Veamos. Llevo una semana en bucle con la colaboración entre ZOLTAN COXIS (Miguel A. Ruiz) y MONO CANÍBAL editado en un precioso digipack (diseño de The Braves Church) por EDICIONES TORACIC. El teratogénico artefacto viene a llamarse Chronophagus y en cierta medida viene a recordarme (no es que venga, es un decir... aquí no ha venido nadie hoy) a esa maravilla llamada ZYTOSCAPE no por sonido, sino por el hecho contextual de colaborar pionero junto a promesa de la electrónica.
Si en aquel caso Miguel A. Ruiz unía fuerzas con Tomás Girón (reseña aquí), ahora es junto a ese ente brutalífico detrás de BUIO MONDO y mil proyectos más. Aunque no son los únicos ejemplos porque ahí quedan las tremebundas grabaciones de Ruíz con SENTIONAUT (Iván Von Lazharus, otro que tal baila) en DEKATRON III. Al contrario que en otros (digamos Splits aunque para mí sea esto otra cosa) aquí se alternan los artistas. He probado a escuchar programando el lector los temas de Zoltan Coxis y los de Mono Caníbal por separado y se pierde muchísimo la atmósferas; en otras palabras, Chronophagus funciona mejor con el tracklist en el que viene montado porque la oscuridad se hace reina del éter y si eres capaz de ser oyente cómplice (amante amigo a lo Rocío Dúrcal), te van a dar una buena hostia timpánica en los 11 cortes del álbum.
Noise, Synthwave, Electrónica Berlinesa y Ambient aunadas en un toma y daca demencial. Los temas de Zoltan Coxis grabados en Balaton Synthstudio y los de Mono Caníbal en su Selva de Otra Galaxia. La única pega es que me hubiera gustado un corte final con ambos artistas en comunión sonora pero si mis datos son correctos, este es otro de esos productos salidos del CMC (Confimamiento de Marzo de los Cojones). Así es como al menos se explica en el bandcamp:
"Originalmente concebido como "Coffinamento", ha sido grabado a modo de soundtrack para un documental no filmado por enfermedad del director Enzo Capillare, acerca de la hipercompresión espacio- temporal actual y de como todo ello altera nuestra percepción del mundo que nos rodea y no nos permite apreciar en su justa medida a nuestros familiares más cercanos. Claustrofóbicas neurofonías registradas durante el aislamiento forzado del pasado mes de Marzo, manteniendo un adecuado y oscuro pulso cardiogénico, recomendado para las noches de vigilia y atención primaria".
La influencia cinematográfica queda plasmada en mil y un detalles. Desde los guiños al Giallo, al uso del italiano en el título de los temas de Zoltan Coxis. Además, para los neófitos, Zoltan Coxis en 2015 sacaría su Banda Sonora metempsicótica Fungus Baby O.S.T., así que bueno, sobre fotogramas y sus sonidos gira el asunto. Ahora en palabras del propio Miguel A. Ruíz:
"Fungus Baby es la ópera prima del director canadiense Douglas Mc. Donnell, un thriller micológico en formato Super 8, en el cual se narran las desventuras del `niño hongo´, un ser imaginario que habita en los bosques de Saskatchewan y que atemoriza a los más ancianos del lugar, incendiando sus cabañas en la noche y esparciendo sus esporas en los lagos vecinales. Zoltan Coxis, veterano compositor electrónico húngaro, fué elegido por Douglas para la confección de la banda sonora, la cual nos evoca aquellos entrañables filmes de serie B en los años 80 de suspense y horror, ya que se han utilizado las mismas herramientas que entonces (sintetizador Prophet 5, programadores de ritmo analógicos, secuenciadores, etc) y seguido el mismo método de grabación en bobina de 8 pistas. Una vívida sucesión de eventos cinemáticos, levaduras sónicas e intrigantes crescendos que sitúan al improbable espectador en un contexto intermembranoso de dificil escapatoria."
