Los mejores conatos culturales incendiarios tienen aroma a orín, azufre y zotal, ese producto anti insectos de color parduzco que junto con el olor a alpiste y a heces de pájaro marcan un recuerdo atávico en mi cerebro. Ya lo dijo Amiri Baraka... el nuevo Jazz se está haciendo fuerte en lofts privados y en azoteas que se alejan de los clubs nocturnos.
Es esa sensación de familiaridad extraña la que me invade siempre que visito ELOJOPATIO, lugar telúrico donde los haya, y que navega contracorriente tanto en sus talleres como en sus ya famosas PETIT IMPRO SESSIONS. Te sientes (y te sientas) como en casa, rodeado de los maravillosos cuadros/collages de SAUL WES (creo que se debería editar un catálogo con sus carteles de los conciertos), cervezas a precios de risa y curiosamente, al contrario de lo que pasa en muchas de las salas malagueñas, aquí suena bien todo lo que se toca... no soy ingeniero de sonido, pero esto es así, y punto. Creo que el amor no necesita ecualizaciones... o es amor grave, o es amor agudo.
Ayer para mí fue un día especial por muchos motivos. Mi admirado A.L.GUILLÉN presentaba su libro KÉNOSIS, publicado por LETRA IMPAR, en un ambiente familiar y con la compañía de la alucinante percusión de JAVIER CARMONA. Lejos de resultar un espectáculo añejo y aberrante de poesía falsaria, la cosa se tornó experimental (permitidme usar la palabra avantgarde) gracias a las voces procesadas una y otra vez mediante loops interminables que dialogaban con la rural, agreste percusión de CARMONA donde todo, absolutamente todo tienen su razón de ser. Desde los improvisados xilófonos en ladrillos de hormigón, hasta la broza seca, pasando por ese puntazo de las hojas del libro acariciando el parche de la caja para finalizar la sesión.
Entre medias hubo de todo. Guitarra eléctrica de abigarrados tonos funk, experimentación Made in Frith, virtuosidad a lo Ribot, bailoteo que ríase usted de James Brown y la incesante voz que iba y venía por el feedback de pin ball de los pedales. KÉNOSIS es muy personal, como lo demuestra esa maravillosa oda al meconio que se transformó en una pieza a lo Goebbels/Harth.
Encuentro inesperado con gente de A.A., que no es Alcohólicos Anónimos, sino Almas Amigas, sorpresas que irán saliendo en sucesivas entregas y bueno... para mí una velada corta pero inolvidable. Hay personas que son lo que son, y no importa que haya mundos digitales de por medio... saben transmitir su impronta, arte y personalidad a todo lo que hacen.
Hasta aquí puedo leer.
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