Que el Colectivo La TATUCERA está escribiendo páginas de la historia contracultural de la música española es algo que solo lo deciden los que suelen asistir a sus sesiones o escuchan sus limitadas tiradas de CDS. Y digo esto porque a día de hoy poco (o casi nada) se trabaja desde el periodismo musical `oficial ´ de las escenas locales por mucho que nos pese; es más... ni siquiera llegamos a la categoría de underground sino que nos movemos por terrenos mucho más escabrosos y ¿sabéis qué es lo más curioso?... pues que precisamente los que habitan en estas micro-escenas como las de Javier Entonado, Elsa Mateu y Jose María Pastor la gran mayoría de las veces está conformada por músicos de profesión y academia; baluartes virtuosos que se salen de la tangente y confirman que lo mejor de la vida está en las excepciones a la regla. Otro buen puñado de los que intervienen son autodidactas, pero os juro que vuestros oídos y ojos serán incapaces de distinguir entre los que son de Conservatorio o los forjados en la Universidad de la Vida.
Más de una veintena de reseñas relacionadas con La Tatucera, Chema Pastor, Arín Dodó y Javier Entonado, está clarísimo que no se trata de algo esporádico sino de una potente eclosión de cultura que se retroalimenta con otras micro-escenas en participaciones, enroques imposibles en ciclos de conciertos y en definitiva, lo que a mí me gusta llamar la Transhumancia del Avantgarde Íbero (vale, me lo acabo de inventar).
En esta ocasión, los citados Javier Entonado (guitarra, voz y electrónica), Elsa Mateu (cello) y Chema Pastor (percusión) tocan dentro del Festival NUMACIRCUIT, referente de lo experimental en Tenerife y que se viene celebrando desde hace una década. Hasta allí se presenta el trío para presentar OPAEME, que para no liar esto demasiado, os dejo aquí un link para que investiguéis. Una especie de guía `oficial´ sobre todo lo que se va cociendo en los subterráneos. Sobre sus biografías no voy a insistir más... reitero que he soltado ríos de tinta digital.
Una de las habituales características de todo lo que tiene que ver con La Tatucera es el humor y la ironía, y lejos de estancarse nuevamente nos encontramos con un giro de guión o un `nunca permanecer en el mismo sitio´. Muestra de ingenio presentarse en Tenerife con el sobrenombre de MARION MORRISON que en palabras de ellos: "La improvisación fue sin pactar ninguna estrategia a seguir, sin estructuras prefijadas. Todo se fue construyendo sobre la marcha. Esa es nuestra forma de trabajar y de desarrollar este proyecto".
Ese concierto íntegro se reproduce en el vídeo que os dejo a continuación, fiel reflejo del CD que grabaron en Las Rozas (Madrid) unos meses antes:
Pues bien, Esto es un Colapso Sanguíneo es Improvisación Libre cien por cien libre de adulteraciones, marcada por ese brutal gusto irónico de Entonado para las voces teatrales, la versatilidad de vértigo del Cello de Elsa Mateu y unas percusiones demenciales de Chema Pastor. Es, en definitivas cuentas, otra descomunal obra conceptual que transcurre tras ese velo de surrealismo urbano poético común a prácticamente todas las obras que estos artistas editan. Dicho de otro modo, EXISTE un estilo, etiqueta (entre comillas) o forma de tocar característica para ellos como creo que ya lo he ido más o menos desgranando en estos años y no voy a repetirme. En total, 13 cortes en 74 minutos cuyos títulos unidos vienen a contarnos aquello de: "La creencia en una desnudez estrangula toda esperanza. Jamás cocnretaré una pausa para hacer ¡¡¡RUIDO!!!". Si no os ha quedado claro, estoy hablando de un álbum editado en Cardboard por LA TATUCERA y que escribiéndoles a ellos o a los músicos implicados seguro que podéis conseguir con facilidad.
Lanzarme a describir corte por corte el disco sería un error, así que prefiero ofreceros una punta del tremebundo iceberg que resulta para los oídos Esto es un Colapso Sanguíneo que lo primero, y al contrario que algunos discos editados por La Tatucera que son más `de archivo´, suena prístino y pulido, apreciándose todos los instrumentos en su plenitud. Música de cámara, Improvisación libre o un Dadaísmo cabaretero (no puede ser de otra forma), alternan con biorritmos electrónicos, bases rítmicas imposibles y coqueteos con el Free Jazz. Las percusiones que se abren en abanico tribal dialogan con ásperos tonos de una guitarra pasada por el roce agrio del arco.... drones, cascabeles y atavismo que planea sobre la tumba de Sun Ra para a continuación remontar el vuelo con las declamaciones litúrgicas de orín de Entonado. Como punto de cordura al que asirse, Elsa pone el punto medio en la Clásica contemporánea pero con un abordaje a veces tan funesto que pareciera uno estar metido dentro de una grabación perdida de Univers Zero o similar.
