídos son grabaciones de campo, una del río Miyagawa y otra de los cánticos monásticos matutinos de los monjes en el Hokkeji Temple. Adorna el interior del digipack un trozo de la Tama "Superstation Master" Tape... un adhesivo que homenajea a la gata Tama, cuya historia podéis empezar a investigar aquí mismo.

Una edición imprescindible de un músico siempre a contracorriente.