martes, 10 de abril de 2018

TRÍO MUDO -‎ "Del desencanto a la locura, después de tantos años (II)" en LA CAJA BLANCA, MÁLAGA


Las diversas líneas temporales de un ya bastante resignado LEOPOLDO MARÍA PANERO conviven en una suerte de Lóbulo Temporo Medial donde recuerdos, hechos y eventos emulsionan. Emulsionan de una forma mucho más calmada en las imágenes y soliloquios recogidos en "Después De Tantos Años" (1994, RICARDO FRANCO). En contraste con la biliosa y agridulce lengua afilada como un cútter en "El Desencanto" (1976, JAIME CHÁVARRI), en ocasiones se diría que la visión de sí mismo bordea el anti existencialismo de SARTRE en "La Náusea" y dedica bastantes reflexiones a su expresión, su faz demacrada o su carcasa humana que poco o nada parece tener de crisálida. ¿Un loco a ratos o a tiempo completo?... parece que casi es una profesión la que ejerce PANERO en estos instantes de extrema intimidad que se nos revelan insólitos ahora que nuestro cine se ha convertido en algo aséptico y vacuo. En "Después De Tantos Años" se dedican largos planos a las caras como expresión apergaminada (antiexpresión según se mire), duchas y momentos íntimos, paseos que tienen más de cópula con la naturaleza e incluso una reveladora visita a un cementerio con un zoom a un osario. Es 1994 pero se sigue la estela trazada por esos primeros y sucios documentales españoles de los 70 como "Queridísimos Verdugos" de BASILIO MARTÍN PATINO. La realidad es la realidad e incluso el cine quinqui y el fantaterror recogían más de la sociedad española del momento que lo que intentan hoy día esforzadísimos y endiosados directores. No voy a cambiar de párrafo y quiero joderte un poco, querido o querida lectora, porque creo que es la única forma que se me ocurre de homenajear ese pensamiento circular, recurrente e insidioso de PANERO, ouroboros necrosado en sí mismo y con la virtud de cagar donde come (literariamente hablando), y por si no lo recuerdas, Las diversas líneas temporales de un ya bastante resignado LEOPOLDO MARÍA PANERO conviven en una suerte de Lóbulo Temporo Medial donde recuerdos, hechos y eventos emulsionan. Todo esto es maravillosamente recogido por TRÍO MUDO en un espectáculo de poesía musicalizada que se dice (aunque ese término a mí no me diga nada), y que realmente no es más que una sublime forma de descomponer alquímicamente poesía y cambiar sus moléculas en perversas aleaciones sonoras que suenan a todo y a nada, a copla o a rumba progresiva, a unos crescendos ignominiosos a lo SWANS como en la lenta, arrastrada apertura del espectáculo que me puso los pelos como escarpias. A partir de ahí todo lo que se sucede, todo lo que se escucha, es pura emotividad a flor de piel y vuelvo a pedir perdón por no cambiar de párrafo... o mejor no, no me da la gana y ya está... al fin y al cabo las diversas líneas temporales de un ya bastante resignado LEOPOLDO MARÍA PANERO conviven en una suerte de Lóbulo Temporo Medial donde recuerdos, hechos y eventos emulsionan. La intrincada percusión de DAMIÁN HOWSOON es de esas que me molestan mucho; me molestan porque cada golpeo está sacado de la misma alma del artista y me gustaría tener la capacidad de parar un momento, rebobinar, y volver a vivir los requiebros, parones y silencios con los que juega uno de los mejores baterías que ha dado la ciudad de Málaga. TRÍO MUDO sabe mucho de silencios, y los usa como un arma tal y como por ejemplo se usa en el flamenco antiguo y otros estilos. Entre quejío y quejío se construyen y derrumban reinos donde habita la magia de la guitarra de ANTONIO ACIÉN, que ha conseguido acompañarse a sí mismo de tal modo que el concepto `base rítmica´ haya dejado de tener valor musical en sí mismo. Un segundo.... ¿te he dicho que no voy a cambiar de párrafo?... es para advertirte de que las diversas líneas temporales de un ya bastante resignado LEOPOLDO MARÍA PANERO conviven en una suerte de Lóbulo Temporo Medial donde recuerdos, hechos y eventos emulsionan. Equilibrio perfecto entre distorsión y lirismo, la guitarra de ACIÉN funciona como el Poliuretano en spray ese que usan para rellenar los huecos; se adapta, es camaleónica y llena (joder, vaya que si llena) el espacio grande de LA CAJA BLANCA en Málaga a pesar de que son un dúo. Se permite una intrincadísima melodía a la guitarra española sin percusión que pone el alma en vilo. Mis ojos intentan seguir las notas que se están derramando por el mástil y me digo que es imposible y no deberían de estar ahí pero lo están; lo están porque TRÍO MUDO no entiende ni sigue patrones o modas. Son un ente personal que para poner un símil extraño, si fuesen un cable de tocadiscos RCA lo que tocan sería rojo y negro, y el cable de masa que es el que mete los ruidos excrementales serían 713ºAMOR (¿No lo entiendes?). A la espera de su "Poemas musicalizados de Leopoldo María Panero, et alter; VOL III", termina el evento y me siento mal por dos cosas básicas... la primera es porque me gustaría no dejar de aplaudir nunca, y la segunda es que no me quito de la cabeza que las diversas líneas temporales de un ya bastante resignado LEOPOLDO MARÍA PANERO conviven en una suerte de Lóbulo Temporo Medial donde recuerdos, hechos y eventos emulsionan.








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