martes, 28 de febrero de 2012

JAZZ de MERVYN COOKE (EDICIONES DESTINO, 1998)



Publicado por EDICIONES DESTINO dentro de la colección EL MUNDO DEL ARTE, JAZZ del Catedrático de Música y pianista Mervyn Cooke es un viaje histórico a través del mundo del Jazz, desde sus extraños e inconexos comienzos llenos de brumas y misterio hasta prácticamente las nuevas sonoridades surgidas en nuestros días.
Sin ser un volumen para nada imprescindible para los amantes del Jazz, el libro se deja leer con bastante fluidez sobre todo para profanos como yo, que lejos de erudiciones y afán completista únicamente buscan una fuente de información con la que ampliar los exiguos conocimientos.

Desde los posibles inicios del jazz y de sus estructuras pregunta-respuesta de las WORK SONGS de los esclavos de las plantaciones, pasando por el RAG TIME, las BIG BAND, el SWING, la técnica de piano STRIDE, el DIXIELAND, el BOP en sus múltiples variantes y por supuesto el FREEJAZZ, el JAZZ FUSIÓN y los crossovers más actuales... todo esto tiene cabida en las escasas 200 páginas de un libro que sin profundizar demasiado, repasa las principales figuras nacidas en el submundo del Jazz, con anécdotas clave que hacen mención a las primeras partituras compuestas, los primeros discos grabados y alguna que otra anécdota curiosa.

Destacaría como punto positivo sin lugar a dudas las 150 fotografías en blanco y negro que acompañan el libro, muy representativas y sugerentes (además de la portada de Picasso de RAGTIME FOR ELEVEN INSTRUMENTS de STRAVINSKI). Como nota negativa el lenguaje académico usado en algunas partes, que partiendo de que el libro es para no iniciados o eruditos, emborrona el producto final, junto con que se le ve el plumero al escritor en algunos pasajes al no dejar de criticar al FreeJazz y a Coltrane, haciendo uso de múltiples escritos y críticas de revistas especializadas de la época. Como ejemplo la esquela para el DAILY TELEGRAPH de Agosto de 1967 de Philip Larkin (implacable conservador y perseguidor de Coltrane hasta su lecho de muerte): " Chillar y farfullar durante dieciséis compases no es nada. Coltrane podría hacerlo durante dieciséis minutos, sumiando al oyente en una especie de estado hipnótico durante el que leía y releía la carátula y creía, no que se divertía, sino que oía algo significativo... Lamento la muerte de Coltrane del mismo modo que lamento la muerte de cualquier persona, pero no puedo concebir el hecho de que deje al jazz un vasto y sagrado silencio."
Ésta y otras anécdotas vienen a emborronar bastante el libro, que lejos de reconocer el particular legado e influencia de tan tremendo artista, no para de poner piedras en su camino con otras notas como: "una libertad demasiado acentuada en la música puede desembocar en una complejidad incoherente; una dosis excesiva de expresionismo energético puede caer rápidamente en la expresión de la nada; el culto a la originalidad por el culto a la originalidad no produce, a menudo, más que trucos; y, lo peor de todo, los ruidos instrumentales atonales, amorfos y heterodoxos llevados hasta el extremo pueden ser un refugio confortable y tentador para la mediocridad musical".
Por supuesto, toda opinión es respetable, pero quizás un poco más de imparcialidad no le hubiese venido mal al libro, la verdad. Además, se obvian prácticamente figuras imprescindibles como Thelonius Monk, y de Jazz Británico apenas encontramos un exangüe párrafo...

Me quedo por tanto con la primera parte del libro bastante más interesante y donde se ve que el autor se encuentra en su salsa, con un buen análisis de las Big Band, Louis Amstrong, las partituras de Scott Joplin, las tensiones raciales y sociales en Nueva Orleans, la migración a Chicago y Nueva York de los músicos de color buscando el éxito y el eterno contraste entre el jazz para "blancos" y el jazz para "negros"... junto con originales y particulares fotografías de la época.
En resumen, un libro bastante prescindible con un interesante inicio pero que al final acaba aburriendo un poco, aunque para los cuatro duros que me ha costado, pues tampoco vamos a poner tantas pegas...

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