En ese pequeño gran entorno de ELOJOPATIO, prácticamente rodeado de amigos y conocidos, NACHO JAULA vino con la misión exclusiva de partirme los tímpanos. Me amenazó y lo cumplió... el tipo durante la semana accedió a mis historiales médicos, encontró una vieja audiometría y averiguó los umbrales (tanto en lo agudo como en lo grave) en los que sabía que yo sufriría más.
Desde el minimimalista, catedralicio inicio de su sesión a la posterior rendición a dioses como KHANATE o SUNNO))) en clave ultraretorcida. Todo ello cargado de biliosas pulsiones percusivas que ríase usted de ESPLENDOR GEOMÉTRICO, y es que se nota muchísimo que entre otras cosas NACHO JAULA ha sido batería; a veces trata los instrumentos como si parte de una batería se trataran y creedme cuando digo al tipo le dio por el doble bombo.
Los hay que dicen que esto es ruido, los hay que no tienen capacidad de discernir donde lo antiguo y tribal comienza, aunque estemos hablando de sonidos distorsionados al extremo. Juro que ayer tenía la caja de fusibles al lado, y cuando más estaba sufriendo la apagué... nadie se enteró.
Y digo que nadie se enteró porque aquello seguía sonando y nada se apagaba. El universo sigue sus reglas y creo que ayer tenía el periodo, porque veía sangre por todos lados.
El jodido Nacho había conectado sus instrumentos a lo telúrico, y la tierra lo vomitaba con una mala baba de proporciones bíblicas (véase Antiguo Testamento para atrás). Visualmente como ver a Elvis y Danzig fusionados en un tupé electrificado que da miedo, sonoramente como instalarte un cable de masa en un empaste.
Y pese a quien le pese, ya pesar del caos sonoro, todo controlado y teledirigido a la perfección como mostraron los geniales indicios de ritmos tecnoindustriales que casi me invitan a salir a darle al bailoteo.
Por otro lado, me parece loable, alucinante y casi extracorpóreo ese rinconcito que se llama ELOJOPATIO en su nuevo emplazamiento (antiguo EXPERIMENTA). Capitaneado por la única persona capaz de grabar 25 álbumes para borrarlos un día de la faz de la tierra, Míster SAUL WES insiste con sus balas culturales de punta hueca casi semanalmente. Un lugar para ir sin prisas y para disfrutar el momento.
Termina el concierto, se fuma un cigarro y me lo apaga en el OJO....
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