sábado, 9 de enero de 2021

JAVIER HERNANDO - "JARDÍN NÁUFRAGO" (LA OLLA EXPRÉSS LOECD031, 2020)

Siempre me invade el miedo escénico cuando tengo que hablar de determinados artistas. En esta ocasión, para colmo, me veo en la tesitura de sentirme doblemente acongojado... una, porque JAVIER HERNANDO es pura leyenda pionera de la electrónica de este país, y por otro lado, un grandísimo y admirado comunicador con un blog de referencia (posiblemente el mejor blog de este país) como lo es Ojos de Músico Extraviado

Nunca es fácil intentar transmitir algo sobre gente que lleva media vida haciendo esto mil veces mejor, pero siempre es un gustazo poder soltar cosas sin ningún tipo de presión académica. LA OLLA EXPRÉSS ASSOCIACIÓ CULTURAL de ELI GRAS (fabuloso eso de Weird Music Providers since 2002) edita el quinto disco de Hernando en un precioso digipack con diseño de Ángel Lalinde y prístino sonido gracias a la masterización de Albert Guitart (alb-estudi.com).

Javier comienza andadura musical allá por 1979 (Xeerox, Melodinámika Sensor), produce programas en Radio PICA (Los Silencios de la Radio), lleva adelante el mítico sello Ortega y Cassette... vaya, que digamos que esa ambivalencia músico/divulgadora me recuerda a David Toop del que precisamente me ando leyendo En el Maelmstrom; un detalle al que volveré un poco más abajo. Parte integrante por tanto de la experimentación barcelonesa, editando trabajos en Toracic Tapes, Geometrik, República Ibérica Ruidista, y por tanto a caballo siempre entre esa evanescente línea que iba del Post Punk al Synth y de rebote a lo Industrial y (con mayúsculas) LA VANGUARDIA MUSICAL.

Justo en el momento en que escribo estas líneas y suena de fondo otra vez Jardín Náufrago, la mente vuelve a divagar e irse a ese capítulo maravilloso de Toop donde habla de la pintura y su relación con la improvisación libre. Tomo ejemplo de la figura de Joe Harriott (pionero en la introducción de las formas abstractas en el jazz británico) y su obsesión con la Free Form dentro de una época en la que vanguardias, antipsiquiatría y demás lindeces iban de la mano. Acto seguido leo en la hoja promocional del disco de Hernando: "las ilimitadas posibilidades del medio musical electrónico fundiendo minimalismo, ricos paisajes sonoros... una colección de temas que se dirían creados mediante la técnica pictórica de la pincelada gestáltica".  

Para mí por tanto no hay escuchas casuales. La unión de psicología, pintura (física o etérea en cuanto a la mente como lienzo psíquico) y música en un determinado momento (algo así como si lleváramos mi vida como reseñador amateur a un eje de ordenadas y coordenadas) marca una extraña línea que aunque a priori deforme en la distancia bien pudiera emularse a una pintura monocromática realizada mediante la técnica japonesa del Sumi-E. Casualidad o no, ayer por la tarde me doy un paseo, me cae un aguacero demencial encima, pero encuentro dos curiosos discos a precio de mercadillo; uno es del compositor francés Pierre Vellones (1889-1939) y otro de Thomas Bloch. El primero pionero en el uso de las Ondas Martenot, y el otro en tocar ese Shawarma sónico extrañísimo de la Glass Armonica. El disco que pillé, es un homenaje sonoro a la figura del pintor vanguardista de origen bieloruso Marc Chagall, y donde Bloch además usa también las Ondas Martenot. Otra vez pintura, psiquismo y proto electrónica.

