lunes, 9 de enero de 2012

LAS CHAPAS




Los juegos callejeros ya no se llevan. Dicen por ahí que es por culpa de las consolas... mientras que otros dicen que la culpa es del mundo en general, que está muy mal y ya nadie se fía de dejar a sus hijos jugando en las calles.
Lo único cierto es que si hay algo que han perdido nuestras calles son las pintadas blancas en las aceras, ya sea por el juego del piso, o por lo que ahora nos ocupa... las chapas.
Las chapas y todos los juegos derivados de estas son una absoluta especie en extinción, porque ya nadie busca trozos de escayola o yeso para hacer esos imposibles circuitos de carretera por los que se hacía empujar una chapa con pequeños golpecitos de los dedos, y es que hubo una época en que las aceras quedaban decoradas con auténticos circuitos de vértigo, sólo aptos para los más diestros y audaces jugadores de chapas. Chapas por cierto que se adornaban de las más diversas maneras, destacando por ejemplo las que se "vestían" con los ciclistas del momento.



También había versiones de fútbol que se jugaban con garbanzos o piedrecitas, pero sin duda las chapas estrella eran las que tenían un poco de plastilina dentro y la fotito del ciclista de turno. Incluso las mismas bebidas (Coca-Cola y similares) ofrecían en el reverso de sus tapones los adornos coleccionables con los que fabricarte tu chapa.
Desgraciadamente todo esto es pasto del olvido, porque los niños de hoy ven este juego como algo demasiado "infantil" para ellos, y prefieren la soledad de sus habitaciones y consolas o la jodida BLACKBERRY.

Yo sin embargo prefiero recordar como a ritmo percutor de mis falanges, hacía avanzar una chapa de cerveza adornada que velozmente tomaba las rectas acercándose a la prometedora meta.

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