lunes, 26 de julio de 2021

AVELINO SAAVEDRA - "FROZEN DRUMSCAPES" (AUDIOTALAIA ATP007, 2016)

Si tengo que tirar de memoria, así del tirón creo que la primera vez que escuché tocar a Avelino Saavedra en disco fue en el Transitions editado por Luscinia Records batiéndose en duelo por amor galante con Josep Lluís Galiana, álbum que por cierto recogía un directo de 2013,  y es en directo que precisamente hace unos años tuve el placer de conocerlo en persona (no charlé demasiado, soy tímido por naturaleza) tocando en una especie de All Stars alucinante (aqui) junto al propio Galiana, El Pricto, Guillén y Javier Carmona. Siempre que he tenido ocasión, lo he reseñado... desde su último y telúrico DRM al alucinante experimento multidisciplinar que resultó ser Traçsonology pasando por Bregues de Moixos o el excelso proyecto Chaosophy, sin olvidar al Saavedra versión destroyer de More Acid for Hegel o participaciones esporádicas con Antonio Murga en La Caja de Pandara ("Devonian Song"). Se me escaparán más cosas, pero a priori es lo que se me viene a la piedra pómez que tengo por cerebro.

El pasado de Saavedra dentro del acervo musical metálico, hardcoreta y punk soterrado en musgo y underground de Galicia en algún momento acaba mutando en la improvisación pura y dura (se me escapa ese dato); pasa luego (o a la vez) a tocar Free Jazz junto a otros músicos y lo que ya es el súmmun el consabido, arriesgado disco de percusión en solitario (no uno, sino dos). El último hasta la fecha orgánico y sin trampa ni cartón, el citado DRM, y el que hoy os presento, Frozen Drumscapes, absolutamente embebido de un cruce entre electroacústica y moldeado/procesamiento del sonido. 

Antes de pasar al meollo resaltar que se trata de una edición de Audiotalaia Records con temas recogidos entre 2015 / 2016 en una bellísima mini cajita de cartón que incluye postales, pliego de papel cebolla (Japanese Paper para gente inteligente) con datos explicativos en inglés (destaco la brutal frase "maybe he alredy knew, maybe he just needed a little push, after all, Galicians are well known for being very doubtful people...") y el CD metido en una de mis odiadas pezoneras, todo cogido por una gomita anudada al propio cartón; lo dicho, una preciosidad. Saavedra toca un Drum-Kit hecho a mano y adaptado para sus infinitas posibilidades, con pedales, Ooparts y vaya usted a saber qué griálicos artefactos, además de encargarse de todo el proceso de mezcla y acabado gráfico.

A lo largo de 47 minutos Saavedra dibuja a través de la percusión paisajes más cercanos a la estructura de las obras de la electroacústica que a esos añejos solos de batería que a cualquier ente pensante puede venírsele a la cabeza. Estamos ante un derroche de anti-virtuosismo; y pongo el ANTI delante porque en general el virtuosismo me lleva al sopor mientras que aquí lo que se ve y nota son horas y horas de práctica delante de un instrumento; un mayestático zumo de pulsiones biorrítmicas. Se trata de la música de un tipo (de índole Gallega, doubtful, you know....) que escuchado con detenimiento en Frozen Drumscapes da la sensación de que va por la vida golpeando, frotando y acariciando cosas como si en una especie de acto simbólico o sincrético tradujera la jodida realidad (Mundo Braille). Si esperáis que os sepa definir qué hay de manipulación o procesado y dónde suena orgánico y real, mejor os váis a otro sitio más académico porque yo no soy capaz de separar el Do del Re. 

Texturas tejidas en tapices que entran ominosamente (a veces emulan onomatopeyas) a través de lo que parece el roce de un tambor con un arco en "Down By The Rubber Side". Apertura grave, vibrante y con toques a la ampulosidad sobria de la Música de Cámara y lo cinematográfico (a través de esos contrapuntos maravillosos del bronce y platillos más agudos o los redobles que discurren por un segundo plano).


Llegados al minuto dos creo estar dentro de una de esas espirales Noir de Bernard Herrmann y que no hubiera desentonado lo más mínimo en esa obra maestra de la clásica contemporánea que es la BSO de El Resplandor (las partes de Ligeti o Penderecki por ejemplo). Lo curioso es que la vértebra del tema es tan grave que vibra en la misma longitud de onda del throat singing oriental aunque posteriormente en la corta "A Raw One" toquemos un poco tierra con lo más parecido a una batería tocada de forma convencional, desde un abordaje jazzístico y toque introspectivo alucinante sobre todo a través de lo que parece (no sé definirlo mejor) el roce de un tambor destensado o un muelle. Sigue "Alternate Path" sonando como la música exótica de Esquivel pero en clave teratogénica, amorfa y posiblemente ultraterrena. El minimalismo a través de un uso rítmico cercano a lo que hacían Art Ensemble of Chicago allá a finales de los 60 (Message to our FoksReese and the Smooth Ones) o la base rítmica de Sun Ra

Ignoro si hay uso de Loops pero si no me fallan las orejas capto efecto de pedaleras en la siguiente "Reflections I" que parece percusión tocada al revés o dragada hacia un anti-punto de fuga; cada golpe va de menos a más y lo que comienza como un leve toque sube de intensidad al final de la nota en un soberbio acto de elongación (temporal y sonora). Si este tema no va hacia atrás, soy yo que me he adelantado en la escucha.... "Next Bronze Age" es la banda sonora de un documental Mondo de ocho minutos; con auriculares toda una experiencia triposa por fases: la apertura monumental tipo película de King Kong (vuelta a la exótica de Esquivel o similares), pasajes cercanos al Noise Industrial (curioso pero cierto), subidas de intensidad tanto en lo grave como en lo agudo (ambos con el espectro sinusoidal que da el `posible´ roce de metales con arco) y joder, lúgubres ambientes que más quisieran para sí gente como Univers Zero


"Doom Walk" hace honor a su nombre y tras el comienzo abierto se enmarca dentro de un procesionario devenir alucinante (prometo que parece que de un momento a otro van a aparecer las guitarras de My Dying Bride) para luego duplicarse con los palillos sobrevolando un acople en sábana alucinante que se va abriendo hasta un fade out cargado de anti-clímax que se subraya y amplía en la larga "Territories Beyond", ya en pleno terreno de la experimentación / avantgarde pura y dura. Si esto no es electroacústico o sigue sus conceptos, que me salga un tercer huevo entre los ojos aunque me voy a permitir añadir que el corte va adquiriendo un cariz ritual, mediúmnico e hipnótico de altisimo nivel. 

Poco más puedo añadir que no haya dicho ya. "Reflections II" y su tempo letárgico con deformaciones alquímicas de las pedaleras y ebullición del bombo y pasada por la túrmix electrónica de todo lo anterior en "Vortex" que redondea una salvaje muestra de las infinitas posibilidades percusivo poliédricas uno de los grandes músicos de nuestro país. 

Da igual el género / estilo. Lo importante es que él está vivo y lo preocupante es que la mayoría de oyentes de este país están muertos.



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