Antes de nada, quisiera a clarar que ninguna radiación electromagnética ha sido dañada o alterada para la realización de esta reseña; a su vez, todas las longitudes de onda han sido respetadas en su hábitat natural sin que el infrarojo en sí haya mutado hacia algo desconocido y potencialmente dañino. No se ha acudido a giratrones, fuentes de photomixing y por supuesto, en absoluto se han empleado cascadas cuánticas de láseres.
Sin trampa ni cartón, Teraherz, sexto trabajo de EFFICIENT REFINERIES desde su fundación allá por 1995, es la fusión entre los cáusticos designios artísticos de Siegmar Fricke y Miguel A. Ruíz o lo que es lo mismo, plúmbea aleación hispano/germana que en palabras de los autores, responde a una incursión dentro del género de la Pharmacoustic Electronics. Adentrarnos en las abismales carreras de ambos artistas sería tedioso (en el caso de Ruiz podéis encontrar al menos una decena de reseñas en el blog), así que pasemos al disco en cuestión.
Editado en el sello NO. de Berlín (dentro de su Series 300), con artwork de Andre Ruello (MATERIAL OBJECT), y con masterización de ni más ni menos que Uwe Schmidt, se trata de un Cardboard con detalles a tinta de plata, una pegatina y un pequeño inserto que acompaña a las 200 unidades que se han fabricado.
Os mentiría si dijera que he escuchado algún trabajo previo de EFFICIENT REFINERIES, pero supongo que su estilo habrá ido mutando en estas más de dos décadas desde su formación. Así, sin ahondar demasiado, los 55 minutos en Teraherz transcurren en una relativa sosegada calma, sin demasiado exabruptos (que los hay), pero sin que ello suponga que estemos ante un disco de Drone plano y abotargado como los que pululan por ahí.
Al contrario, ligeros toques de Techno decadente, algo de marcialidad ritual flotando en la superficie (como si se tratase de una nueva religión que surge tras una debacle nuclear), y por supuesto un enfoque siempre melódico y huyendo del Noise más violento son buena definición inicial de lo que vamos a escuchar.
Casi todos los cortes hacen referencias a temas tecnológicos como el inicial "Bor 60", especie de reactor de neutrones o algo así. Atmósferas espaciales son atravesadas en perpendicular por pequeños arrebatos industriales en una perfecta unión que tal y como he comentado, huye de violencias sonoras para dedicarse más a un estatus contemplativo y de forzada elongación temporal (como si usted mezclase a los TANGERINE DREAM más oscurantistas con un MERZBOW dulcificado).
El grueso del sonido es alemán, qué duda cabe. Parte Kosmische, parte experimental con esas melodías en racimo o Clústers que lo abarcan todo como metralla de partículas que además cuentan con estructura obsesiva y en espiral (si me apuráis, algo así como el maravilloso sonido de la Shruti Box pero procesado evidentemente). El clímax final es de órdago y mediante alguna extraña sinapsis me recuerda al score de Hans Zimmer / Benjamin Wallfisch para la nueva parte de Blade Runner, concretamente la escena de Harrison Ford encerrado en el coche mientras las olas baten el vehículo contra el muro de la ciudad.
"Procaryotes" por su parte es más biológica. Intentos Glosolálicos de comunicación amputados por la máquina, gorgoteos existencialistas de un enjuague bucal con aceite de maquinaria infecta, y un sutil chirrido hipnótico en modo perpetuo. Reverberante, muy ambiental y con esos alegatos industriales que la transforman en planfleto situacionista ciberpunk (si existe algo así claro). Sigue "Gitterdynamik", que empieza como un vals electrónico teratogénico o nana oxidada cantada para bebés robot muertos para posteriormente introducir elementos bailables de Techno atávico y efluvios Trance.
Sigue el asunto con "Psychomotor Episodes" que para mi gusto es de los temas más completos del disco. De un acercamiento puramente Kosmische (la masterización atemporal ayuda a que te lo creas) al Dark Ambient.... ¿o acaso son lo mismo?... lo digo porque puedo citar más de un disco de corte germano que para mi gusto adelanta todo ese concepto del Dark Ambient pero no liemos más la cosa.
Multitud de capas y juegos entre sonidos graves y otros en el espectro más agudo, como resultado una abigarrada, versátil electrónica a cargo de dos maestros del sonido que no dudan en crear ambientes asfixiantes que bien podría casar con cualquier película de Cronemberg o Shinya Tsukamoto. Es de agradecer que el Industrial puro y duro junto al Noise sólo se use para moldear y adornar ciertos aspectos, ya que Teraherz se beneficia muchísimo de esa musicalidad.
La tersa "Dhyana" a meditación trascendental. Elemento clave en el budismo e hinduísmo, pero tapizado de percusiones que me traen a la mente los remixes que realizara TALVIN SINGH cuando en 1998 se metiera de lleno en la electrónica en el olvidado disco OK, que si bien es más drum n. bass, jungle y esas cosas, comparte algunas coordenadas con esta fabulosa "Dhyana".
Fantástico y muy recomendable Teraherz.
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