viernes, 11 de noviembre de 2022

32 FANCINE: CRÓNICA JUEVES 10 de Noviembre

Pues comienza la vorágine. Se recupera la taquilla de prensa, desempolvo mis pantalones de pana acampanados y me dirijo con mirada mística a los interiores del Cine Albéniz. La elección de películas este año ha sido complicada, muy complicada. Sacrificar algunas, ver otras, y como siempre que no te queden huecos mellados que son los que de destrozan psicológicamente. Actualizo mi firmware interior, charlo aquí y allá y miro la marea de bares que como una duna parecen haber crecido y amenazan con comerse el Albéniz, el Teatro (lo próximo seguro que es un chiringuito dentro del semicírculo de la orquesta) y si sube mucho hasta la Alcazaba (copazos en la Puerta del Socorro, shawarmas en la Torre del Homenaje y chill-out en el Palacio Nazarí).... la única ventaja que le veo a toda esa gentrificación es que si vira un poco en dirección a la playa, con suerte los `gastrohabitantes´ acabarán en el agua y se regenerará culturalmente la ciudad. Si he aprendido estos años a odiar (entre comillas, porque odiar no odio nada, simplemente me genera rechazo) es a la palabra BRUNCH. El brunch y postbrunch va a acabar con la ciudad.... al tiempo.

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The Mountain / LA MONTAGNE (Thomas Salvador; Francia, 2022)

"Pierre, un ingeniero parisino, sube a los Alpes por su trabajo. Irresistiblemente atraído por lo que le rodea, acampa solo en lo alto de las montañas y deja atrás su vida cotidiana. Allí arriba conoce a Léa, chef de un restaurante alpino, mientras misteriosos resplandores brillan en las profundidades de las montañas…"

Segundo film de Thomas Salvador tras Vincent (2014), película muy particular sobre super héroes que al igual que esta excelente La Montagne, es dirigida e interpretada por el propio director haciendo gala de un enorme magnetismo en la pantalla. Sin duda, antes que el guión, destacar la preciosa fotografía fruto de rodar en un impresionante entorno como lo es el Aiguille du Midi, parte de la cadena montañosa del Mont Blanc. En el arranque de la película, Pierre se ve atraído magnéticamente por las montañas, y me sobrecojo un poco en la butaca porque el libro que estoy actualmente leyendo es Las Montañas de la Mente de Robert McFarlane donde se da buena cuenta de ese magnetismo a lo largo de la historia, además de dedicar un buen trozo del inicio al Mont Blanc y la cantidad de fallecidos por alpinismo amateur. 

Esa poderosa fuerza de atracción de las agujas montañosas de Chamonix quedan reflejadas en pasajes del libro como este: "ir a ver los glaciares de Chamonix había sido iniciativa de Windham, pues según los rumores londinenses de segunda mano, eran sencillamente asombrosos. A pesar de la proximidad, sólo unos pocos ginebrinos habían ido a verlos; la mayor parte de los calvinistas acérrimos de esa ciudad creían que Dios había isto la necesidad de castigar a los rústicos y ateos habitantes de Chamonix enviándoles una plaga letárgica y duradera de ríos de hielo". 

En el film, destaca el personaje misterioso de Léa, interpretada por la bellísima Louise Bourgoin. Ese doble juego sensorial de Pierre entre la atracción a las montañas y a Léa conforman una primera parte pausada que eclosiona para bien en un segundo acto narrativo donde se introduce el elemento fantástico de forma sobresaliente. Para no crear `spoilers´, La Montaña es una de esas películas de cine de autor minimalistas y con exquisita parquedad de explicaciones. El espectador es llevado a un viaje iniciático de retinas, cargado de simbolismo, ecología y transformación personal. Si Pierre en las primeras escenas de la película maneja una mano robotizada (su trabajo es algo así como ingeniero de robótica), no se nos escapa el detalle brutal del resplandor del brazo mientras retorna a la civilización en los últimos fotogramas de la película (hasta aquí puedo leer sin hacer spoilers). Para mí, una pequeña joya.

