Las alucinantes TAMASHII SERIES de la artista MENEH PEH conforman el sólido, abigarrado y claustrofóbico bosque acrílico que adorna "Aokigahara Jukai", un particular viaje de no retorno a un enclave tan particular como es el bosque a los pies del Monte Fuji en la prefectura de Yamanashi, en Japón. Quizás así con su nombre habitual no os suene de nada, pero si os digo que es "El bosque de los suicidios" probablemente ataréis cabos.
Siempre se han conocido los llamados triángulos del suicidio. Zonas donde por determinadas razones se concentran mayor número de casos. Incluso la tipología es algo muy social... el campesino, el hombre de campo de cierta edad se ahorca preferentemente mientras métodos más refinados son más característicos de zonas urbanas como lo es la ingesta de píldoras o cortarse las venas. Ya no sólo es el clima lo que influye, sino el contexto social o la transmisión de métodos de suicidio de padre a hijo en algunos lugares concretos.
La religión influye notablemente, y ciertas formas parecen en ocasiones ofender más a las deidades de lo que ya el propio acto conlleva... sin embargo, en Japón, la amalgama sincretismo/sintoísmo o algo tan prehistórico como la Religión Shinto hunde sus entrañas en las mismas raíces de la naturaleza. El Shinto nos habla de árboles, lugares y sonidos sagrados, configurando una psique tan particular como es la del japonés. Quizás la celebración de este nonsacro rito de paso se celebre allí por circunstancias que se pierden en la ignota noche de los tiempos.
Aokigahara Jukai es uno de esos enclaves, con una profusión de decesos por suicido absolutamente descomunal, y que ha llevado al gobierno japonés a poner vigilancia de cámaras y hacer batidas de campo. Carteles de "ánimo" y advertencia para intentar disuadir al posible suicida se encuentran en los contornos del bosque.
Es la razón por la que PEPO GALÁN decide no irse sólo al bosque sino acompañado de artistas tales como CHRISTIAN HARO, STRUCKWEIRD, CARLOS SUERO, ERISOMMA, JAULA, LEE YI, GÄRTNER, CIRCULAR DOPE y POOLAR.
La intención de todos ellos es crear un "score" brutal alrededor del corte "In The Forest" del propio Galán, que es el que abre el experimento con la ensoñadora rendición de una sucesión de melodías que lleva en sus entrañas los 1000 años de malditismo que pesan sobre el bosque. Como siempre, editado por EL MUELLE RECORDS en un precioso digipack que por el artwork en sí ya merece la pena.
Un disco que se disfruta del tirón, con auriculares y muy atento a los cambios rítmicos y transformaciones que cada artista imprime al tema principal de PEPO GALÁN, que ya de por sí resulta atávico en su oscura esencia. Una letanía acampanada que nos subyuga desde el primer instante por su carácter mántrico, denso y repetitivo. Un sonido "natural o no", que parece provenir de nuestra misma espina dorsal y extenderse óseamente como un tumor sonoro a los huesecillos timpánicos.
CHRISTIAN HARO sin embargo lo convierte en un rito campestre, lejano y cargado de un noise en sepia que se va volviendo vívido y orgánico, contrastando sobremanera con el espectro cuasi chill-out (pero muy anómalo), más bailón y lisérgico de STRUCKTWEIRD. Poderosas bases rítmicas que juegan a desenterrar muertos antiguos sepultados por estratos de electro-noise.
Fiel a su esencia, CARLOS SUERO nos asfixia con su dark ambient surrealista que balancea perfectamente el ruido con la melodía principal. Sus chisporroteos sonoros emulan los fuegos fatuos del Aokigahara que posteriormente ERISSOMA transforma en un flujo étnico bestial con tintes incluso a los Dead Can Dance más bizarros. JAULA no deja muerto en el Aokigahara... si se encuentra a alguien vivo, lo remata con su bestial electrónica agresiva que aun respetando el motivo original, lo torna épico e intenso como el aroma de los mamíferos en celo que habitan en el bosque a los pies del Monte Fuji.
LEE YI siempre resulta hermético, angosto y espectral. Su música es muy suave pero pletórica de matices que van dejándose caer como copos en una nevada invernal... imposible no acordarse de su impresionante "Falling Into Crevasse". El tempo sin embargo es variado creando espacios imposibles entre nota y nota en la versión de GÄRTNER, que parece avanzar a trompicones en un Aokigahara que se estuviese viendo en una televisión a cámara rápida. CIRCULAR DOPE hacen su rendición drum n´bass haciendo bailar a los muertos al son de sus percusiones y bases casi raperas. Alucinante.
Como colofón POOLAR cierra el disco llevando las variaciones de la melodía principal a raíces subsónicas, zumo de acoples vocales de procedencia desconocida que se carga poco a poco de minimalismo.
Otro disco imprescindible editado por EL MUELLE RECORDS, y ya van unos cuantos.
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