Si bien todo parecería indicar según viejos mapas y legajos que la isla de Socotra hunde sus raíces en lo griego (Alejandro el Magno siempre anda en todos los fregados) a través de su conexión histórico medicinal y botánica con Dioskouridou, fue el antropólogo e historiador George Wynn Brereton Huntingford quien en una posterior revisión establecía que `Socotora´ (que así se le llamaba a la isla) debía su nombre al sánscrito `Dvipa Sukhadhara´ (algo así como Isla de la Felicidad). Podéis creerme o no, cada vez que escucho SOCOTRA se me viene a la cabeza por alguna extraña sinergia verbal esa llanura o altiplanicie de KURUKSHETRA donde se celebraría esa batalla central que, recogida en el Majabhárata hindú, daría lugar a ese sub apéndice espiritual de la Bhagavad Gita.
Por mi parte, fue con las descripciones saturnales del insigne escritor Jordi Esteva en su maravilloso libro Socotra, la Isla de los Genios (Atalanta, 2011) y su homónima cinta documental las que abrieron mi psique exploratoria aunque para no mentir, tuve conocimiento de todo ello gracias al imprescindible podcast EL LIBRO ROJO de Ritxi Ostáriz. Socotra es una isla con muchas tribulaciones, siendo escala en la ruta hacia la India y viviría el binomio clásico cristianismo-islamismo y está plagada de leyendas y una aureola mágica atemporal.
Imagino que todo esto habrá hecho mella en Gonzalo Santana (batería), Fran Sánchez (guitarra y sintetizadores) y Xavier Castroviejo (voces) para marcarse este auténtico joyón que resulta "El Futuro tiene sus Raíces en el Pasado", temazo de 21 minutos de duración que como un crepuscular Vía Crucis pasa por diversos estadíos y pasajes y reflejan esa extraña polaridad inversa de la isla de Socotra... desde el magnífico diseño adimensional de Gonzalo Santana en formato tríptico a la edición por GH RECORDS en limitadísimo digipack. Lejos de resultar esto un `spin off´ de proyectos madre/raíz como Pylar, Holy Hex (de quienes hace poco os desgranaba el monumental Visions) o Blooming Látigo, SOCOTRA tiene una identidad propia muy particular y es que sus aires mistéricos (que sí, también los hay en otros de sus proyectos) son llevados aquí al extremo... ejemplo la grandiosa apertura drónica inicial con un riff de guitarra que se acopla a la perfección a la versatilidad percusiva de Gonzalo, con efervescentes sintetizadores que zurcen la totalidad como con hilos de electrónica espacial. El riff central con aroma oriental puede recordar tanto a cosas como Sunno)) y Earth pero teñidos de una pátina espiritual que me remite a los grandes Cyclobe.
Enaltecedor esos brillantes devaneos de los sintes en el trasfondo como galaxias en colisión o dioses destruyéndose como polillas monolíticas atraídas por una anti-luz de orden sideral, pronto se cambia el tercio hacia una melodía arrastrada y básica de tipo desértico y donde se despliegan las vocalizaciones de Xavier Castroviejo, aquí recordando, si se me permite, a una hermética versión (música inclusive pero al ralentí) de los CAN de Damo Suzuki. Tras un tribal solo de batería Fran Sánchez se lanza a una doble melodía muy hermética pero que tiene por alguna razón que no sé identificar, la misma afinación de las producciones de los años clásicos de Paradise Lost, Anathema y My Dying Bride (ojo, no estoy diciendo que suene a esto) mezclada con grandes del drone como los mencionados o Boris.
El último pasaje, puro desparrame lisérgico experimental con Castroviejo haciendo de Muazzin sobre flashes electrónicos como si cruzáramos a los Suicide o Chrome con música árabe... como resultado, uno de los más asfixiantes clímax que recuerde, más propio de entes de lo Industrial como MZ412 pero sin la agonía férrica de estos. Lentamente y acompañados de los lamentos a la voz y un riff que se repite `ad nauseam´ atravesamos lo Daimónico y los seres de Socotra y su inconsciente colectivo se manifiestan a través de nosotros a este lado de la realidad.
Son 3 y brillan negro.
https://gradualhaterecords.bandcamp.com/album/el-futuro-tiene-sus-ra-ces-en-el-pasado?from=hp