Desde el sello TSSS TAPES de Perugia, Italia, nos llega esta preciosa cassette limitada a 100 copias de pura experimentación electro acústica entre el contrabajo de MARCO SERRATO y la electrónica moldeada en torno del japonés MASAYUKI IMANISHI, concretamente dentro del campo de la Field Recordings y las modulaciones de altavoces y micrófonos de contacto.
El resultado entre ambos elementos es una fluida aunque áspera Muzak cuyos aspectos individuales son difíciles de desentrañar. Dicho de otro modo, Caura, que así es como se llama el experimento, mezcla la vigorosa forma del contrabajo con el sucio procesamiento de las ondas de longitud ignota para darnos un cóctel no apto para esófagos afectados por disfagias o traqueas alérgicas a fístulas estilísticas.
Desconozco si el título que se le ha dado a la cinta viene por el término usado por Plinio para designar a ciertas zonas de asentamiento hispalense que junto al yacimiento arqueológico de Doña Blanca en Cádiz conforman lo que se llama la Caura Tartésica, o bien es una deformación del término Paura (miedo) en italiano (no en vano, el encargado de la masterización es FRANCESCO COVARINO (para más datos, podéis leer la reseña del recientemente publicado Bestemmia).
Un juego de ping pong entre Sevilla y Osaka con la red puesta en las ondas etéreas, y como resultado dos largas suites que aunque muy lejos de aquellos JACOB, si que guardan esa esencia de mezclar electrónica (en aquel caso DAVID CORDERO) con el contrabajo de SERRATO pero con la diferencia de que si JACOB deformaban el sonido de las cuatro cuerdas para obtener injertos meditabundos, en este caso parece justo al contrario; es decir... es como si MASAYUKI IMANISHI hubiese aportado una tela de noise sobre la que SERRATO hubiese bordado motivos sónicos barrocos. Un telar inacabable donde uno duda qué parte pertenece a cada cual.
En total 35 minutos densos como un vómito ectoplásmico abstracto, donde priman los sonidos graves y los soliloquios tristes que se obtienen con el uso del arco y las vibraciones características de aflojar al extremo las cuerdas. Si MOBY DICK lloró alguna vez, en una psicofonía obtendríamos sin duda algo parecido (sobre todo en ese tramo central donde SERRATO se explaya en solitario). Por su parte IMANISHI domina los estallidos efervescentes del Noise a la perfección y juraría que hay momentos en que emula al contrabajo golpeando un micro contra una superfice.
El resto son sonidos acampanados que parecen subacuáticos; vergeles de pájaros en un trino eléctrico y lo que podría ser el Planeta Tierra meciéndose en un columpio de cadenas ciclópeas oxidadas. Impresionante el tramo final donde se deja en constante movimiento lo que parece un loop de una cuerda destensada vibrando y todo un ecosistema electroacústico rebosando vida alrededor (como JOHN HASSELL pero sin vientos y con una importante necrosis del sonido).
Para mi gusto, una pequeña joya.
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