Nace un nuevo proyecto personal bajo el auspicio de la discográfica independiente Sacramento Records ya por la treintena o más de referencias en 7 u 9 años que llevarán de andadura. Esta vez os traigo a LOOKING FOR THE ELF, proyecto realmente difícil de clasificar, bastante ecléctico y que se vertebra en las guitarras, teclados, sintes, piano de Ortsac y las voces, guitarras, ritmos de Oremla, (los más torpecillos, dadle la vuelta a las letras) ambos miembros acompañados de toda una plétora de músicos de la escena sevillana como son:
Danielo Martínez (Mordida y Lamorte al bajo, Sergio Carmona (Malabriega y Ebola DP) a la guitarra eléctrica, Gonzalo Rodríguez (Efegon) a la guitarra acústica, Miguel Palou (DOCE FUEGOS a los violines mas algún que otro solo de guitarra de Joaquín Sainz de la Maza (Malabriega) y Juanma LC (Mordida y Lamorte). Para redondear el apartado técnico, se graba y mezcla por Souler en Sacramento Labs y se masteriza por Iván Ferro en los Kollapse Studio. Artwork del digipack en onda minimalista por Lucía V. sobre ilustración de G. López y el resto, la música.
Gran parte del catálogo que podemos encontrar dentro de Sacramento Records tiende hacia una modernización de sonidos o mejor dicho, una reinterpretación del Hardcore y el Post Rock bajo prismas véanse más melódicos, más devocionales, progresivos e incluso electrónicos. Es el caso de Mordida (reseña aquí), el Blackgaze de Lamorte (reseña aquí) o incluso el rock instrumental con trazas de Post Hardcore en Deviante (reseña aquí) y los más extremos Subliminal Chaos (reseña aquí).
Básicamente estos grupos citados son el germen que configuran a LOOKING FOR THE ELF en su debut, He, The Lion, una muestra de cómo hacer Post Rock experimental sin aburrir, sin guturales ni exabruptos, pero sí de una forma bastante exquisita que por momentos me recuerda a cositas del sello Kscope o incluso proyectos de Steve Wilson como Insurgentes. En cualquier caso, las etiquetas están para tomarlas con cautela y siempre es el oyente y su instante de escucha el juez supremo que establece hacia dónde cree que le transporta la música. En mi caso, esta es mi opinión:
Pausado, emocional y con un ritmo de pseudo-blues, se arrastra "This Cold Fire" en un plano hipnótico pero con cadencia de himno (muy al estilo de los temas lóbregos de los Bad Seeds). Precioso tema para abrir un disco en clave Post Punk... al más puro estilo de los proyectos más meditacionales de los sellos Glitterhouse o Neurot Recordings, la música sube enteros cuando entra el lamento del violín reforzando la sensación de estar asistiendo a una pespece de servicio fúnebre o similar. Mucha versatilidad a las voces, rozando el Proto Grunge en algunos momentos, más Gospeliana en otras (a lo Scott Kelly y cosas así).
Difuminado final con un bajo imperturbable sobresaliendo en la mezcla, voces que se van distanciando y guitarra distorsionada que se lo va comiendo todo como una metástasis del alma y corte abrupto para que el violín finiquite el asunto. Sigue "Feed The Monster", con la acústica subrayando lo que podría ser una canción de campamento para músicos Indie. Se mantiene el tono sosegado con repuntes de agresividad a lo Nirvana o Mudhoney para ir lentamente desplazándose hacia esa fina línea difícil de definir entre el Neo Progresivo de los nuevos Anathema, Porcupine Tree y cosas así. "Bring your Stone" tiene mayor presencia de la percusión y una insistente línea de guitarra en comunión con una voz que repite las frases una y otra vez de forma mántrica, casi sin respirar y con pausas para agravarse en tono.
La sensación que da este corte es la de falsa motilidad... ¿te estás moviendo o sueñas que estás moviéndote?. Shoegazing con una subcapa muy, pero que muy profunda de rock andaluz aunque no te lo creas. Hay que escuchar muchas veces el disco para captarlo en la forma de abordar las melodías en conjunto, además de que la repetición constante y en espiral crea una capa de psicodelia (irrumpen por aquí y allá detalles de teclados) que me recuerda a Hi Corea!. La mini Jam que nutre el final del corte, con guitarras y teclados en plan progresivo me reafirman en lo de los coqueteos con el Rock Progresivo Andaluz, mas allá de que haya o no integrantes aquí de Malabriega.
"Old Blood" es más oscuro. Por momentos la batería ejerce de puente hacia el Trip Hop pero quedándose a medio camino. Flota la electrónica y cuando todo se recrudece es imposible no acordarme de la progresión de ciertas bandas góticas de la escena Finlandesa aunque paro aquí e intento no liar más la madeja (qué diablos, la lío más... los últimos discos electrónicos de los italianos Canaan suenan parecido). Entra de nuevo el excelente violín de Palau subrayando la voz en vocoder de Almero. Si os quedaban dudas del Prog Andaluz, escuchad el inicio de teclados en "Feelings". Aromas cannábicos, triposo esbozo de subidas y bajadas de emociones con riffs agudos de guitarra esta vex sí, totalmente Emocore, Hardcore o (añade aquí lo que quieras)Core. Especialmente bueno el crescendo épico en un maremágnum de guitarras noise noventeras y decadentes notas de piano.
Para terminar, sístoles y diástoles hacen de percusión en "Found Souls", minimalista, atmosférica pieza que podría enclavarse dentro del rock australiano pero que también recuerda a cosa como lo que está haciendo Juan Aathma en Otus... una deconstrucción milimétrica del metal en elementos que se diluyen no en fuerza, sino en agresividad aunque el resultado venga a ser el mismo. Música agria para tiempos agrios.
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