Ya lo decía DAVID STUBBS de forma magistral en su recomendadísimo libro "Future Days". Algo tiene el Krautrock y la Kosmische Music que vuelven una y otra vez. Lo explica de forma sublime y no es mi intención usar sus reflexiones pero no puedo ni por asomo obviar que mientras géneros como el progresivo sinfónico a la inglesa han caído en un ostracismo anquilosador producto de su propia idiosincracia anticonstructivista y sectaria (como símil, casi que el progresivo en sí hace décadas que es igual de rígido que el Heavy Metal), el siempre mal llamado Krautrock funciona como una especie de bálsamo/fórmula magistral de la que beber constantemente y a la que todo aquel que luce la etiqueta de avangarde recurre en alguna que otra ocasión... sea cual sea el estilo que practiques. Desde el metal extremo al pop electrónico de hoy día.
El músico alemán occidental experimental medio se rebeló contra los estilos de la inocua canción popular alemana (Schlager) rebelándose contra el preciosismo virtuoso de los músicos foráneos o las radio fórmulas a lo THE BEATLES y similares para abordar un sonido que ya venía urdiéndose gracias a las particularidades sociales/humanas del fin de la guerra en Alemania. Hasta el mismísimo BRIAN ENO se iría a Alemania a colaborar con los HARMONIA; el llorado BOWIE en su etapa Berlinesa a modo de gurú recabaría allí tras quitarse su ambiguo traje Glam y de seguro la actual escena electrónica/techno no se concibe si no se hubiese dado la escena de Berlín tal y como la conocemos hoy día (no entro en corrientes como la de Dusseldorf porque sería interminable o la música industrial con claros referentes Pre-EINSTURZENDE NEUBAUTEN como son los FAUST).
El Krautrock fue denostado, risible y puteado en su propio país. Ninguneado al extremo, hoy se sostiene impertérrito y atemporal y son muchos los que bucean en sus parece que inacabables arcas de oscuras joyas aunque el ritmo motorik haya sido usado hasta la saciedad y la fina línea que divide a hombre y máquina esté difuminándose.
Pero ojo, que quizás esté divagando en una dirección errónea, porque la escena electrónica francesa con músicos del calibre de JARRE, MICHEL MAGNE o PATRICK VIAN también podría aparearse con su homóloga alemana pero en una línea temporal quizás distinta. ¿Está todo inventado?... puede que sí, y el largo espectro de grandes nombres como TANGERINE DREAM, SCHULZE, VANGELIS o MICHEL HUYGEN (NEURONIUM) son sin duda bastiones/columnas de un templo que se construyó en los 70 a modo de oráculo pero que por alguna extraña razón sigue ahí, iluminando y agitando las mentes de músicos que viniendo de todas las vertientes (desde el metal hasta el progresivo puro y duro), acaban obsesionados con los osciladores, secuenciadores, monotrones y demás maraña de cables que emulan una red neuronal... una red neuronal que se mueve a base de impulsos sonoros a priori asépticos pero más humanos y sociales de lo que podría parecer (vuelvo a remitirme al maravilloso ensayo de Stubbs en comparaciones tan acertadas como KRAFTWERK y los viajes en tren o las hipnóticas carreteras alemanas en "Autobahn").
GIRON nos trae su tercer disco tras los maravillosos "Forest" (2014) y "Stones" (2015). TOMÁS FERNÁNDEZ GIRÓN es la persona detrás de este proyecto (también como bajista en los recomendadísimos EL CÍRCULO DE WILLIS) y sobre su biografía no voy a añadir nada que no haya dicho en las anteriores reseñas, que os recomiendo releáis para situaros en contexto. Hay muchos músicos haciendo esto hoy día, pero GIRON destaca ostensiblemente por espíritu, pasión y destreza... en resumidas cuentas, su música llega, te toca y si te descuidas, rozas el éxtasis de forma sutil (y sin sustancias modificadoras de la conciencia mediante). Alquimista de melodías espaciales y embajador atávico del sonido electrónico del universo.