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Atlantis (Valentyn Vasyanovych; Ucrania, 2019)

"Este de Ucrania, en un futuro próximo. Un desierto inadecuado para la habitación humana. Sergiy, un exsoldado que sufre de TEPT, tiene problemas para adaptarse a su nueva realidad: una vida hecha pedazos, una tierra en ruinas. Cuando el fundidor donde trabaja finalmente se apaga, encuentra una forma inesperada de hacer frente a unirse a la misión voluntaria Black Tulip dedicada a la exhumación de cadáveres de guerra. Por trabajando junto a Katya, entiende que un futuro mejor es posible. ¿Aprenderá a vivir sin guerra y aceptarse tal como es?"

Estamos ante una película de festival puro y duro. Más de 21 premios ha cosechado y con una vigencia tremenda dada la actualidad de la guerra de Rusia y Ucrania. Dado que se rodó antes de 2019 y de la guerra, estamos en una de esos casos en los que la realidad supera a la ficción, o mejor dicho, en los que la distopía se convierte en realidad. Rodada a partir de planos fijos (en total, son 28 planos fijos) que mezclan la crudeza y las contradicciones de la guerra, Atlantis tiene una fotografía grisácea, triste y plomiza que nos embarga a partir de los primeros planos. Por norma general, la cámara no se mueve y hay pocos primeros planos, algunos de ellos crudos como la `autopsia´ de un soldado en una sórdida morgue.

Pesimista hasta la desesperación, este cercano año 2025 se ha vuelto de una realidad casi insoportable, con los trastornos por estrés post traumáticos haciendo acto de presencia. Toda esta plétora de dolor, angustia y realidad han sido continuados por el director en su nueva Reflection (Vidblysk) que algunos tildan de una crudeza casi insoportable... porque bueno, al fin y al cabo, cuando algo se asemeja a lo real parece desvincularse del elemento ocioso / cultural y de entretenimiento. Por mi parte, Atlantis me ha parecido excelente como muestra verosímil de lo que supone el paso de un conflicto bélico tanto sobre la población como la psique de las personas, con unos planos trabajadísimos y unos recursos estéticos tan brillantes como cargados de tristeza casi documental.

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Flux Gourmet (Peter Strickland; Reino Unido, 2022)

"Un colectivo sonoro disfuncional – una banda dedicada a los sonidos de las artes culinarias – navega por rivalidades internas y externas en este absurdo y original festín para los sentidos del singular Peter Strickland."

Vuelve Strickland tras In Fabric y Berberian Sound Studio (tiene más, pero destaco estas dos). ¿Qué decir de Flux Gourmet?.... pues a Strickland o lo amas o lo odias, no creo que haya término medio. Todas sus obsesiones por el vestuario, el sonido, el fetichismo y la crítica social quedan volcadas de lleno en esta impresionante Flux Gourmet, tan plagada de detalles que daría para un libro. Desde las referencias a bacanales helénicas (esas voces en `off´ escatológicas en griego o alemán) que podrían recordar a un Passolini más divertido de lo habitual, al manejo del sonido que siempre hace Strickland en sus películas.

En cuanto al sonido, aquí se ha ido a otro nivel uniendo la comida con lo sonoro (colectivos sonoros disfuncionales) hasta el punto de que ciertas partes del film, cuando se explotan las performances de las bandas, llega a recordar a ciertos vídeos de Coil o Throbbing Gristle. Luego la multitud de referencias `extrañas´ siguen hasta el punto de que uno de los protagonistas se llama Billy Rubin (bilirrubina). Trastornos alimenticios, escatología pura y dura, aberrantes situaciones y un agudísimo tono de sátira son varios de los elementos en otra joya de la filmografía del inclasificable Stricklando.

Como digo, o lo amas o lo odias.

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Terminada la primera maratón. Mañana más si los astros son propicios.


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