viernes, 2 de octubre de 2020

DAL VERME - "DESIERTO" (GRUPPO UNGIDO OU#3mu2CD, 2012)

Al Desierto lo precede el Matorral Xerófilo o Semidesierto... es decir, La Muerte en Vida. 

Si la sangre comparte atributos de color, sabor y olor con las partículas del óxido, es más que plausible pensar que lo que queda, lo inmanente del ser humano, es un pálido reflejo del bioma existencial y que lo antropológico está sobrevalorado. Puesta a secar en pudridero el alma humana (el cuerpo no me interesa) se transforma en gránulos color rojizo por la descomposición de los etéricos flujos vitales. 

Montañas de dichos gránulos dan lugar a dunas férricas que laten en su no-existencia; la presencia de pequeños habitáculos de vida son el símil de vivencias personales que otrora vivieron y todo lo que vive suena. 

Suena morir, suenan las moléculas, suenan mis vértebras y el movimiento ampliado del jodido líquido sinovial de mis rodillas bien pudiera ser el oleaje ciclópeo que arrolla murallas en un mundo apocalíptico. Todo depende del prisma, de la lupa, del aumento que usemos. Bucear entre moléculas es nadar a mar abierto. La franja que separa una neurona de otra se convierte en un salvaje mundo inhóspito por el que se desciende en Kayak sin saber si llegaremos finalmente sanos y salvos a puerto. 

La sangre es vida dicen... 

sí, pero el Desierto es mi Pastor y nada me faltará.

Cuando falta la sangre viene el color verde pálido.

La carne se descompone en los verdosos efluvios luminiscentes resultado de la falta del líquido vital. Desierto en mis venas, desierto en el Cosmos que se pudre en una cronología a la que ni podemos acceder ni nos interesa llegar. Toda perspectiva cambia cuando alejamos la vista; cuando nos salimos de patrones humanos desde fuera todo es Desierto, pero cuando acercamos la vida bulle como una carcasa de carne dejada al sol de mil demonios. 

Si nunca podemos vernos de cerca ni de lejos a nosotros mismos porque no entra en los planes divinos, ¿Cómo diablos saber que no somos y vivimos en Desierto?. Nos creemos acompañados en nuestra falsa ilusión pero quizás somos el parásito intestinal de algo superior y las tormentas no son más que los flujos que arrasan con el detritus que sobra a un organismo más grande. Por tanto, el Ser Humano nunca creerá en el Desierto, en lo inhóspito, en lo sagradamente vacío. El ser humano cree que el Desierto es una extensión de arena con radicales cambios climáticos... pero yo os digo que el Desierto es otra cosa. 

El Desierto es la genuflexión del Cosmos ante la ilusión de la Vida. Y si el Cosmos se genuflexiona librado de toda soberbia, ¿qué lugar queda para lo pequeño?.

Ah, sí... Desierto también es un brutal disco de Música Industrial, Noise experimental del granaíno Carlos Dal Verme editado como oblea ungida en 2012 pero grabado originalmente en 2006 y es una puta joya.

Si la vida puede imitar a la muerte, estoy casi seguro que la muerte puede imitar a la vida.

https://dalverme.bandcamp.com/

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