lunes, 10 de diciembre de 2018

ERISSOMA - "MÁLNI RADIO STATION" (SEATTLE DOT SDott #002, 2016)


Málmi Radio Station es un disco editado en 2016 por ERISSOMA dentro del catálogo del sello SEATTLE DOTT, que desde 2015 nos trae estupendas ediciones dentro del campo de la  la electrónica más ambiental, las grabaciones de campo o el drone.

Concretamente si mal no recuerdo hice reseña de la colaboración entre SUERO y PEPO GALÁN (aquí) de este mismo año. Por otra parte, de ERISSOMA / LUCAS BOLAÑO hace poco os traje mis impresiones del estupendo Ping Pong (Audiotalaia, 2017) y de DAVID MATA en Rough Grassland (El Muelle Records, 2018) así que podéis consultar ambos textos si queréis datos biográficos del proyecto.

La edición es en digipack y está limitada a 50 copias. El artwork es bastante abstracto, como suele ser habitual en estos géneros y voy a hacer una pequeña crítica aquí. Siendo bastante atractivo el resultado final, este tipo de diseños no se beneficia nada de las impresiones físicas en el cartón que hacen las fábricas de Cd-R, hasta el punto de que uno ve la imagen en la pantalla y casi que no tiene nada que ver con lo que luego se encuentra. 

Estos diseños son carne de papel más brillante y no mate (que "mata" los marrones y tonos pastel), pero esto es buscarle la puntilla un poco al asunto. No es que se note demasiado pero la portada original en el ordenador tiene una pátina metálica muy atractiva que acaba perdiéndose.

Bueno, tras la payasada de rigor sigo.


Carezco de datos, pero voy a aventurarme un poco para hablar de este disco. Málmi está situada en Helsinski, Finlandia, y supongo que el leit mótiv seguido por ERISSOMA tendrá algún punto de contacto (físico o mental) con dicho lugar. Al menos la sensación que uno tiene al escucharlo es la de estar en un constante viaje por ondas electroacústicas que como si fueran un dial hacen sus paradas para sintonizar esbozos melódicos, difuminados, y casi siempre con el rasgueo espaciado de instrumentos de cuerda ejerciendo de tejido conectivo.

"Fish From Desert" es claro ejemplo de esas dos vertientes que inundan la música de ERISSOMA. Una línea de guitarra o bajo superpuesta a un fondo etéreo de ambient muy orgánico. Cada sonido llega transmutado en otra cosa y lo que puede ser un simple cuenco tibetano adquiere tintes de órgano catedralicio. "Turn of the Light"  dibuja minimalistas arabescos mediante grabaciones de campo que se samplean y procesan, o mediante pequeños sonidos que van adquiriendo grandilocuencia a más veces que se repitan. La cadencia es lenta, lentísima, no que no resta al conjunto del disco la sensación de movimiento... de pequeño discurrir por un dial de radio en el éter.


La angelical y corta "Paradise Wind" ejerce de contrapunto mayestático y puente natural hacia la oscuridad terrenal de "Line Drawings", uno de los cortes más claustrofóbicos. Tras las notas de guitarra se desarrolla un flujo de varias líneas repetitivas e hipnóticas compuesta por celestiales ornamentos de teclados y un insistente crujido o voz gutural editada o vete a saber qué... aquí ERISSOMA muestra su faceta Dark Ambient en toda su plenitud. 

Vuelve a recuperarse el gélido tono de los primeros cortes con "Prayers to an Imaginary God", bastante melódica y asequible... suerte de helada tonada de un Spaguetti Wester alternativo que transcurriera en Siberia. "Choirs & Details Across the Road" redunda en la dicotomía acústico-eléctrica para darnos una perspectiva bastante cercana a cómo mezclar Ambient con New Age y no sonar acaramelado. Como mezclar el kraut folk de Witthüser & Westrupp con Brian Eno.


Tramo final con la vuelta a la oscuridad en "Paradise Dry", abrazando casi el Noise, y la belleza pasmosa de "Trip to Nowhere". Hay algo en la música de DAVID MATA que resulta bastante personal y al igual que proyectos medianamente parecidos como OIKOS se nota que cada tema tiene una vida propia no sobrando ni un segundo de cada uno de sus trabajos. La homónima "Málmi Radio Station" por ejemplo está tan plagada de detalles que a cada escucha surgen detalles nuevos. 

Estos artistas suelen redescubrirse a cada escucha y como un dibujo de esos que se revelan coloreando áreas marcadas con números (imaginemos que los números van rotando casi al azar), cada audición es un paisaje inédito pero con su estructura intacta. Esta metáfora podría verse reflejada en el título del corte que finaliza el disco, "Hundred Horizons", difícil de describir al igual que los anteriores sin el aspecto visual del asunto. La electroacústica se disfruta mucho en directo por el placer de ver el tratamiento de los instrumentos y del sonido. La manipulación, el rasgueo, el bucle y la generación del sonido. 

Muy recomendado.


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