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Hace menos de un año quedé encandilado con Hozro de IYARI ATMA, disco profundo, cautivador y extremadamente difícil de clasificar. Aun abordándose desde un plano Folk, sus oscilaciones hacia otros géneros eran tantas y tan sutiles que precisé de una entrevista con el músico. Antes de pasar a analizar su nuevo (y para mí superior) Ayni, os aconsejo que os paséis por aquí y hagáis ejercicios del nervio óptico. Siguiendo línea vital con Submarine Broadcasting Company, pero esta vez con un proceso de acabado más trabajado en lo físico, el nuevo álbum, con alucinante fotografía de Duong Tran Quoc gana en la sensación táctil del papel que es de las que me gustan y voy a inventarme una palabra que es la POROSÍA, mezcla de Porosidad con Parusía, que vendría a ser un segundo advenimiento a través de la porosidad/huecos de la realidad (ala, ya tenéis para investigar un rato y así espanto a lectores no iniciados o porculeros varios).
Sigamos. Así por encima, y aunque luego desgranemos, voy a soltar como un papagayo las colaboraciones porque no tienen desperdicio. A las guitarras de Iyari se unen (perdón si me dejo a alguien atrás, pero sois LEGION):
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"SENYA" - Lluís Paloma Sánchez: Bass with delay, piano, electric piano, harps, Hammond organ, vibes, strings, synthesizers // "NOVEMBER MIST" - Jaime L. Pantaleón (12Twelve, Atleta, Bélmez, Cuzo, Lords of Bukkake....): Guitars, synth // "MOONTALKERS" - Sula Bassana: Guitar, ebow, organ, fretless bass // "SILENT REVOLUTION" - Mark Cunningham: Trumpet // "THUNDER PRAYER" - Jad Fair: Vocals // "BOTH" - Chris Eckman: Drone, synth // "POWDER BREEZE" - Broke Lord (Luis Boullosa): Lyrics, vocals // "DATURAH" - Colin Powell: Lead Guitars and Flute // "STORM AND FATE" - Martin Neuhold: Lead guitars // "YUMA´S DREAM" - Cotton Casino & Bill Turney: Lyrics, vocals and Electric Guitar.
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Curioso término para titular un disco el de AYNI, que en quechua viene a ser algo relativamente abstracto que representa la multiplicidad a través de lo recíproco / mutuo. Viendo el enorme calado de las colaboraciones, se me antoja un término acertadísimo para usar pero no queda ahí el asunto. Según la Ley del Ayni hay una conexión o hilo umbilical que une la realidad y concretamente en comunidades como la Q´ero andina, sería uno de sus 5 pilares básicos. Ese Ayni (podríamos ahondar también en MITA o MINCA) como intercambio o reciprocidad puede ser unido si fuerzo un poco el tema desde un punto de vista sincrético a la Rueda Kármica de doctrinas hinduístas o budistas. A su vez, Ayni se multiplica en otras cinco propiedades que van desde lo tangible a lo intangible, y que imbrica de forma plena la vida de las tribus andinas. No suele ser mi estilo mezclar cosas pero quizás os resulte interesante leer este texto que habla de Ayni y Covid 19 (aquí).
Abre el disco "Senya" con una preciosa melodía desértica que suena a Yawning Man pasados por filtro crepuscular. La guitarra dialoga con el piano en pausada liviandad; colores que pierden brillo y se tornan vidriosos; bajan los pesos moleculares y despegamos cuando entra la distorsión nunca excesiva, pero perfectamente ejecutada para darle ese toque onírico preciso del (no me gusta la etiqueta) Post Rock. Vibráfono, arpas y diversos instrumentos de cuerda dan la sensación de mezclar a Popol Vuh con Mogwai, el Kraut Pastoril con el primigenio Dessert Rock. Introspectiva, aletargada, magistral apertura que roza lo sublime con solo de guitarra ascendente de Iyari más o menos en el minuto 4 deudor de los discos más terrenales de los Acid Mothers Temple. Curiosa la manera en que "Dreamcatcher" se conecta via percusiva con los Dead Can Dance selváticos / tribales de Spiritchaser (1996) o con John Hassell en Aka / Darbari / Java - Magic Realism (1983)... es decir, una forma de trabajar el Ambient desde la organicidad de la guitarra y sin excesivo uso de electrónica, que además de en las bases rítmicas campea en un segundo y espectral segundo plano que precisa de auriculares para captarse en su máximo esplendor.
