lunes, 3 de diciembre de 2018

EDUARDO BRIGANTY - "MICROGRAMAS" (EL MUELLE RECORDS; 2018)


"Tengo una debilidad por los pasadizos secretos, las estanterías que se abren al silencio, las escaleras de caracol que descienden en una espiral y los escondrijos ocultos." Buñuel

EDUARDO BRIGANTY nace en las Palmas de Gran Canaria. Durante casi 20 años capitanea el proyecto MINIATURa, que no he tenido ocasión de escuchar, pero que él autodefine como Dream Pop, Kraut y canción de autor crepuscular. El elemento disruptivo parece ser la voz y es que con la pérdida de ésta se produce el paso hacia algo más personal que es lo que suena en MICROGRAMAS, primer trabajo de esta nueva etapa que publica cómo no, EL MUELLE RECORDS en un cuidado vinilo que recoge la masterización de Daniel García en La Platanera Studio, Tenerife. 

Si uno lee la carta de presentación del disco establece claros paralelismos con lo cinematográfico (en clave de fotogramas) y con lo mínimo (microscópico y flotante en lo atonal). La música vive y se nutre de la imagen, descomponiendo transformándola en música en un proceso que podría ser símil de la destilación (nunca evaporación). Al final, no queda imagen real y tangible porque hemos disuelto el negativo, pero queda un borrón extraño de qué es lo que evocaba lo visual.

Es como cuando abrimos un archivo con el programa equivocado y nos da su propia versión de éste pero en su lenguaje particular. Técnicamente no es erróneo; es otra cosa.


La música en MICROGRAMAS es oscura. Campos extraños que en vez de tierra tienen polvo de imán. Riegan sus páramos aspersores minimalistas de electrones, protones y neutrones que al gravitar por la superficie de los imanes provocan el brote de frutos telúricos que no pueden verse pero sí oírse crepitar. Se amontonan y aparean creando melodías confusas y maduras que huelen a polen, néctar y podredumbre. El núcleo terrestre es un amplificador a válvulas que amamanta la radiación y la dispone en una ciclópea placa de Petri. 

No se ve nada pero se escucha. Es el Micrograma la nueva criatura. 

"Duermevela" abre un disco corto (33 minutos de duración) compuesto por nueve cortes que pasan como un suspiro. Un eterno glisando paralizado mueve pone las ondas cerebrales al ralentí, a ese punto perfecto (si hubiera un color pare esto sería el Cerúleo) en el que todo se percibe de forma distinta. El duermevela es pura estática, no movimiento y tiene algo de engañoso, de falsa realidad.

Una guitarra estalla en "De Vuelta al Vacío" con una melodía procesada en feedbacks angelicales. Tres acordes que suben, se mantienen y bajan y así en un bucle infinito. Una música que te pone de cara al vacío (creador) para que veas de dónde nace todo. "La Vida de las Estatuas" me reafirma en que cada corte encierra una pequeña melodía que crece en flecos como un huevo escalfado. Al contacto con el agua y el vinagre un simple acorde muta en algo más grande... al fin y al cabo es la misma sensación de cuando miramos algo al microscopio. 


Llámelo usted Ambient, añada toques Berlineses al asunto, meta algo de Noise si quiere... pero siempre, siempre déjeme usted la lentitud. La lentitud en este tipo de música es lo que engrandece y sirve de colágeno acústico y más en un corte como este que casi que tiene un puntito oscurantista que podría colarse en el Funeral Drone si me apuran. Si creéis que estoy loco, que de verdad esto no es una especie de disco de EARTH camuflado en electrónica, pues poneos diez o doce veces "Enjambre" y "La Zona" para notar como las fronteras estilísticas empiezan a disolverse. 

¿Qué diablos podría unir a EARTH con a una versión ultra ralentizada de SILVER APPLES; a BRIAN ENO con SUNNO)))KLAUS SCHULZE y el Funeral Doom?. El lentísimo riff de guitarra de "Cartografías" es el ejemplo perfecto de que la etiqueta pura no existe. Es mejor hablar de música y sensaciones y de cómo una melodía que viene y va en olas va llenándose de una espuma que se evapora en opio.

BRIGANTY transforma su guitarra en el timbre de un piano y lo amortaja en "Arpegio Respira" donde de repente vuelve a surgir un musculoso riff que poco o nada tiene de amable. El tramo final vuelve al inicio con "Nebulosa", esta vez sí en el campo puro y duro de la electrónica minimalista con ecos a JOHN HASSELL en el uso selvático de los samplers.

El ave de la portada es un holograma de sonido que vive en marismas eléctricas y que migra hacia "Un Drama Có(s)mico", vertedero emocional y catártico en el que BRIGANTY campa a sus anchas con un perfecto uso del tempo para que su música, yendo al grano, tenga la particularidad de resultar psicorrágica y de darte la vuelta como a un calcetín neuronal.

Otro clásico más en el tremendo listado de ediciones de EL MUELLE RECORDS.



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