Bajo el auspicio de SACRAMENTO RECORDS, NOOIRAX y PURE REACTIVE RECORDS, el trío LAZHARUS evoca a Cernunnos, dios cornudo de la fertilidad, la abundancia y los cambios de ciclo. Señor de las bestias salvajes, su particular iconografía queda brutalmente plasmada en piedra en el Pilar de los Navegantes del siglo I D.C.
Encuadrados dentro del Industrial Noise más infecto, LAZHARUS llegaron a mis oídos con aquel lejanísimo Errors (Le Crépuscule Du Soir, Cain Records) de 2010. Si bien poco después compartieron sendos Splits con MATATUS y ATRABILIS, no vuelvo a cruzármelos hasta el asfixiante y enfermizo compartido con MACRONYMPHA de 2017 (Bizarre Audio Arts), año que parece marcar una especie de renacimiento. Se edita la cassette Red Sonja (Eclectic Reactions Records) y tengo el privilegio de conocerlos en directo en la segunda edición del Noche de Cuervos (reseña aquí).
Ahora, junto a 2 maravillosas nuevas cassettes de las que hablaré en un futuro, me llega este flamante nuevo Cernunnos, masterizado en Pedrecordestudio por EL ROJO, con artwork de ABEL GUZMÁN sobre fotografías de SERGIO ALBERT y la colaboración a las voces en un tema por JOSE AELMERO (LAMORTE, MORDIDA...). Podría alargar los créditos hasta el infinito añadiendo referencias a VOR, la electrónica de DEKATRON o la pus electrónica en GRASSA DATO, pero creo que es mejor centrarse en el artefacto que tengo entre las manos.
Sesenta minutos (o no) distribuidos en 3 cortes (el reproductor marca 25!!!). Abre "Psicogeometría" con un lánguido acople de bajo (parece una guitarra) a lo SUNNO))) sobre el que planean cantos gregorianos procesados de una forma exquisita (ralentizados y cortados en el punto álgido vocal para que encajen como peldaños entre las notas espaciadas de las cuerdas).
De forma lenta pero inexorable hacen acto de presencia los chasquidos y ruidos propiciatorios de la electrónica; voces abotargadas que provienen de vete a saber dónde (no sé por qué razón, pero tengo en la cabeza al oscurísimo proyecto Drone VOICE TRANSMISSIONS WITH THE DECEASED). Sin base percusiva per sé, se va desarrollando un despliegue en sábana netamente Doom; introspectivo, decadente servicio religioso de vaya usted a saber qué grupúsculo destructivo, hacen acto de presencia voces agrias (léase TEETH OF THE LIONS RULE THE DIVINE, ASVA...).
El bajo acopladísimo va a lo suyo y es capaz de mantener el riff hasta el infinito sin inmutarse. Minuto 9 o casi 10 y aparece la batería en forma procesionaria, enterrada bajo una vorágine infernal (marasmo) que se va retirando a un segundo plano para que los golpes de los parches ganen en épica. Aquí y ahora, ya puedo asegurar que Cernunnos es lo mejor que han grabado LAZHARUS. Me encantan las voces limpias que adornan el conjunto (muy al estilo del Doom/Death de toda la vida) que tan bien han conseguido últimamente bandas como HIPOXIA.
Salen a relucir con una facilidad pasmosa ecos a GNAW THEIR TONGUES, SEIROM, T.O.M.B. y otras lindeces de CRUCIAL BLAST pero ojo, LAZHARUS tienen una identidad propia muy marcada; si te pones auriculares e intentas separar la electrónica de la base rítmica te das cuenta de que flota una suerte de sábana espacial ambiental que hacia el fin del corte se acaba fundiendo con un sampler vocal y pulsos mínimos de la batería (sístoles).
Sigue la más Industrial "Bardo", haciendo añicos a géneros como el Sludge para aparearlo con el Black ponzoñoso de unos NIHILL como pequeño puente hacia la monumental y catedralicia "SCAP El Símbolo Compensador". Empieza con sutileza y minimalismo; cierto aire oriental flota en el ambiente.... radiestesia sonora en una partitura que dibujada es el símbolo SCAP de André Philippe.
Al norte está YOD, décima letra del alfabeto hebreo, sonido palatal semiconsonante... simbología y numerología en estado puro para construir en base a sonidos cuasi Gamelan una coda que provoca intranquilidad. Surgen voces de diverso tipo y un pulso percusivo sintético dirige al conjunto hacia otro bestial crescendo de Drone Doom.
Si tengo que compararlo con algo, sería con MEGATON LEVIATHAN y su particular forma de entender la psicodelia. Es como una alarma anti bombardeos aéreos que se codease en ritmo con una base de Techno austera. Para colmo, el bajo no tiene ni la más mínima intención de salir de su hipnótica cadencia aunque las homilías vocales encabronadas quieran darle su pátina de Shoegaze al resultado final. Sin prisas todo se dirige a un clímax que recuerda a cualquier infame banda sonora de CARPENTER pero con el marchamo y pegajosidad del Napalm inflamable en Vietnam.
Imprescindible. Alucinante. Caleidoscópico disco de LAZHARUS que va a ser de lo mejor del año en su género.
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