martes, 14 de mayo de 2019

ALFREDO COSTA MONTEIRO / TOMÁS GRIS / DAVID ÁREA - "ANILINA" (EX NIHILO RECORDS, 2018)



Otto Unverdorben destiló el índigo dando lugar al Crystallin. Punto de partida para la Anilina como partícula ultratóxica que desde 1826 va mutando sucesivamente hasta el Cyanol, la Potasa Cáustica y por último el aceite ultratóxica de la Anilina. Distintos caminos heteroalquímicos condujeron a la Fenilamina, siendo August Wilhelm von Hofmann el que acaba unificando teorías y sustancias.

***

ALFREDO COSTA MONTEIRO al acordeón y objetos; TOMÁS GRIS guitarra y objetos y DAVID ÁREA a la electrónica componen esta suite de 30 minutos de duración en el laboratorio alquímico DETRUITA SONON de Madrid. Edita en formato digipack EX-NIHILO RECORDS que en su página web etiqueta la música del trío como "reduccionista", algo que me ha llegado al alma y que me parece tremendamente apropiado a tenor de cómo se va desarrollando la electroacústica, electrónica mínima concreta y experimentación en estado puro de Anilina.

De sosegado discurrir, son sosegados los elementos disruptivos que destacan por encima de la base férrica que flota en los altavoces. Ruido blanco sobre el que se superponen notas espaciadas de guitarra, acoples ultraagudos y en general un toma y daca de los tres músicos a lo largo de media hora. El acordeón da un toque bizarro tremendo cuando interviene haciendo que uno se pregunte si no está en una especie de atracción circense caducada, herrumbrosa y para más inri, cargada de electroestática.


Sin el aspecto visual, me es difícil decir qué objetos se tocan, pero lo que parecen platillos rozados con arco, electrónica analógica de diversa índole y la procesada guitarra son instrumentos que se van repitiendo de forma constante. Sin existir base rítmica per se, sí que se notan algunos elementos que ejercen la función de percusión mínima, al menos de forma abstracta. 

Las notas casi golpeadas de la guitarra parecen desde luego vibráfonos, y el acordeón cuando interviene sube la oscuridad del conjunto... es un instrumento cuyo tono, timbre y características generales siempre ha tornado todo lo que toca de cierta melancolía, así que imaginaros cuando se usa con propósitos destructivos. 

Conforme va avanzando el tema se van trenzando los instrumentos en una especie de suite de cariz cinematográfico, camaretística y muy orgánica, aunque eso sí, se trata de música para oídos ya curtidos  en estas lides. Me gusta muchísimo cómo integran lo acústico de la guitarra y el acordeón con los broncos golpes de la electrónica de tal suerte que se huye de la música industrial agresiva para crear algo más minimalista, espaciado y que requiere de máxima atención para su disfrute.

Además, uno no se quita la sensación asfixiante de amenaza (real o no) ni por un instante.



No hay comentarios:

Publicar un comentario