viernes, 19 de junio de 2020

JAVIER COLIS & JUAN PÉREZ MARINA - "SANGRE FÁCIL" (DISCOS BELAMARH, 2020)


          Escribir sobre Sangre Fácil, nuevo disco  de Javier Colis (Mil Dolores Pequeños, Demonios Tus Ojos, Vamos a Morir, Los Cuantos, Las Malas Lenguas, La Femme Fakir...) esta vez junto a Juan Pérez Marina (Javier Corcobado, Leone, Cartografía del Ruido...) no es tarea (sangre) fácil y poco o casi que nada puedo añadir extra tras leer el maravilloso texto de Javier Díez Ena que acompaña en la promo al disco en digipack editado por Discos Belamarh. Casi dos años ya desde que os traje Notas de Abajo, complicado añadir detalles a la obra de Colis pero da la casualidad de que su escucha nocturna con auriculares hace dos noches me hizo `viajar´ literalmente por esos flujos de onda tan presentes en el mundo onírico de Lynch... no había sido mi mejor día en lo personal, y tumbado en la cama contemplaba el aleteo del toldo (destrozado ya por el viento) formando lo que me parecían caras que ululaban. 

Al fondo en un edificio de reciente construcción, una luz se apagaba y encendía con ritmos cíclicos, inexorablemente, como siguiendo algún patrón cósmico desconocido. Durante centésimas de segundo el aleteo del toldo con la música, el encender y apagar y mi propio ritmo circadiano coincidieron en un punto (Foucault mediante) y ahí se detuvo todo. Estaba dentro del maldito disco que se me presentaba a las `ojorejas´ (suerte de sentido que se adquiere cuando uno está en estado de trance) como un inmenso patrón cosido en el interior de una sofocante cabaña india Lakota. En mi tráquea, la áspera sensación de tener estropajo trae como resultado que mediante un alambre tenga que desatascar para respirar... millones de cuerdas de guitarra pseudo-petrificadas en un ámbar sonoro, fecaloma acústico, ectoplasma espectral formado por el detritus de millones de fantasmas de guitarristas muertos excepto uno que los traiciona a todos porque vive. 


El toldo forma la cara barbuda de Master Wilburn Burchette, sus patrones extrañísimos (drone) a la guitarra en aquello que se llamó Opens The Seven Gates Of Transcendental Consciousness (1972) ejerce de Ouija meditabunda con toma de Jack en la que conectar y reamplificar dos formas muy distintas sus instrumentos. Colis y Marina no buscan la apertura Gnóstica del espacio frontal mediante el uso de notas de `Pink Sound´, marca de la casa de la guitarra fabricada mediante 7 maderas distintas de Wilburn Burchette y empleada en Manuales Parapsicológicos de Sonido como Psychic Meditation Music (1974) o el propio Guitar Grimoire (1973); sin embargo, en Sangre Fácil sí que flota una película de Improvisación que para mí es también Pseudo-Esotérica en tanto en cuanto sin ensayar, y mediante un Plug and Play solamente, ambos artistas se sumergen en una belleza que es realzada gracias a una serie de aciertos. Por un lado, huir de virtuosismos y saber `dejar sonar´ cada nota el tiempo necesario para que alcance su máximo grado de expresión; por otro lado, el fundamental acierto de Sangre Fácil en el sonido/mezcla de Miguel Lorenzo en Influx Estudio que recogen la grabación con esa aspereza propia de los sesenta y el uso de amplificadores de combate. Nada de limar para agradar... más bien limar para que duela más. 

Reflejos de lo que cuento está presente en ese inicio de Nana preciosista, con ecos a Rondo Veneciano de "El Pasado que nos Espera".... un western con ínfulas Morriconianas, Glisandos y Arpegios que se repiten como un motivo/score cinematográfico en "Ojos Cerrados de Par en Par". El acompañamiento de una guitarra a la otra es como velar a un ser querido en sus últimos instantes y las idas y venidas de las exhalaciones sonoras mediante el Fender VJ Looper refuerzan la sensación de Tiovivo onírico tan propio del Blues industrial de Lynch en sus trabajos musicales con Badalamenti. El tempo lento, arrastrado, flotante y espectral huele a Feria de Años 50. Algodón de azúcar ya fermentado (colonizado) por un tiempo que parece haberse detenido, con los bolos y pelotas agrietadas por el calor ejercido en el plástico en una Noche de los Tiempos infinita.


