Lower forms of life
Creeping down your door at night
See them come, see them play
You know you are just like them
Lower forms of life adore you
I adore you too
Habíamos dejado en barrica de roble y amnios a la salmuera a DIGITAL MOTHER tras el superlativo The Healing Wars Vol. 1: Enter The Meta-Pyramid a la espera de que los astros se alinearan de nuevo para traernos la continuación a un disco que estuvo entre mis favoritos (y estoy seguro que para mucha gente es igual) de 2023. Lo primero es invitaros a pinchar en el enlace anterior y ahorrarme el arduo trabajo de resumir biografías, longitudes de cordones umbilicales y en definitiva pues eso, que uséis esas bisagras temporo-espaciales y así no me tenéis aquí perdiendo dioptrías. No obstante, también os emplazo al debut Big Pacific Blue (2022) y como ha subido el precio de la tinta digital, pues uso una frase que usé por allí y que ahora cobra todavía mayor empuje: Digital Mother es un proyecto que se luxa de una realidad (la tuya) para llevarte a otra realidad, y añado que lo mejor de todo es que ambas realidades, están en esta.
Recordad que habíamos dejado a Digital Mother tocando en el ático de un rascacielos dibujado por Ezquerra en Mega-City One. Bien... pues parece que el tour de presentación se quedó allí y desde entonces han estado un tiempo girando en lo más profundo de Maine a pesar de que vestían con raigambre inglesa Post Punk (cuidadito con esto, porque en los pueblos visten petos Motorik). Huyendo de las puestas en escena grandilocuentes (¿alguien recuerda a GWAR? pues esto es la versión John Cage), optan por ir semiencapuchados o semisombrados (un gorro calado hasta las cejas) y eso, muy a pesar mío que tengo el sueño ligero, es lo que usan como foto promocional (luego la culpa siempre es de la prensa).
(uno)
La cosa es que juntando los vales de gasolineras texaco y vendiendo de forma ilegal licor de arándanos, han conseguido juntar unas monedas y traernos este flamante nuevo vinilo que, por un lado los saca del ostracismo y por el otro, los hace trending topic en Oregón (parte Norte) porque es que encima joder, si no te has dado cuenta (no creo ni nunca he creído en tí, lector de mierda), DIGITAL MOTHER son la hostia y la bestia que están creando con esta trilogía ya está teniendo los ecos pertinentes en periodistas y medios que entienden más que yo de todo y menos que yo de nada. A partir de aquí, soy responsable de mis palabras:
Hijos putativos del Dub de cloacas y adalides de un drone folk de punta hueca, Digital Mother cantan la canción de desamor más grande jamás cantada en Programmer is Dead. Una lenta caída / derrumbe del estado del bienestar y del andamiaje del show business en lo que es el examen proctológico de la peor pesadilla del macho alfa. Un disco que pretende ser suave en sus planteamientos oníricos pero que acaba con un salvaje loop a lo Swans que quita el hipo... todo ello tras pasar por momentos de vaporawe, de punzantes líneas Dub a lo Bill Laswell o deslizarse bajo tu lengua mientras contemplas el sol californiano al más puro estilo Wooden Shijps.
(Collage by Luis Boullosa, 2025)
Para hacer esto en 35 minutos tienes que ser muy bueno en lo tuyo, o tener una suerte inexplicable. A ver si alguien si no puede explicarme cómo es posible que `Lower Forms of Life´ tenga tantísimo groove en su sintética paráfrasis del Vaporwave y su goticismo abisal al más puro estilo This Mortal Coil (con sus diferencias, se entiende). Pegadiza melodía con bases retrofuturistas y languidez shoegazing como colchón sonoro a la voz con vocoder de Luis, que se muestra ya en toda su sobriedad (Waits, Walker y otras W....) en la circense "Oblivion Skies" que porta arreglos Folk, sus teclados necro festivos y la siempre maravillosa voz de Elvira Jardón. Las letras, por supuesto, son una rendición poética a largas tardes de jugar a RPGs de 8 bits y medio. Me encantan estas tonadillas pseudo cortesanas que están a caballo entre el marcial Neo Folk de Current 93 y las masturbaciones líticas de Cope en sus inicios.
Que los sonidos Jamaicanos están más que presentes en Digital Mother lo demuestra la simplemente genial "Burzum Hoodie", canción Dub Blues para amores desenfrenados de lodazales siniestros, destilerías teratogénicas, relaciones incestuosas, predicadores de pantano y fundamentalismo sureño. Se desliza, burbujea y se viste con retales de Alan Vega y Silver Apples / Suicide si me apuráis, que van más por ahí los tiros en la minimalista "Towards the Broken Bridge" con sus esbozos de electro synth bisbiseados y Ambient para rednecks. Siguen las guitarras acústicas con algo parecido a un acordeón en el brutal himno "Upon a City the City was Built" que recoge el testigo de toda la canción americana, el country australiano y el primer y añorado Cave and the Badseeds (homilía y comunión).
(el otro)
Canción palaciega con austeros toques atonales y casi latinos (tango) a lo Spiritual Front o banda sonora para decapitaciones en la Plaza del Pueblo. De ahí al ritmo ochentero de las bases a lo Suicide en "Doggin´ in America" con una maravilla de letras: `Must be this whole different thing - A pure refusal of UK grim / Must be all we’ve never been - Slowly returning to communal feel / Texas jobs and distant fires - Squeezin the love from the car you hired / Rushmore face and mescaline stare - Happy kid’s the Kid who shares. Doggin’ in America´ Mención especial para ese saxo de ascensor cool que finiquita el asunto. Acojonante como acojonante es el Dub a lo Lee Perry en la malota "Outskirts of Money", con geniales arreglos y samplers de voces de niños, la guitarra de Manu muy crepuscular y ahí el Luis atreviéndose con un rapeado y silbido morriconiano (aunque también podría ser el reverso tenebroso de Xavier Cugat). Todo para seguir el juego metaficcional con las filias y fobias de las letras de Luis con la litúrgica "The Gospel According to Alan Vega", que se ejecuta con la precisión de una caja de música y vive sus escasos cuatro minutos en el mundo de los sueños que tan bien conocen Wooden Shjips.
La carne está apaleada y amasada, dispuesta sin duda alguna para la trituradora existencial de "Rose of the Future". Un drone que vibra en la misma longitud de un tamboura, de opiáceo tempo y percusiones marciales, se va desgranando unas épicas letras a lo Woovenhand: `Rose of the Future / White Rose containing Time and Space / Rose of the Future / Rose of the Day´ que van inexorablemente desembocando en un clímax orgiástico (pecado) pero con los impulsos sinápticos (otra vez) de Wovenhand (redención). Drone Folk si queréis llamarlo así, Apocalyptic Folk para los más malotes. La entrada de los arreglos industriales invita a que trasieguen por esa senda en un futuro tercer disco y el saxo aun no atreviéndose a abrir carne del todo (podría hacer más daño en la mezcla en un primer plano por encima de la guitarra, pero ha sido benévolo) estoy seguro que va a ser un interesante elemento a desarrollar. Algo así como The Dream Syndicate y los clásicos Swans.
De momento, este se va a mi disco del año.
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`Vivimos dentro de una enorme novela. Cada vez es menos necesario que el escritor invente un contenido ficticio. La ficción ya está ahí. La tarea del escritor es inventar la realidad.´
BALLARD
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