domingo, 14 de noviembre de 2010

LOS HILOS ESTÁN CORTADOS


Hay veces en que la vida pende de un hilo, y en ocasiones tenemos las tijeras para cortarlo. Aferrándonos como jabatos a una existencia que no nos proporciona más que dolor, el ser humano lucha cuando intentan arrebatarle lo que es suyo por derecho propio... la vida.

Hay veces en que la vida pende de un hilo, y tejemos una soga.
Nuestro universo gira contra-natura y negamos la levedad del ser humano; una carrera inexorable hacia un destino no-conocido que nos ahoga en su profundo abismo... la muerte.

Hay veces en que la vida pende de un hilo, y pegamos los trozos con celo.
Porque la existencia no nos pertenece, y creemos que la alargamos prolongando en un bucle sin fin nuestra agonía de especie extinta.

La vida se nos da y se nos quita, se nos regala y se nos arrebata con una facilidad tan pasmosa que hacerse a la idea cuesta la propia vida. Amamos y somos amados hasta hacernos daño.
Y en toda ésta vorágine de sentimientos, la vida pasa, y amamos y sentimos y odiamos y luchamos y desesperamos en el intento de alargar el amor que nos ofrece la vida.
Sin embargo, el hilo es fino y mucho es el peso que pende de él. Valorarlo a la ligera no es buena idea, porque hay hilos muy gruesos en su interior y que se resisten quizás demasiado a romperse definitivamente.
Otros sin embargo aparentan dureza y durabilidad... y se quiebran al más mínimo esfuerzo.

Vivir pues sabiendo de antemano que nuestros hilos están cortados en ocasiones oprime y ofusca, pero en otras ocasiones nos fortalece y nos recompone para sobrevivir como humanos y como especie. Bendito misterio el que nos ha creado que nos otorga el inmenso mecanismo de defensa del olvido.
Porque sin un poquito de OLVIDO seríamos carnaza para gusanos de la carne y para gusanos de la mente. Gracias OLVIDO porque curas nuestras heridas o por lo menos las desinfectas y las haces llevaderas en su calidad de sempiterna cicatriz...

Aspiramos el bendito aroma del recién nacido pero rompemos en nauseas y vómitos cuando esos aromas se tiñen de miasma ante la pátina del tiempo y la enfermedad (en lo bueno y en lo malo). Quizás nuestros antepasados nos llevan ventaja porque su mirada fría e imparcial observaba de cerca esos hilos que manejan nuestra vida y que son prestos a ser cortados en un instante.

La vida es una madeja, pero los hilos están cortados de antemano. Sabiendo ésto:

VIVE, AMA Y SÉ FELIZ.

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