Me meto de lleno en la música. "Perímetro di Morti" de Zoltan Coxis es una claustrofóbica intro ambiental con trazas Noise. Un pulso drónico que sinusoidal sobre el que cabalgan insertos extraños muy cercanos al Dark Ambient puro y duro de ese que casi se mete en el Industrial. Sutilmente de forma orgánica entra "Asépticos" (referencia hidroalcohólica maravillosa) de Mono Caníbal con un sampler vocal y esa suciedad característica de su proyecto, siempre fresco en el sentido de que no se ancla ni acomoda en cada grabación nueva que presenta. Al conrario que lo que suele ofrecer con Buio Mondo, Mono Caníbal es electrónicamente primitivo y rezuma ese verdín de exudado de cobre que huele a sangre (la sangre huele a cobre, y más en grandes cantidades... doy FE). Casi ocho minutos de procesión selvática.
Turno para Ruíz. "Ipotesi", descenso a los abismos de la electrónica oscura franchute, la planeadora de Berlín y por ende espacial, cósmica y con la maestría de las sístoles/diástoles características que marcan el fondo en este tipo de electrónica. Como un sónar, las ondas Doppler de Zoltan Coxis divagan en ese inmenso páramo que es el vació del Universo... una maravilla. El alunizaje llega con las voces radiadas y los pulsos percusivos de Mono Caníbal y "Menticular", reverso oscuro de la anterior. El lisérgico viaje estelar acaba en un Ambient al más puro estilo SciFi (vaya, que me da la impresión de una nave que ha aterrizado en el jodido Planeta de los Simios), creando en el oyente el clímax perfecto para meter a continuación la Carpenteriana "Circostanze Anomale", con melodía propia de tipos con un parche en un ojo en futuros distópicos con la Estatua de la Libertad derribadas y presidentes de la Nación secuestrados, aunque bien es cierto que algo de Patrick Vian o Michel Magne pulula por ahí.
Justo a la mitad del disco, Mono Caníbal mete su "Insepultas". Malsano Dark Ambient con toques letánicos que casarían bien dentro de MISA TRIDENTE por ese toque a Spanish Gothic. El tratamiento de los samplers (creo que dobles) en segundo plano funciona a las mil maravillas. Sutil y dentro del espectro subsónico, se disfruta mucho más con auriculares... mención especial a cómo se asemeja a una Caja de Música el Fade Out. Soberbio. "Psicocinesi" de Zoltan Coxis tiene algo de la primerísima electrónica hispana ochentera que se hacía con modificaciones de Casio y cintas magnetofónicas, con exabruptos fantásticos que parecen de un Korg MS-20 pero con esa pátina fúnebre de fondo que viene a ser un leit mótiv para ambos artistas y que adquiere importancia suma a la hora de darle cuerpo a los 52 minutos del disco (de ahí que comentara que se ha cuidado mucho el tracklist y la coherencia).
Tramo final de órdago. Mono Caníbal se torna apocalíptico en "Dientes Serrados", mitad Ambient, mitad Industrial al más puro estilo bandas de Cold Meat Industry. Si no me falla el oído, se vertebra bastante mediante la distorsión de una guitarra, dándole mucha sobriedad. Con todo, mi tema favorito de todo el disco es "Zanzare" de Ruíz por diversos motivos... uno es que sin romper la tónica sí que se desmarca con unas percusiones arábicas originalísimas, un uso del sampler de auténtico maestro y lo principal, detallitos a lo Library Music que me han volado la cabeza. Todo en escasos dos minutos.
Repite Zoltan Coxis con "Umanoidi Della Notte" con la que es imposible no acordarse del fantástico italiano y sus bandas sonoras. Una cantidad tremebunda de recursos electrónicos condensados que precisan muchas escuchas para diseccionar. De forma también maestra, "El Escorpión que se Muerde la Cola" (me niego a explicaros las referencias por evidentes) de Mono Caníbal es una crepuscular tonadilla meditabunda colocada en el sitio perfecto del disco. Mejor cierre imposible.
Un disco de culto IMPRESCINDIBLE.
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