domingo, 29 de enero de 2017

SIGNS OF THE SILHOUETTE - "SPRING GROVE" (BAM BALAM RECORDS; BBCD023, 2014)


SIGNS OF THE SILHOUETTE vienen de Lisboa, Portugal. Dúo entre JOAO PAULO a la percusión y JORGE NUNO a las guitarras, aunque bien podrían decirme que detrás de las blancas mortajas que visten están Kabawata MakotoStephen O'Malley. Su proyecto es en esencia audiovisual, y en sus algodonosas y límpidas vestiduras son proyectadas imágenes que realzan el carácter acuoso de su música improvisada, más ácida que el zumo una tonelada de pilas de litio.

En 2012 debutan con su primer disco "Signs of the Silhouette" en formato Lp, a los que siguen "Land Garden" y "Rocket Fish", tríada autoeditada en SOTS DISCOS, que los llevan a firmar nada más y nada menos que con BAM BALAM RECORDS, sello francés creado en 1982 por JJ ARNOULD y donde han editado trabajos gente como los Acid Mothers Temple (con varias de sus diversas encarnaciones), Richard Pinhas, Tatsuda Yoshida y muchos otros.

"SPRING GROVE" es editado en 2014 en formato Cd y 2LP, y a la formación habitual de Joao Paulo/Jorge Nuno se añaden invitados de excepción como Tiago Sousa a los teclados y Hernani Faustino al bajo. Grabado y mezcado en los Golden Pony de Lisboa por Eduardo Vinhas y masterizado por Andreas "Lupo" Lubich en los Calyx de Berlín... todo ello envuelto en un etéreo artwork a cargo de Miguel Cravo.


Cuatro larguísimos cortes componen una suite de casi 80 minutos a base de un durísimo, lisérgico Heavy Psych que ríase usted de gente como los Marble Sheep o los propios AMT. El extremismo del avantgarde japonés está ahí, pero también el terrorismo sonoro francés de Heldon o Pinhas en solitario. Los teclados insistentes  me remiten muchísimo a esa forma endiablada de tocar de Cotton Casino... que golpea cada tecla como si fuese la última vez que fuese a hacerlo, mientras que la batería es dura y seca como las bandas setenteras del género. El bajo es introspectivo, no alardea de técnica, sino que tiene funciones de taladradora básicamente.

Sobre todo ese maremágnum espacial destacan las guitarras de Jorge Nuno, que tiene el punto perfecto de equilibrio entre el ruido y los desarrollos más implosivos del Kraut oscurantista. Aparee usted a los ARZACHEL con CAN y cuénteme a ver qué clase de hijo le sale. En directo todo el asunto se ve reforzado por las proyecciones visuales que se reflejan en los blancos ropajes que visten, así que me imagino que la experiencia en vivo tiene que ser de órdago.

La melodía de guitarra a partir del minuto 12 del primer tema me vuela totalmente la cabeza, y en algunos momentos casi que diría que me recuerda a la forma de tocar de SISTO en MATER DRONIC. La música va fluyendo con tal intensidad y fluidez que los 24 minutos del corte se te pasan como un suspiro; 24 minutos en un diván celestial donde el psiquiatra estelar te saca hasta la última neurona de tu cerebro con una nueva técnica que consiste en evaporarte el líquido cefalorraquídeo poniéndote un calentador de probetas en el esfínter anal. Si no sabéis de lo que hablo, poned el reproductor a partir del minuto 19... Space Rock oleoso con una crudeza que por momentos dudo si no se trata de los Le Rallizes Dénudes con toques de cabaret psicorrágico en plena cabalgata inversa hacia el Big Bang.

SUBLIME, agotador, sudoroso y eléctrico.


El segundo corte es otro ladrillazo que comienza con unos acoples de teclado/órgano minimalista (véase Cage). Una fina malla a la que van añadiéndose instrumentos. La guitarra va tejiendo su mandala alrededor del hipnótico trance de los teclados, mientras la batería en modo procesionario, marcial y sobrio es el abrigo para no pasar frío en la inmensidad de un Cosmos que curiosamente es más parecido al desierto de lo que a priori habíamos imaginado; como si los Yawning Man o los Wooden Shjips (sobre todo por algunos sonidos del órgano, aunque en los portugueses suena mucho más desenfocado y loco) hubiesen sido nominados para crear la banda sonora de una misión APOLLO.

Y digo esto porque la guitarra de Nuno parece beber agua de los cactus de PALM DESERT, y la desnudez de la batería de Paulo parece sacada del "Rock Formations"... todo ello aderezado con el espeso sonido del teclado y los percutores sones del bajo de Faustino. El intercambio energético entre el cuerpo humano y la arena del desierto cuando orinamos a pleno sol es la respiración con la que se nutre el curtido suelo. La acidez de la urea al entrar en contacto con la recalentada arena crean la arcilla primigenia y atávica de la que estamos fabricados. 


Que no te vengan con cuentos extraños de la creación... la lenta marcha que cierra el tema con un maravilloso, lento diálogo de los instrumentos es todo lo que necesitas saber, y si has conectado con la música de esta gente, de seguro cuando termines el disco tendrás que quemar tu petrificada ropa interior (no hay lavadora que saque determinados jugos cuando proceden de la lubricidad primordial). 

El tremebundo tercer corte ya me hace perder pie. Marble Sheep mezclados con el Kraut más guitarrero de Faust. Creo que Timothy Leary podría destilar a esta gente en un gigantesco alambique y sacar LSD... "Lysergic Signs of the Silhouette Diethylamide". La bizarrez se agudiza en algunos pasajes de este tema, que incluso roza los ambientes lánguidos del Post Rock aunque sólo sea por unos breves instantes, ya que SIGNS OF THE SILHOUETTE son muchas más cosas que lo que estoy contando aquí y su nivel instrumental es tan alto que es mejor que el oyente juzgue por sí mismo. Brutal el clímax final del tema con guitarra y batería horadando cada orificio real (o virtual) de nuestro cuerpo.

El cuarto tema es más desnudo, no cuenta con teclados pero básicamente sigue la misma esencia. Describir más es matar la música, y creo que he hablado demasiado. Cuando algo me gusta mucho me convierto en un verborreico insoportable, así que voy a ir callándome... bueno, unas cuantas cosas más.


Hay espacio para devaneos free jazzeros en la base rítmica también, y los niveles de abstracción de la guitarra en los 13 minutos restantes ya son dignos de estudio. La parte más experimental y avantgarde salen a relucir. Posiblemente si Keiji Haino hubiese formado parte de Grand Funk se parecerían a SIGNS OF THE SILHOUETTE... o no.

Son hijos putativos apareados mediante esperma eléctrico y óvulos mutantes de los años 70, macerados en drogas defectuosas y dejados secar al sol del desierto durante 45 años hasta la época actual. El polvo resultante puedes ingerirlo por la vía que te plazca. Hace muchísimo tiempo que no quedaba absolutamente exhausto después de un disco, y el honor es todo por obra y gracia de SIGNS OF THE SILHOUETTE.

Ultrarecomendados.

http://sotsproject.wixsite.com/sots

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