Serendipias intrascendentes aparte, la Muzak arquitectónica sobre la que construye Javier Hernando su Jardín Náufrago remite muchísimo a ese minimalismo extraño de Cage, Riley y demás caterva en boga, pero también muchísimo a la  Clásica contemporánea y al Gamelán en la pátina percusiva de algunos tramos. Lou Harrison podría ser un buen punto de partida y así se capta en la inicial "Exorama" donde extraños sonidos de desconocido origen podrían estar sacados de una grabación apócrifa de Cage. Que me amputen dos dedos si no suena todo acristalado, como metido dentro de una cámara de Permafrost Sónica vibrátil y profundamente circular (cuando meto lo de profundo, lo circular adquiere el carácter de `cónico´). New Age para robots oxidados, una melodía preciosa se abre paso al más puro estilo Popol Vuh (pero sin ambiente litúrgico) haciendo patentes las influencias Alemanas en todo este farragoso texto que os estoy soltando. Hernando moldea el sonido a la perfección en su torno (nuevamente) gestáltico, pictórico y antipsiquiátricamente evolvente. 

"Port Radium" sin embargo remite más a los experimentos electrónicos e industriales de los 90; atravesada holográficamente por sinusoidales detalles de electrónica a la Berlinesa (venga, digo Kraut aunque me prometí no nombrar esa palabra este año), plagada de sábanas oníricas cosidas mediante una suerte de Techno Ambient a lo Schniztzler, se hace más que patente el poema de Hugo Von Hofmannstahl que acompaña el interior del digipack: "Olas de metálicos ríos / con todas las palabras de sortilegio tal / a las puertas del sueño yo te arrojo"). Sigue "Entre Veredas" con sus juguetones ritmos reminiscentes de la Toy Music y los ecos espaciales de los compositores aelmanes y francobelgas (cruce entre Irmin Schmidt en Toy Planet y los trabajos de Zanov, Michel Magne o Patrick Vian), o la nana universal "Novilunar", apta para mecer y dormir a bebés planetarios. 

Música para amamantar a las estrellas o para recorrerte descalzo las Líneas de Nazca como peregrinación nocturna.

Otra de las virtudes de Jardín Náufrago es su perfecta medición de los tiempos. Justo cuanto termina una primera parte del disco más introspectiva y melódica, "Vista Rasante" abre con un amenazador  y apocalíptico uso de los glitches, fallos, y errores creativos no euclidianos sobre los que va irguiéndose una melodía vibrafónica (o de harpa) en un opioide tempo con unos ecos al Gamelán que lenta pero inexorablemente van acentuándose en "Verdemar". La cosa se complica con ecos Ambient y un contenido Noise que irrumpe en todo su esplendor ("Noctiluca"), amputado de agudos y sobre todo discurriendo por la parte subsónica del espectro sonoro. 

¿Es posible tener ruidos intestinales en el cerebro?. Si fuese así existiría el peristaltismo sináptico/neuronal y eso tiene que ser jodidamente teratogénico. Lo digo porque a veces pienso en términos fecales, coproideaciones dirigidas en cuerpo, alma y hez al periodismo musical de este país, que excepto las 3 o 4 excepciones a la regla, se muestran sumidos en una gran inoperancia a la hora de traer a la palestra y reivindicar una cultura musica que ya abarca décadas; la falta de gente apta lleva al ostracismo los archivos sonoros vanguardistas de este país... y es que claro, no es fácil comisariar el fondo acústico de Val del Omar (por poner un ejemplo cercano) o rescatar las grandes obras literarias impresas en viejos fanzines y grabadas en añejos cassettes de culto carne de especulación coleccionista, pero estoy cansados de Otros Profetas y de Otras Tierras.

Si Jardín Náufrago fuera una grabación putativa rescatada del arca del (otra vez) Kraut Berlinés, estaría (como se merece y desde ya) en los libros de la historia musical de este ingrato país. Si no te lo crees, "Octo Tornasolado" es el equivalente a una profanación psicotrópica de las áreas más profundas y vírgenes de los Lóbulos Cerebrales.

http://www.javierhernando.net/

https://laollaexpressrecords.bandcamp.com/merch

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