ZOLTAN COXIS (Miguel A. Ruíz) vuelve a dejarme sobrecogido en lo que es su alter ego más cinematográfico. Tras el Score de Fungus Baby y el reciente Split con Mono Caníbal (Chronophagus), Ruíz riza el rizo en Nastro Subito, otro Score para Film que, en palabras del autor: "es el inacabado film de misterio de Aldo Rivenditore (1965-1999), de cuya banda sonora se hizo cargo Zoltan Coxis, tras el extraño fallecimiento con nitrato del director siciliano. En 1998, tras una fuerte discusión telefónica con Coxis, Aldo decidió prescindir de banda sonora alguna para su filme, pues pensó que las imágenes expuestas en él eran poco propicias para ser sonorizadas por un ser humano. Zoltan, tras la desaparición de Rivenditore, se hizo con algunos fragmentos de negativo semi-destruídos y comenzó a ensamblar sus sonidos de sintetizador con aquellas perturbadoras escenas. El resultado dista bastante del concepto `Cinema-sur-mer´ del director, pero nos da una idea errónea de las intenciones de Bruno di Giove, el famoso productor transalpino".
Y qué diablos puedo yo añadir ante tan tremenda introducción. El Giallo copula con la Sci Fi hispano italiana más demencial en fluídas sábanas de melodías, texturas y ambiente amenazador. Como si un asesino enguantado, navaja de barbero en mano, persiguiera bajo la luz de una luz de luna etérea a su víctima en una incesante carrera situada en las mismísimas Líneas de Nazca, y deudor del cómic franco-belga, de los compositores como Patrick Vian, Michel Magne, Zanov y tantos otros, ZOLTAN COXIS trabaja el sonido como si de un caleidoscopio se tratase. No hay ruido, nota, melodía o detalle que esté ahí puesto al azar... todo forma parte de una inmensa estructura sonora que sustituye con creces a cualquier film maldito hundido en la Kristallnacht del VHS. Hay momentos verdaderamente espeluznantes como la introducción "Dimensione U.N.O.", plagada de sinusoidales ondas Carpenterianas, esos efectos de viento tan brutalíficos de los 80 o la monolítica melodía que se va abriendo camino hasta desembocar en la acuática "Sull´orizonte Nero". Flipantes el uso de la percusión monocorde sobre lo que parece un sable láser afilándose en la abigarrada barba de Jiménez del Oso. Abruptamente, se pasa a una rendición cósmica con su argamasa Kraut y pastoral (desde Tangerine Dream, Klaus Schulze a Popol Vuh).
La Serie B más abyecta queda reflejada en cortes como "Encíclica Nello Spacio". Difícil no imaginarse a Fulci o Bava detrás de la apocalíptica basamenta sonora que compone Ruíz, y que se traduce en todo su esplendor en la melodía de neón poderosísima que sutura a "Rapimento Místico". De largo, uno de los temas más sobrecogedores del álbum, con crescendos imposibles y caídas abisales, con épica contenida y ojito, un toque bestial a las bandas sonoras de Florian Fricke (Popol Vuh) para Herzog. No me quito de la cabeza a un Klaus Kinski vestido de astronauta en una profunda selva y desenvainando una espada para decapitar (en cámara lenta como tiene que ser) a un Dios entronizado en la Selva con la cara de J.J. Benítez. Acto seguido, fotogramas de stopmotion sobre la cabeza descomponiéndose y reintegrándose al suelo de la jungla. Pasan 3 Kali Yugas y brota una flor de agua, es el "Miracolo Di San Gennaro".
Otro de los grandes momentos es "Desiderio Diabolico". Vaya facilidad de Ruíz para crear atmósferas atemporales (analógicas) dificilísimas de describir con palabras. Los recursos de un maestro de la electrónica como ese dragado micromolecular, insistente y espacial que contrasta con un sinte sinfónico en la lejanía que a penas de asoma a este lado de la realidad. Una auténtica mini-suite que se desarrolla a modo de epopeya con ínfulas Prog y que me retrotrae a Peter Frohmader en Nekropolis (Cultes des Goules sobre todo).
El ambiente oscurísimo creado con la anterior se perpetúa en la aún más asfixiante "Discepole del Benzene", que empieza como Dark Ambient exquisito y detallista (toques de campanas, pequeños sonidos de difícil catalogación al más puro estilo Dungeon Synth..) y que se va abriendo en un abanico electro con detalles propios de la World Beat. Vuelta a la canallada carpenteriana violentísima en "Onde Evanescenti", que repite motivos sonoros parecidos de "Desiderio.." si no me equivoco. Bailable en su estructura Techno, es perfecta para los títulos de crédito del final. El crescendo al que se dirige es alucinante, triposo como eyacular semen de colores... aunque todavía nos queda ese momento de relativo sosiego en "Dopo Il Vaiolo" que perfectísimamente podría ser la banda sonora bastarda de Assault On Precinct 13.
Poco más que añadir. Una OBRA MAESTRA más de Miguel A. Ruíz.
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