lunes, 8 de febrero de 2021

RICARDO TEJERO & JOSE MARÍA PASTOR - "LA ÚNICA FORMA DE NO MORIR" (lA tAtUcErA, 2020)


 "Toda memoria te fue arrancada. ¡¡¡Recuerda…, El arte, la música, toda creación surgen de cosas que para otros son tedio, objeto abandonado en el desván desde hace siglos¡¡¡". Alfonso Blanco

Pocas presentaciones necesitan el saxo alto de Ricardo Tejero y la batería/percusión animista de Jose María Pastor. Ambos músicos forman parte de ese gran colectivo trashumante que existe en la Península y que se conecta por puntos de energía invisible y telúrica. Habiendo tenido el saxo de Tejero en varias ocasiones a menos de un metro de mi cara, soy consciente del impresionante abanico de recursos y posibilidades que ofrece, y si bien es cierto que (al menos para mí) la improvisación libre se disfruta más con el aspecto visual (ver de dónde o cómo diantres se produce ese extrañísimo sonido que te embite casi de forma física), La Única Forma de no Morir, que así se titula el disco, encapsula para la eternidad una fantástica sesión grabada el 28 de Agosto de 2020. 

Siempre que escucho discos de este tipo en los que se alinean y combaten vientos con percusión, me es imposible no acordarme (os váis a equivocar, no voy a decir Interstellar Space de Rashied Ali/Coltrane) de MU, de mis venerados Don Cherry y Ed Blackwell. Y me explico... (ejemplo extrapolable a los duetos entre Galiana y Saavedra); la abstracción complejísima de la música obedece más a un moldeado tribal que al Free Jazz, dicho de otro modo, cierto cariz campestre y pastoral sale a la superficie de entre islas de puras ecuaciones matemáticas sonoras. Y una de las grandes bazas para que esto ocurra es siempre la percusión, en este caso un enchufadísimo Chema Pastor que reduce a serrín mediante frotamiento dos baquetas de hueso, sin dejar la más mínima opción a que el fósforo se transforme en luz por lo Fatuo.

Pero ojo, no me vayáis a malinterpretar. El Free Jazz eclosiona en varios puntos del disco de forma volcánica, pero no quiero adelantarme. Voy por partes.

LA TATUCERA edita el disco en un bonito digipack con diseño de Aida Navarro y un texto en el interior de Alfonso Blanco. La calidad del sonido es prístina y no se pierde un detalle y lejos de usar renombradas figuras para masterizar y tal, han sido los propios Chema Pastor y Tejero quienes se han encargado de todo el proceso. 

Llegado a este punto, y tomando el conjunto de La Única Forma de no Morir, hay dos líneas/discursos que corren en paralelo. Por un lado, los usos de los silencios, sordinas y partes metálicas del instrumento de Tejero a modo de percusión, mas los inabarcables recursos percusivos de Pastor, remiten sin duda al mítico baterista británico John Stevens (Spontaneous Music Ensemble) en sus discos más experimentales y mínimos con reducido grupo de integrantes. El otro lado del sonido de Pastor/Tejero se nutre muchísimo de la escuela de la AACM (Association for the Advancement of Creative Musicians), del primer Braxton e incluso descensos al espectro tenor del sonido de Albert Ayler en algunos determinados puntos. Otro ejemplo de todo lo que hablo es el impresionante saco de discos que existen en los sellos italianos Black Saint / Soul Note de mediados de los 80 y 90 con duetos y discos solistas (Steve Lacy con Mal Waldron, Roscoe Mitchell con Muhal Richard Abrams, Julius Hemphill con Warren Smith...). Equilibrio perfecto que se sale de cualquier etiqueta simplista.

"Cualquiera de los Tres" abre el disco tal y como lo termina "Ahora sí que soy como el Agua".... en un drone de viento que en el primero crece y en el segundo decrece hasta el silencio. El saxo de Tejero amputado en sordina que más bien parece mortaja exhala lo que parece ser un lenguaje incipiente. Sonidos de cascabel, roce de platillos de Chema Pastor acompañan el transitar entre los muertos del saxo, que desconocedor de qué idioma se habla en el Otro Lado, se esfuerza en rozar las cuerdas vocales para no emitir más que esbozos tal y como el traqueostomizado se reeduca a lo verbal. A los 5 minutos la criatura se despierta a la realidad como el llanto de un Recién Nacido. Sobre una manta cálida de la batería juega Tejero a llorar con saliva. El tempo es lánguido, inerte y el color cerúleo. 

Sigue "Tan Borracho y Desmemoriado", cuyo comienzo es tan lejano que diríase parte del horizonte. Pastor hace ahora uso de la caja y los platillos mientras gorgorismos en circular de Tejero dan la sensación de colutorio selvático. Sube el volumen de los instrumentos y coqueteo con el Afrojazz étnico de Cherry. Alucinante como los vientos emulan trompetas, rompen por el lado soprano en mini atisbos melódicos o dialogan de forma contenida en su entereza sonora ya completa de saxo alto. La percusión es muy apretada, sincopada y tan angular como un cristal de cuarzo al microscopio. Bellísimos los dos últimos minutos del tema, haciéndo Tejero respirar su instrumento en una melodía en espiral inversa que pone los vellos de punta mientras la batería contrapuntea a placer.

El homónimo "La Ünica Forma de no Morir" es una explosión Ayleriana en toda regla. Casi puedes tararear la melodía. Pastor, que hasta ahora estaba contenido, estalla y arremete con furia la batería en lo que perfectamente podría haber sido una de esas grabaciones primitivas de ESP DISK... vaya, que me recuerda su pegada a Sonny Murray. Mejor no definir con palabras y que lo escuchéis por vosotros mismos. Free Jazz en estado puro con una parte estremecedora de Tejero (minuto 6 o así) que es pura New Thing. De ahí hasta el último segundo, Pastor no deja de batallar con la batería ni un nano segundo, contrapunteando, apretando la pegada con una rapidez que el instrumento se convierte en una máquina de vomitar clústeres en racimos alucinantes.

Vuelve el ambiente onírico. "Recuerda..." mezcla broncíneos sonidos de lo que parecen platillos rozados y tejemanejes de Tejero en la parte alta de su instrumento.... esa que hace moverse a los empastes de sus raíces. El silencio y el espacio son la argamasa que sostiene el complejo diálogo en la apertura, que lentamente va dando paso a una juguetona parte central de un virtuosismo que quita el hipo. La compenetración es tan alta que me lleva a reflexionar sobre eso que dice David Toop sobre si la improvisación puede o no ser totalmente libre en tanto en cuanto es creada antes en la cabeza (reflejos, formas de pre-pensamiento) y por tanto responde siempre a un estímulp previo. Aquí no sé lo que es, pero madre mía cómo el inicial caos amorfo se convierte en un ejercicio compenetradísimo y coherente conforme avanzan los minutos. 

Dos músicos en estado de gracia que en "Ahora sí que soy como el Agua" van construyendo a base de microtonos; alargando cada vez más las notas hasta que lo que parecían elementos aislados toman forma y saxo/batería se disuelven en agua, y el agua ya se sabe que se evapora y luego llueve, y vuelve a vivir. Acaso quizás ser agua es LA ÚNICA FORMA DE NO MORIR.

https://latatucera.bandcamp.com/album/la-unica-forma-de-no-morir

2 comentarios:

  1. Impresionante. Tanto por el entusiasmo como por el conocimiento artísticos.

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  2. Gracias a tí Alfonso por los textos. He ido buscando el texto que acompaña cada canción y son dignos de haber acompañado todos a la música en un libreto!!!!. Abrazo!.

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