"November Mist" sigue un pulsátil y sincopado ritmo vertebrado a través de percusión simple y seca, minimalistas arabescos de guitarra con notas que en ocasiones salen prístinas y en otras erosionadas. Zurciendo todo, la maestría de Jaime L. Pantaleón recuerda a sus Cuzo. No sobra ni falta nada... electrónica analógica sacada de lo que a veces parece un Korg MS20, otras un Casio modificado o incluso un perturbado Theremin. Este minimalismo contrasta con la fortaleza expresiva de "Moontalkers", Space Rock de base (progresivo para los que les guste resumir mucho) donde destaca sin duda el siempre hipnótico Ebow y unos magistrales despliegues de las guitarras, mínimos acercamientos jazzeros fretlessbass mediante, y que casi como todo en Ayni se desarrolla en espiral.
Punto de inflexión con "Silent Revolution" y su asordinada trompeta Noir, deudora de Eddie Gale en sus últimos días y colaboraciones con grupos de rock como Mushroom. Muy introspectiva y con cierto empaque a eso que llaman hoy día Doom Jazz y que pasa por cosas como The Mount Fuji DoomJazz Ensemble (sin el formato amplio de estos), tras la que sigue un patrón melódico ya usado al inicio del disco pero que brilla con luz propia gracias a la impresionante voz de Jad Fair. Se trata de "Thunder Prayer" y por alguna razón que no alcanzo a comprender, se me viene a la cabeza los experimentos caseros de Magical Power Mako recogidos en Hapmoniym. La voz procesada (o no, vaya usted a saber) me pone los vellos como escarpias, se salen de los folículos y se me clavan en la cara como el jodido Pinhead de Hellraiser. Si la guitarra (y algunos efectos de sinte me parece oír) ya de por sí abarca los espacios como el poliuretano, la voz tiene la capacidad de expansión de un Big Bang vocal..... no sé definirlo mejor, lo siento: Ulula, se revuelve, susurra, baja cotas gravísimas cercanas al Throat Singing.... se pasa forma orgánica a "Both" que completa la anterior en cuanto a patrón melódico destacando el fabuloso arreglo drónico de Chris Eckman.
Hasta aquí, el álbum se ha movido por una línea sinusoidal completando lo que podría parecer un Score Cinematográfico en tanto en cuanto en cada uno de los cortes hay algo que recuerda a otros pero sin ser lo mismo.... es decir, forman un todo muy coherente y con la abrupta entrada de "Powder Breeze" notas que Ayni va a seguir por otros derroteros hasta el final. Así, Broke Lord abrazan ese marcial Country tan característico suyo pero llevado a un balancín que se moviera justo al filo del abismo donde acaba el mundo. No me atrevo a aventurar demasiado pero creo que el formado de BL aquí es mínimo y las sintéticas percusiones son de Iyari; partes de Spoken Word y un Badalamentiano trémolo en la guitarra, es el Bis perfecto que te pediría una audiencia de gente muerta. Porque hay algo muerto en el tema y no sé explicarlo bien; algo así como si se descubriera mañana el cadáver abotargado de Elvis Presley en Permafrost y al descongelarlo (como el Capitán América, "Tell me About the Ocean"...) cogiera la guitarra lanzándose a por una coplilla compuesta el 17 de Agosto del 77, un día después de morir (dicen que la muerte no es abrupta, no?).
Dije que el disco cambiaba y así es. "Daturah" aunque ambiental, sube algo el tempo mezclando a los Pink Floyd de los inicios con el Neón de los años 80, resultando en una especie de Post Punk o eso que llamaban Art Rock con ecos a Eyeless In Gaza, aspectos que se continúan en "Storm and Fate" preparándonos para ese orgiástico fin de ciclo (cosecha) hímnica de "Yuma´s Dream" donde colabora mi reverenciada Cotton Casino. Inicio lento, con angulosidad oriental y la siempre histriónica voz de Casino vomitando sus mantras como si se tratara de una Carmen Maki (Blues Creation) en pleno proceso de rehabilitación aunque bien pensado, parece el lado oscuro de la ya de por sí oscura Julee Cruise. La música, lisérgica, malsana (recuerda al Mahakali de Jarboe), con estallido explosivo de unas guitarras en perpetuo duelo, se va disolviendo en una nada que a la postre te deja exangüe........... de la positividad inicial en "Senya" se ha ido desembocado a esta nana fúnebre de "Yuma´s Dream".
No me salen más palabras. Cotton Casino me ha sacado el alma del cuerpo y no me la ha devuelto. No ha cumplido su palabra, su AYNI. Me ha poseído y me vuelto del revés, quedándose con mi cuerpo etérico y usándolo como disfraz de carnaval en la fiesta sacrificial de Doppelgangers en ese Templo Psíquico fuera del Tiempo cuyos cimientos no físicos están por encima de todo lo creado.
Dejadme que use algo terrenal para descargar.... me cago en mi puta madre.