"Es Peligroso Asomarse al Interior" es como surfear olas en un Mar de Serotonina entrevisto en un Flashback Noir musical con culata de marfil o la herida punzante de un estilete. El tono se recrudece con atisbos Hendrixianos; "No Me Gana el Alma", con Loop espacial en el fondo creando forma y base para que Colis y Marina se lancen a una Jam que se corta de forma abrupta dando paso a "Amándola, Hablándole, Yendo a Sitios Juntos y Luego Ya No", intimista hasta lo microscópico y puente corto bluesero hacia "Gente Encantadora, Gente Tediosa", diálogo en el que las guitarras casi vocalizan. Así se van sucediendo los temas; volviendo al desierto surfeante del inicio o caracoleando tonadas minimalistas... de lo amable a lo áspero, de "Una Brizna Pegada" y "En la aún Débil Luz" al metronómico paso de un canal a otro en la amenaza soterrada de "Que Parezca un Accidente" (con un curiosísimo acople/riff/arpegio que baja a las cotas gruesas de Black Sabbath pero sólo durante breves segundos). 

Sangre Fácil se va dirigiendo a un punto de no retorno en el que todo se vuelve muchísimo más experimental, angular y (aunque no me guste la etiqueta) tendente al Art Rock y así, como si de un libro se tratara, "Escrito en el Agua Rápida" "Lagartijas de Salón" parecen doblar y articular dos partes claramente diferenciadas en el resultado final del disco; dicho de otra forma, son el lomo de un libro y a su derecha, de aquí en adelante, Colis y Marina se lanzan en pos de una salvaje cabalgada al más puro estilo Downtown Neoyorquino. Todo se vuelve más inhóspito y salvaje, con reminiscencias a Frith (cómo no), a los Lounge Lizards (cómo sí) o al lirismo funesto de la Velvet Underground (cómo que como) pero sobre todo a las microtonías ambientales de Glenn Branca... mini orquetas sinfónicas proto industriales de donde mamarían Swans y el Noise Rock. Sale también a la superficie el Blues y Folk urbano de alear Waits con Neil Young y pasarlo por cosas tan a priori complicadas de acudir en primera instancia como el Desert Rock de Yawning Man... porque hay desiertos en las ciudades y viceversa.

Da la sensación de que estamos en el mismo lugar pero el paisaje ha cambiado. Una ciudad reamplificada, tecnologizada hasta el punto de hacerla irreconocible, pero con el mismo cielo como manto protector. 


Especialmente interesante me parece la letánica "Garabateando en el Viento". Un loop de Fender de fondo sobre el que zurzir notas tan graves que parecieran remachadas, percusivas y amenazantes dan paso a la inhóspita distorsión de "Was ist Das!" que Juan Diéz Ena compara con Glenn Branca, cosa con la que estoy totalmente de acuerdo pero a la que me gustaría añadir el detalle de la etapa Neoyorquina de Daevid Allen en Opium For The People, Alien in New York y sobre todo sus discos Who's Afraid / Hit Men junto a Kramer ya en los 90. Aunque sean en formato banda, a veces con vientos, se extiende todo ese legado (aunque sea en el inconsciente colectivo) en las glisandas notas esparcidas en "Te lo Tengo Dicho" o la casi oriental (las guitarras parecen un harmonio o Shruti Box) "Vuela Bajo".

No sé si Blood Simple (Joel y Ethan Coen, 1984) y sus ásperos encuadres de Thriller Neo Noir habrán influenciado a Colis y Marina pero la paleta expresiva urbana, el humo de las alcantarillas, las chaquetas y gorros calados... los cigarros a medio fumar o el rojo carmín, las siluetas de los cadáveres o la jodida chapa del FBI son estampas cuasi costumbristas, evocadoras/invocadoras de fotogramas que mutan a sonido y viceversa ("Cruza los Dedos").

"Cógelo Todo, Déjalo Todo" hace que sea sacrílego no mencionar a Henry Mancini en esos imposibles, danzantes tempos que huelen a película de espías (Mancini por cierto, el Rey del Loop orgánico). Es justo ahora cuando me doy cuenta de que llevo casi 60 minutos mirando el puto toldo mecerse... miro el tracklist y quedan cuatro temas. No te los voy a describir, lector de mierda, hoy no tengo un buen día y soy de Sangre Fácil.


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