Bestemmia es el equivalente a blasfemia en castellano y es el título elegido por el dúo conformado por Marco Serrato al contrabajo y del italiano afincado en Granada Francesco Covarino a la percusión en lo que podría ser el equivalente a coserte la raja del culo con la cuerda de un contrabajo y usar las baquetas para golpearlas tipo xilófono.
Esta sesión editada por RAW TONK en formato limitado a 100 copias está trabajada con la exquisitez que suele ser habitual en el sello (diseño del propio Colin Webster) y si os gusta la Improvisación libre y el Free Jazz creo que tendríais que darle un tiento. Recomendaros también el sello que regenta Covarino, TSSS TAPES, y del que pronto os contaré algo sobre la cassette de Masayuki Imanishi/Marco Serrato.
AvantJazz en estado salvaje y sin complejos, con una producción acertadísima (mezcla y masterización de Nacho García) que le da esa aspereza propia de este tipo de grabaciones... es decir, el silencio suena y casi que es necesario para que los instrumentos se esparzan como es debido. Meditabunda cuando tiene que serlo, desbocada y a la yugular como una lengua viperina en otras. La forma de tocar de Covarino no es en sí virtuosa pero sí tiene esa pátina tranquila que acaba atrapándote; lejos de querer destacar por encima del contrabajo, a veces hace de maravilloso colchón para que el otro se explaye (ejemplo el corte final "Breccola"). En definitiva una percusión muy oscura, reducida al minimalismo casi, y que casa a la perfección con la idiosincracia propia de Serrato al abordar la Improvisación libre.
Es difícil de definir y no voy a meterme de lleno en cada uno de los cortes sino a contaros un poco y a modo de esbozo lo que os vais a encontrar. Como si de un telar sonoro se tratase, Serrato usa toda su inventiva al contrabajo; el mástil como puente a otros mundos y el arco como si del propio Caronte se tratase. Por su parte, Covarino despliega maestría en un alarde impresionante de recursos, abstractos en la mayoría, a modo de ráfagas o con lentos y acompasados repiqueteos.
Sea como fuere, el conjunto de esta obra para base rítmica es agresiva, decadente y con algo de medieval y circense, es decir... si uno cierra los ojos y contiene la respiración hasta que vea destellos de mal augurio, se le abrirá todo un mundo de posibilidades en el que captará Música de Cámara perversa y ese insano transcurrir (como si se deslizase) del Rock en Oposición cuando muta al Zeuhl (entre los cascabeles y el vórtex del contrabajo que parece estar cantando una tonadilla folk pastoral en modo séptico, el tema "Impipiniti" se convierte por derecho propio en la canción del verano en la Abadía de El Nombre de la Rosa).
En definitiva, una "espressione ingiuriosa e irriverente contro Dio e i santi e le cose sacre" en forma de misil anal con metralla de sal.
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