El proyecto DEAD VORTEX nace en Lisboa en formato cuarteto. Su música me llega directamente mano a mano de Jorge Nuno a un servidor en la cola del Museo Gulbekian (Portugal) mientras esperábamos ver a los SECRET CHIEFS 3. Decir que soy un devoto seguidor de estos estilos creo que sobra, así que voy a poner el punto de partida de esta reseña en un disco que me recuerda enormememente a los DEAD VORTEX no tanto por sonido sino por la propuesta en sí.
En 2007 el veterano trompetista EDDIE GALE se uniría a la banda de psicodelia MUSHROOM para grabar el bestial artefacto que sería Joint Happening, menos experimental que DEAD VORTEX pero con claras concomitancias y tangenciales picos narrativos. La trompeta (casi siempre en sordina, con notas cortas y que perduran en el tiempo) pseudoelectrificada, el uso de vibrátiles ambientes plásticos deudores del Miles de los 70 y esa comunión característica entre el Rock y el Jazz que es capaz de crear auténticos monstruos sonoros de difícil catalogación (sea Avant Rock, sea Jazz Fusión o lo que puedas imaginarte); todo obra y gracia de una base rítmica sublime y una guitarra en estado de gracia.
El caleidoscópico fruto de aparear a DUNGEN con WOODEN SHJIPS y a los hijos de sus hijos con el frío Jazz Nórdico de NILS PETER MOLVAER... es decir, la abstracción y su frialdad con los ardientes arrebatos calenturientos y lúbricos del Heavy Psych provocan aguas termales, mágicas donde vas a curarte o darte al menos una imprimación de aceite que perdure en el tiempo.
LUIS GUERREIRO (trompeta, sintetizador, electrónica), ha tocado en grupos como Estado Sónico, Audible Architecture o la Variable Geometry Orchestra; JORGE NUNO (guitarrra), también integrante de Signs of the Silhouette o Uivo Zebra; ANDRÉ CALVARIO (bajo), fundador y parte integrante del colectivo A Besta, Signs of the Silhouette y relacionado con un montón de proyectos experimentales y PEDRO SANTO (batería) que es parte integrante también de Variable Geometry Orchestra, Enseble Mia o New Thing Unit.
El trabajo que os traigo recoge dos grabaciones de la banda; Event Horizon por un lado y Redshift por otro aunque ambas se realizan en Pernigem, Sintra y la masterización final es la de JAMES PLOTKIN, siempre dándole el toque adecuado a cada proyecto que toca. Vienen juntos en un doble CD, además de que se conectan como el lenguaje íntimo de un potenciómetro (los temas se titulan -3, -2, -1, 0 en el primer CD y +1, +2, +3 y +4 en el segundo).
Eso sí, reconozco que el artwork no es muy de mi gusto pero para gustos ya se sabe.
Eso sí, reconozco que el artwork no es muy de mi gusto pero para gustos ya se sabe.
La idea que subyace tras DEAD VORTEX es la de centrifugar el rock espacial, la psicodelia y el avantgarde jazz para dar lugar a un suero que posteriormente se destila en un alambique sintonizado en el MILES eléctrico (ojito que centrifugar y destilar son procesos distintos). El perfume resultante no es precisamente homeopático sino bestialmente peligroso. Ácido, corrosivo, adictivo y planeador Jazz Rock atemporal, píldoras de litio de punta hueca directas al tronco de tu encéfalo.
Así suenan los 35 minutos de Event Horizon. Cuatro temas que van desde los sutiles devaneos hipnóticos y mántricos de los primeros minutos guiados por un diálogo entre trompeta y batería a un estallido experimental de pedaleras en los minutos finales. El espectro abarcado es amplio y cada instrumento tiene su espacio para alejarse o acercarse a los demás hasta el punto de que el balance entre improvisación y composición es sutil. Se ve que aquí hay tablas y sabiendo de donde vienen estos músicos se intuye la alta capacidad expresiva que controlan.
Me encanta esa forma de desarrollar la melodía en primer, segundo e incluso tercer plano diría (como esa batería violenta en mis narices subidísima de volumen mientras por detrás está estallando el apocalipsis de guitarra y todavía más al fondo se percibe una tormenta de trompeta asordinada); psicodelia en tres dimensiones que requiere del oyente y su atención para captar la profundidad y conjunto de todo lo que está ocurriendo o ESCHER sonoro encebollado de mil capas progresivas. Etiquétalo como te venga en gana.
Hay un excelente medio tiempo abrasivo en el que la guitarra cargada de wah wah arremete contra un fondo de electrónica industrial para luego ir creciendo la base rítmica en una ordalía Fuzz. La intensidad va creciendo y durante más de veinte minutos asistimos a un tour de force donde uno no se aburre nunca. BLUE CHEER con GRAND FUNK marinados en CAUSA SUI y esos combos fantásticos que habitan el sello EL PARAÍSO (como mis queridos PSICOMAGIA).
Desde los psicotrópicos inicios Floydianos a las aberrantes manipulaciones electrónicas; de las líricas líneas de guitarra Hendrixianas a perversos arranques de Noise... véase mi reflexión inicial sobre el disco de MUSHROOM WITH EDDIE GALE para saber un poco qué terrenos pisamos.
Y todavía vamos por la mitad. Redshift se abre con patrones estilísticos propios del Jazz Fusión pero los detalles de sintetizadores simples pero insistentes remiten a la psicodelia japonesa de ACID MOTHERS TEMPLE, MARBLE SHEEP o puestos a mirar atrás, la FLOWER TRAVELLIN´ BAND por el desarrollo bluesero de una guitarra que va in crescendo hacia un horizonte donde habita el Stoner desértico de KYUSS, YAWNING MAN... el avant jazz de Event Horizon se retuerce hacia el Heavy Psych más intenso haciendo la escucha de los dos discos del tirón toda una experiencia.
En algunos pasajes cuesta distinguir la trompeta de los sintes y también me acuerdo de aquel maravilloso Silver Cycles (1969) de EDDIE HARRIS. Quizás los momentos más magnéticos los tenga precisamente la trompeta en un interludio misterioso con el bajo inmenso de André Calvario mientras de fondo se van desarrollando filigranas de guitarra procesada y ruidismos varios. Acto seguido, sutilmente, se va generando un ritmo cuasi motorik, funkarra y cargado de mimetismo Neo psicodélico a lo LAY LLAMAS, ANTHROPROPHH y demás delicias garrapiñadas.
El vórtice muerto se lo traga todo y lo regurgita transformado porque tal es el sino de los rumiantes. Al igual que la acidez estomacal pugna por ir a contracorriente como las truchas, así necesitamos de nuestros poderosos antiheméticos sonoros que dejan toda la sustancia en su sitio y que como mucho, arden al defecar. MARAVILLOSOS DEAD VORTEX, oigan.
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