Muy poca cosa puedo añadir al maravilloso texto de presentación de SYNTHOMES que realiza Javier Piñango recogido en la contraportada del digipack editado por la plataforma artística EX-NIHILO RECORDS. Piñango establece varias posibilidades de relación entre sintetizador y sintetista... a la sazón, la más débil, la de simple coleccionismo fetichista del objeto. Más interesante es la de `conversión´ musical de la aguerrida máquina en `instrumento musical´.... es decir, Piñango nos sugiere una comunión sincrética del músico con su aparato (o quizás un duelo Músico vs Aparato, dependiendo del Feedback de descarga o residual) desde una óptica académica que no tiene nada que envidiar al abordaje de cualquier músico con respecto a su guitarra, flauta, mandolina o lo que diablos queramos citar.
Existe algo anárquico en el uso del sintetizador; en sus ásperas curvas serradas, sinusoidales o triangulares y en su infinita multiplicación de los potenciómetros... es quizás ese Deus Ex Machina lo que a algunos les da tanto pavor en la música experimental. SINTETISMO viene de Anarquismo de Síntesis y se remonta a 1888, la así llamada técnica pictórica francesa y el trabajo artístico de Gauguin, en batalla perpendicular contra el Impresionismo, y que puede reducirse a la simple premisa de: "obtener una cosa combinando varias". En cierta medida el sintetizador es un enorme aparato de dibujo anárquico donde la suma combinatoria nos lleva a paletas expresivas sonoras que rompen con el proceso creativo tradicional de digamos, componer por acordes en una guitarra española.
Así que en los 5 cortes del álbum tenemos a 5 sintetistas y sus consiguientes sintetizadores, y de su manipulación obtenemos como resultado esta maravilla de Synthomes, coordinada por David Área y Tomás Gris, y con dibujos/artwork de Marta Román. Sólo nos queda pulsar Play para ver quién tiene el sinte más largo...
José Guillén, armado del Clavio Nord Rack 2K arremete en los 9 minutos de "Un Sastre Giróvago" en lo que se me antoja una nana espacial para robots nonatos, cíclopes y con ambas piernas amputadas. La textura del sintetizador casi balbucea antropomórficamente cuentos de chatarra; subidas y bajadas de impulsos, glitches, eructos imposibles a través de una tráquea de acero. La maravillosa palabra Giróvago habla de lo errático, del vagabundeo imposible de notas cuasi aleatorias que cuando se juntan forman trajes (Sastre) de sonidos con sus complementos y abalorios pertinentes. Fantásticas las partes percusivas tubulares/en campana y ese aire de soundtrack apócrifo de Tetsuo que imprima de carácter a toda la música, y el largo y mistérico fade out final con partes propias de la Música Concreta y el Minimalismo Post Cageano.
El siguiente es Javier Piñango con su Korg MS20. "Ni Anvero ni Reverso" rompe el Statu Quo con una vibrátil capa oleosa que se queda en segundo plano como una fruta rasposa de esas que claman engordar o engrosar la epiglotis y la lengua. Como casi todo lo que compone Piñango a través de su arma de destrucción masiva, el siempre aniquilador Korg MS20, se siente en el plexo solar de forma física. Moldeamiento extremo del sonido en realidades de multicapa dan lugar a heridas anímicas (para que me entiendas, no es lo mismo limpiarse el culo con papel de lija que con un Scottex de 5 capas). Me gustan especialmente las partes en las que Piñango entra en el Harsh Noise Wall pero sin perder el norte... no habrá anverso ni reverso pero ÉL es ÉL. Su manera de sacar pequeñas extrema-unciones de consumo rápido sublingual son marca de la casa... es decir, de manejar los glitches y errores como burbujeantes calderos en los que si pegas la oreja notas la grandilocuente danza de las partículas en su lucha electromagnética.
Jose Luís Maire pilota un Modular Eurorack / Korg Ps-3200 en "L'oiseau Est Chanté Par Son Chant". Inicio amenazante con un agudo zurzado por notas más graves (y muy espaciadas) de las teclas. Parece que quiere entrar cierto sinfonismo decadente pero sigue desarrollándose al más puro estilo "In C" de Riley. Repetición hasta la náusea de un motivo melódico (patente o sugerido como es en este caso). Fantástico cómo se va agriando el tema sin perder esa base de las notas del teclado de tal forma que la sensación de `explosión inminente" se pega al paladar. Si te alejas del sonido (entiéndase esto a como cuando uno mira una pintura desde una perspectiva mayor y sin foco central), brilla un cariz oriental cercano a lo que se obtiene con una Shruti Box... es decir, un Drone luminiscente que me recuerda a Rafael Femiano con Oikos o algunos trabajos de David Cordero en tanto en cuanto hay cierta pátina metalera en el resultado final.
Siguen los 10 minutos de Cárlos Suárez con su Modular Doepfer / DIY, lléndose al lado más acre del Noise industrial con "Exéxese Do Caos", pero siempre con pequeñas bases y adornos propios del Dark Ambient. Por tanto, fácil de enclavar en esa base brutalífica de experimentadores de Cold Meat Industry por la frialdad de la producción musical y por meterse de lleno en el inhóspito terreno del Ambient Drone más abstracto e inventivo... ese que se construye mediante subidas y bajadas de intensidad que ponen a prueba la elasticidad y capacidad de elongación de tus hímenes timpánicos.
Antonio L. Guillén opta por el Moog Lp / Doepfer DE en "Unum Vas" (Un Recipiente). Empieza amenazante, con lo que parece una sirena antibombardeos (o será un acúfeno?) rodeada de extraños sonidos de dudosa procedencia. En el minuto tres hay un cambio extremo del hilo narrativo y se usa el sintetizador para obtener elementos percusivos casi tribales, apelmazados y rápidos que curiosamente, aunque puedo estar equivocado, remiten muchísimo a la manera de tocar la guitarra con pedaleras de Guillén en la Improvisación Libre... es decir, por alguna extraña razón, me parece estar asistiendo a un volcado de Frith al sintetizador. Sigue un crescendo intenso con aroma a música fabricada con ordenadores de 8 bits: ráfagas cortadas de cualquier atisbo de alta fidelidad, impulsos percusivos producidos por viento sintético y lo que yo llamo "Música Tetris"..... es decir, es como notas cayendo de forma muy rápida pero con vida media muy corta. Suena un sonido y al instante desaparece para crear un sensación de rapidez Lo-Fi de espíritu Arcade (vale, creo que me he explicado muy mal, pero alguien lo entenderá).
Una vez terminado el trabajo del Sintetista, este vuelve a descomponerse en sales de óxido, mini partículas electromagnéticas danzando alrededor de un imán y tornillos pasados de rosca. Para volver a usar, aplíquese grasa, enchufar a la corriente, e invite a una cerveza al menos. La parte artística la ponen ellos.
https://ex-nihilorecords.bandcamp.com/album/synthomes
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