(CARTELES DEL EVENTO POR MANUEL LUQUE)
Espectrales a veces, rurales en otras, la verdad es que el cúmulo de sensaciones que transmitían era variadísimo y me dejaron fascinado. El preciosismo de las líneas de guitarra, la más que correcta base rítmica y los apoyos estentóreos a los teclados convirtieron a la banda de JOSÉ OJEDA en navegantes de un mundo caleidoscópico donde el sol estuviera eternamente detenido en la línea crepuscular del horizonte y la melodía principal fuese una especie de música surf ralentizada y ungida en aceites.
La banda compuesta por Israel Calvo Berjillo, Antonio J. Sierra, Manuel Castro Barrera y Ángela Verdugo cumplió a la perfección, echándose quizás de menos algo más de fuerza de sonido en los teclados (cuestiones de la mesa de mezclas me supongo), pero que dieron un fantástico recital de texturas cinematográficas.
Como invitados de excepción, Álvaro Gastmans aportó la esencia crooner, mientras que Conde se marcó el puntazo del evento con una bizarra, surrealista letra recitada en "Quien Da Esos Golpes". Por su parte, Ana Béjar desplegó toda su maestría dándole un toque folkie a los temas y llevando el sonido de la banda a altísimas cotas de intensidad. Su presencia en el escenario es absolutamente arrebatadora y mántrica (es la segunda ocasión que tengo de verla actuar).
Tras un descanso, vendrían TRÍO MUDO, combo que vengo siguiendo desde sus inicios, y cuyo primer trabajo reseñé por aquí:
Su concierto/proyección (y homenaje al poeta) "LEOPOLDO MARÍA PANERO Y CUARENTA AÑOS DE DESENCANTO" me dejaron totalmente noqueado. Tras cada proyección de extractos del documental "El Desencanto" (Jaime Chavárri, 1976), donde se abarcaban desde reflexiones de Panero sobre el existencialismo, sus experiencias sexuales en la cárcel o en el psiquiátrico, sus intentos de suicidios o su destructiva relación familiar, la banda compuesta por ANTONIO ACIÉN (guitarra) y DAMIÁN FERNÁNDEZ (batería) interpretaban su particular rendición musical a sus poemas.
Tengo que decir que los sentimientos los tenía a flor de piel. Un correoso nudo en mi estómago y los vellos de punta cada vez que la voz de Panero se desvanecía y empezaban las trabajadas interpretaciones musicales de TRÍO MUDO. La elegantísima batería de DAMIÁN es entrecortada, cambiante y en definitiva "viva", mecida por (y) con los acordes agrios de la guitarra sin pedales de ACIÉN que destilaba una rabia contenida que me hizo apretar los puños y los dientes en algunos tramos (no salté del sillón en "El Lamento Del Vampiro" de puro milagro).
Sé que a ACIÉN le gustó el término COPLA NEGRA que acuñé en la reseña, pero tengo que añadir que RUMBA AGRIA o POESÍA ÁCIMA también le hacen justicia al sonido. Hay también una base potente de 713ºAMOR aquí, por supuesto, pero llevadas a niveles mucho más refinados y contenidos.
En mi humilde opinión, lo de ayer fue histórico. Creo que el público estaba sobrecogido, porque la cópula entre las imágenes (escupidas con maestría por MANOLO LUQUE en los proyectores) y la música, hacía mucho tiempo que no me hacían alcanzar un clímax tal como el de ayer.
Creo que TRÍO MUDO son el secreto mejor guardado de nuestra tierra y que en su actuación ayer enseñaron cosas mil veces más interesantes que las que se enseñan en las escuelas de hoy día. Es la asignatura de la vida, de hacerte pensar y sobrecogerte el alma hasta que la tienes tan pequeña que crees que se te va a escapar por cualquier poro de tu piel.
Creo que TRÍO MUDO son el secreto mejor guardado de nuestra tierra y que en su actuación ayer enseñaron cosas mil veces más interesantes que las que se enseñan en las escuelas de hoy día. Es la asignatura de la vida, de hacerte pensar y sobrecogerte el alma hasta que la tienes tan pequeña que crees que se te va a escapar por cualquier poro de tu piel.
Lástima los que se perdieron esto.
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