martes, 25 de octubre de 2016

JAULA - "TRAYECTOS" (ALINA RECORDS; AL034)


Bajo el auspicio de ALINA RECORDS (Madrid), el ente sónico terrorista JAULA (alter/ego de NACHO JAULA y avatar de cosas como MAMÍFERO), edita TRAYECTOS, disco en descarga gratuita del que me hago eco aquí por varias razones. 

Aquel que me conoce sabe que no soy amigo de descargas, y salvo muy pocas y puntuales ocasiones en que lo hago, suelo pasar de largo de lo digital por mil y una razones. Sin embargo, la curiosidad mató al gato, y tras la bestial improvisación a la que asistí en el ESPACIO VACÍO EXPERIMENTA, pues me quedé con ganas de mucho más (maravillosa sesión con REYES OTEO, NANAKO NOISE, PACO AGUILAR, ATILIO DORESTE y el propio NACHO). 

Otra de las razones por las que no suelo seguir el mundo digital es el imparable ritmo de ediciones, cosa que puede comprobarse en el mismo catálogo de ALINA, el reciente sello creado por NACHO llamado CABALLO PERDEDOR (oye, para que no digan que mi sueño no fue premonitorio...) o EL MUELLE RECORDS que alterna ediciones físicas con digitales también. Colaboraciones entre músicos, colectivos, apareamientos varios y mutaciones genéticas diversas, probablemente necesitaría tres vidas para hablar de todo esto como dios manda.

TRAYECTOS abre un portal dimensional en forma de onda vibratoria. JAULA coge el sonido en estado puro y lo deposita en su rueda de alfarero sonoro (compuesta de mil y un cacharros) para a continuación, y siempre bajo el sacrosanto impulso de lo giratorio, convertir la maraña de decibelios en un gólem con vida propia. A ratos industrial, a ratos con una imprimación casi eclesiástica, el tema "Puebla" nos sumerge en un pesadillesco ambiente que ríase usted de cualquier ferretería que se precie. Personalmente pienso que el principal acierto de esta auténtica nueva ola de improvisadores, alfareros electroacústicos y otras especies en extinción es la capacidad alucinatoria que destilan sus trabajos, de tal suerte que lo abstracto comulga con lo orgánico y huye acertadamente de manipulaciones digitales que enturbien el asunto. 

El coito mental en "Ya no está la rosa en tu pelo" es prueba de esta experiencia pulsátil de la que hablo, donde el rasgueo de cuerdas (que no están ni en este mundo ni en el de mas allá), compite con el brutalísimo acople transtimpánico en espiral ascendente hacia un interminable clímax que por momentos roza el hermetismo del Funeral Doom en sus ambientes más drónicos. 

Esto es música para romper enlaces moleculares y joderte vivo, así que bienvenida sea.

"Orilla" nos da un pequeño respiro con su carácter algo más meditabundo, recordándome su esencia a esas larguísimas jams compuestas con SHRUTI BOX, y en la que parece que de un momento a otro va a irrumpir un sitar a lo BONG (Nacho, busca un sitarista y mis glándulas seminíferas probablemente apunten a Orión). En cierto momento el tema va transformándose en algo espacial; alunizajes, polvos estelares y cadáveres de astronautas rusos que nadie conoce campan a sus anchas en uno de los mejores temas del disco.

Cierta el disco "Chavea", con ese toque de electrónica luminiscente que Nacho comparte con su hermano Pepo Galán, y que parece surgir en los momentos donde ambos artistas se comunican con sus vivencias mas íntimas. Piano que se va diluyendo como un comprimido efervescente en el ambiente acuoso donde viven y se comunican los neurotransmisores y un cierto eco trasnochador, de esos que te dejan media sonrisa en el rostro (nunca la sonrisa será completa, porque una mitad es de amargura). 

Precioso y maravilloso disco.



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