De Alicante a Plasencia hay 620,7 kilómetros. Si ignoramos a Portugal geográficamente y vemos cómo se desarrolla en un mapa el trazado de la A-31 casi que se asemeja al tajo de una de esas navajas impresionantes de Don Benito vendidas por el cuchillero de la Plaza de Abastos y tan similares físicamente a las que adornan la portada de CEMENTERI, banda de Post Hardcore de Alicante que parecen venir de túnel espacio/temporal que entroncara con las postrimerías musicales underground de los 80 y principios de los 90.
Además, el rojo del artwork (de Realmente Bravo) tiene exactamente el mismo color que el Pimentón de la Vera. Rojo sangre, rojo Corte. La formación es en cuarteto y vienen a ser Carlos Arcos a algo que dicen que es la voz, Joan Lorenzo haciendo vibrar también las cuerdas vocales y sacando riffs de guitarra a lo Fugazi, Alejandro Cebrián acariciando un bajo y haciendo coros (nota mental, hacer un estudio en profundidad sobre la razón por la que los bajistas hacen tantos coros en los grupos hardcoretas) y un apellidado igual pero nombrado distinto Guillermo Cebrián que percusiona o algo así.
El disco, por cierto, se llama Asma, Corte, Afonia, Pisotón y su principal característica definitoria es un crudísimo sonido donde destaca el bajo (se echa a los hombres la grabación) y unas guitarras afinadas en modo subsónico acompañando a la batería más primitiva que recuerde. Aunque la actitud sea Post Hardcore, hay suficiente Punk de toda la vida (sí, de ese con coros y que debería ser festivo, pero que en CEMENTERI se torna más caluroso que Puerto Urraco a las 3 de la tarde un Agosto).
Como no tengo el vinilo hablo de la cassette que ha tenido a bien de mandarme Spinda Records (el vinilo es, si no me equivoco, coedición entre Quebranta records, The Braves records, Odio Sonoro, Nooirax y Plug in the gear). Cassette blanco hueso osteoporótico y un sonidazo profesional (nada de Pro Cassettes y cosas así) al igual que las anteriores de Grajo y la demo de Viaje a 800... vaya, objeto `usable´ de verdad y no un simple fetiche como el 80% de cintas que últimamente se editan. Sin haber escuchado el vinilo tengo que decir que la sensación de directo está clavada y juro que a volumen adecuado los tímpanos me vibran como las alas de una chicharra (masterización de José Antonio López en Porta Estudio Cúbico E3 previa grabación en el propio local de ensayo de la banda) y eso no es habitual en las planas, muertas, pseudodefectuosas cassettes que me llegan últimamente.
Sin haber escuchado sus Eps y grabaciones previas, el álbum se me antoja perfecto para debutar a lo grande en un tórrido año como 2020. El ser humano se compone de agua, y hasta los riffs de música tienen algo acuático, de vibrátil... pero en Asma, Corte, Afonía, Pisotón es justo lo contrario, da la sensación de que todo se ha deshidratado para que suene más bilioso o que un polvo espeso inundó el local de ensayo y el grado de humedad se redujo a 0%. Se nota en la falta de espacio intersticial entre instrumento e instrumento, en la falta de espacio para respirar en los pequeños pero abigarrados cortes y, sobre todo, en la monocromática forma de discurrir los temas; me es complicado de explicar pero es como esas cintas de La Polla Records o Kortatu que uno compraba en una gasolinera... la inclemente exposición al sol y a los elementos despojaban a las cassettes de cualquier cosa parecida a `Rango Armónico´ y las hacían crujientes y diametralmente opuestas a la nitidez del CD.
Todo esto juega en favor de CEMËNTERI, capaces de aliar el rock alternativo de los 90, tornar hacia la efervescente escena Proto Punk americana (MC5), y sin embargo no perder la idiosincracia de bandas de aquí, de toda la puta vida (Boikot, La Polla, Eskorbuto, Kortatu, RIP, Escuela de Odio, Sociedad Alkohólica...). Pero no me entendáis mal. Si algo resalta en la música de los Alicantinos son los desarrollos de una base rítmica que entronca del tirón con el Post Punk, y las guitarras se van más al Noise Rock de Sonic Youth, Fugazi y tal que otra cosa. El uso de voces más melódicas de lo que suele escucharse en bandas del palo americano ochentero (Youth of Today, Black Flag y aditamentos varios de Dischord Records) es lo que puede despistar un pelín.
Muestra de todo lo anterior es la apertura con la insistencia de "Minimal Dilema". Dura, seca y con un magnífico riff de guitarra sobre el que se parapetan voces perfectamente ejecutadas (simples y directas). A caballo entre Killing Joke y el Metal de toda la vida, CEMENTËRI empiezan el asunto sin contemplaciones. Sigue la ecológica "Pb02", con estribillo al más puro estilo punk hispano (la época gloriosa de Reincidentes, Sociedad Alkohólica o A Palo Seko).
Es cuando bajan un pelín el tempo ("Vamos Otra Vez") cuando se notan más las influencias del Post Rock y del Post Hardcore y si me apuráis un poco (no sé... retorciéndome un huevo por ejemplo) no está tan lejos de Desechables. Me estoy imaginando cómo sonaría esto con un Casiotone o un sinte por ahí (cruce bastardo entre Chrome, Suicide y Alien Sex Fiend). "Reunión en Kurdistán" y sus infecciosas letras son Post Punk en esencia remitiendo a la Nueva Ola ochentera patria de Amor Sucio, Décima Víctima o Parálisis Permanente pero resintonizados hacia el Hardcore claro.... o por lo menos yo así lo percibo en la robótica homilía vocal de "Con Sigilo".
La Cara B sigue una línea más comedida en inicio. "Todo está Grabado" me vuelve a llevar a los Killing Joke en la base rítmica (no así los coros); un tema que en directo tiene que ser un cañón (sigo insistiendo que le sentarían fenomenal pequeños efectos electrónicos). "Kurtinaitis" me reafirma todavía más en que CEMENTËRI resucitan la Nueva Ola y al Post Punk patrio (consciente o inconsicentemente, no lo sé) mucho más que a lo hardcore ayudándose para ello de unas letras demenciales ("Kurtinaitis, última víctima de la Guerra Fría..."). "Un Ollie en un Año" dura menos de un minuto y junto a "AC Green" forman un dueto que en letras parece sacado del fondo de catálogo del Punk Californiano (skates, baloncesto, piscinas vacías...) de sellos a lo Epitaph, pero claro, de cuando todas esas bandas no habían girado hacia el Pop (hubo un tiempo en que Green Day, Millencolin o NOFX eran bandas más asperas que una lija).
Para terminar, "Sukubare Mon Amour" con toques de acided y psicodelia entrelazándose con tajos romos de Shoegazing abriendo así un maravilloso abanico de posibilidades a una banda que me ha sorprendido por su frescura, potencial y bestial honestidad. Otros quieren pero no pueden, CEMENTËRI han querido y podido.
No hay comentarios:
Publicar un comentario