El disco se graba en directo en los COSMIC ELECTRIC SECTOR STUDIO de Madrid en varias sesiones y el artwork interior cuenta con espectaculares fotografías de MARTA FERNÁNDEZ IBAÑEZ (desde Irlanda, al igual que en el anterior trabajo si la memoria no me falla). Para los eruditos técnicos, aquí cito una lista de los instrumentos usados: Vermona Perfoumer, Beatstep Pro, Streichfelt, Microsampler, Microbrute, Dreadbox Erebus, K-Station, Monotribe, Small Stone, DD3, DD7, Doepfer Schaltwerk, SCI Sixtrak, Reel Echo, Small Stone y Mfb 522 (impresionante, no?).
El pack especial puede pillarse con un dvd de más de dos horas de duración donde puede verse el desarrollo en vivo de los temas, experiencia embriagadora, sugestiva e hipnótica (algo así como esas viejas emisiones de la SWR de estridentes colores que bordean lo epiléptico).
"Stratus" abre el disco con un etéreo soundscape de 15 minutos de duración. Un viaje por los estratos de la atmósfera. Troposfera, ionosfera, estratosfera, quimioesfera o exosfera tienen su particular homenaje sónico ascendente. Los instrumentos electrónicos bien podrían ser realmente nitrógeno, argón, ozono o vapor que al caso qué mas da si la mayestática sensación de haber perdido masa y estar flotando es tan real y palpable. Los angelicales coros son muy deudores de VANGELIS o de la escuela electrónica francesa y otorgan la dosis justa de epicidad que la música precisa.
Y dejadme hacer otro inciso. Para el profano quizás este tipo de sonoridades puedan entroncar con la World Music o la New Age, craso error muy común fruto de tener las orejas romas y poco afiladas. La Kosmische pudo influir en aquella, pero el sustrato siempre es agrio, ligeramente perturbador y al contrario que la New Age, no busca la realización personal sino la simbiosis hombre/máquina de la que os hablé al principio. Escuchad "To The Inner Temple" y su inicio con ecos a lo POPOL VUH que da paso en breve a unos biorritmos percusivos alucinantes con espectrales toques Giallescos y Carpenterianos (cinemáticos en suma), para ir transformándose todo en una rendición a "Vuelo Químico"/"Quasar 2C361" de NEURONIUM. Si os parecen muchos detalles estos, poneos los auriculares y veréis que me quedo corto.
Para romper la sobriedad, nada como la nana cósmica minimalista "Blow", puente hacia "Between The Clouds", que vuelve a captar los ecos rituales, mántricos y pastorales de los POPOL VUH de su etapa media... hasta que vuelven a irrumpir esos sincopados ritmos a mitad del corte trazando una melodía introspectiva que se desplaza a trompicones como las gotas microscópicas o cristales de nieve que yacen suspendidos en la atmósfera dispersando la luz en prismas imposibles: el ritmo en cierta medida se posterga casi sin descaso con la melodía en espiral de "Cumulonimbus" (el término hace referencia a nubes grandes de alto desarrollo, densas y húmedas con aspecto algodonoso y generalmente vórtices de granizadas, tormentas y otros fenómenos violentos) que pronto arranca por derroteros duros cuasi techno que son una gozada.
Bailar cabalgando un Cúmulus Congestus desnudo y empapado en humedad en la discoteca onírica en la que nadie cabe pero todos entran. La lluvia no es agua sino jugos lúbricos que caen de la orgía acuosa resultante de la condensación del acto sexual.
"Through The Air" cierra como empezó el disco. Una letanía ambiental a lo ENO dirigida a disolver la consciencia. "Clouds", tercer disco de GIRON, es uno de los discos del año en su estilo (venga, creadores de listas del año, sacad libretas) y una poderosa muestra de que lo analógico todavía pervive en un mundo que tiende al Plug-In y a la aplicación Android.
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