Decir que Esto es un Colapso Sanguíneo es una Suite sería pretencioso pero joder, los minutos finales del segundo corte parecen sacados del Jazz Británico y la Spontaneous Music Ensemble. Lejos del aburrido y maniqueo patrón de la Impro actual, Marion Morrison se mueven con una soltura que asusta, perfectamente engrasados y turnándose equitativamente las partes solistas. Como partes de un triángulo equilátero, en ocasions todo el vórtice musical gira aldededor de Chema Pastor, para al segundo a un Cello que se va creciendo hasta abarcar sonidos que en un espectrograma serían ciclópeas dunas sinusoidales. Remachando, retocando, haciendo de Frith o de lo que se tercie, el insondable Entonado es el pegamento que une todo como argamasa; lo mismo permanece estático que se reboza en Downtown con su puntito de Noise rock.
Podría estar horas describiendo partes de este disco, pero sin duda voy a quedarme con ese poderoso contraste del final. A pesar de que durante determinadas partes se roza incluso el Noise y la electroacústica mas salvaje, en los instantes finales, justo el corte titulado "¡¡¡RUIDO!!!", el trío hace justo lo contrario.... una preciosa melodía de Cello de Elsa, tocada con arco, es reforzada por notas de la guitarra procesada / intervenida de Entonado, mientras bellos detalles percusivos de Pastor van fundiendo la música en un anti clímax que se revuelve sobre sí mismo (minuto 3 y pico) para dar su cara agria... el Cello ya no es precioso, la guitarra es un cútter y la percusión una pedrada.
“¿No señaló el cometa filosolar
Pereyra el asesinato del presidente Kennedy en Dallas, en 1963, y qué fue el
menos que fatal Koutek de 1973-74 sino un símbolo de la desgracia de Nixon,
desvaneciéndose como una palabrota borrada?”.
Nixon, transcripciones públicas de sus
grabaciones magnetofónicas.
(Panfletos de Los Niños de Dios, 1973)
El avistamiento de un cometa
siempre ha traído una serie de repercusiones revulsivas en el ser humano. Cambios
holísticos, evento transformador y en suma ejemplo claro de todo aquello que Mircea
Eliade llamaba El Eterno Retorno, renovación por el fuego y la ruptura del
Tiempo Cíclico. El estudio de las religiones, mitos y ancestralidad antigua muestran
una alarmante psicología catastrofista en el hombre con respecto a muchos
fenómenos celestes pero equivocados estamos si pensamos que se trata de cosas del
pasado. Ese sentir queda grabado en el inconsciente colectivo y se perpetúa en
esa extraña línea que llamamos Historia, para algunos redonda, para otros
infinita y recta.
`In Illo Tempore´ versus `Ad
Nauseam´.
El 7 de Marzo de 1973, el astrónomo
checo Luboš Kohoutek realiza un grandioso descubrimiento. Un cometa de
la llamada `Categoría Kohoutek´ (a la que él mismo pone nombre); es
decir, cometas nuevos (vírgenes) que se acercan por primera vez en su periplo
estelar al Sol. Existen muchas más categorías dentro de los cometas… Clase
West, Pons-Winnecke, Encke o quizás la más conocida, la popular
y Kitsch por derecho propio Clase Halley.
Marcado a fuego en el disco duro
de la memoria colectiva, la generación anterior susurraba piadosa cuando los astrónomos
de 1910 hablaban del cometa Halley. En 1908 se había descubierto gas
cianógeno en la cola del Morehouse y la pseudociencia andaba al acecho
elaborando teorías de la conspiración que relataban la posibilidad más que
plausible de una explosión en masa al reaccionar dicho gas con la atmósfera
terrestre. ¿Resultado social?... Fin del Mundo, el pánico generalizado y
suicidios. Pero no es el objetivo del presente texto analizar el catastrofismo inherente
a los fenómenos estelares y sí acercarnos a esa brutalífica ola de cambios
culturales que trajo en plena década de los 70 el avistamiento del científicamente
llamado C/1973 E1.
La Revista TIME (Diciembre
de 1973) publica especial sobre el que se suponía iba a ser el acontecimiento
del siglo; noticias diarias de la cuenta atrás de la llegada del cometa en The
New York Times, octavillas apocalípticas asfaltando el charolado suelo de
pulpa de papel, debates de salón y tiras cómicas agridulces. La expectación era
máxima y cuando al final no se cumplieron las profecías (ni las positivas ni
las negativas) desgasificándose el objeto en corto espacio de tiempo ante su
contacto con el sol el chasco resultó tremendo. Eso sí, se convirtió en el
primer cometa en ser visto desde fuera de la tierra por los astronautas de la Skylab
4 y la Soyuz 13. Imaginaos al pobre Luboš Kohoutek que llevaba
varios días embarcado observando unos cielos cubiertos por espesos nubarrones que
dificultaban cualquier visión. Hubo gente acampada, universitarios vigilando el
firmamento… había que meter el dedo en la llaga como Santo Tomás.
Pero resulta muy curioso que el
chafado fenómeno estelar provocara tantos cambios habiendo sido tan nimio y fallido.
Eso demuestra que el ser humano, dándose el contexto histórico adecuado, puede
encenderse y estallar como una mecha de pólvora.
El enorme legado cultural que Kohoutek
dejaría su paso llega hasta nuestros días, conectándose con la cultura popular
hasta tal punto que incluso en Los Simpsons se habla de él en su
episodio El Cometa de Bart (Sexta Temporada), siendo quizás la anécdota
más recordada pero en sí la menos trascendente. Desde el Jazz a la música
psicodélica, pasando por la experimentación electrónica o el Pop. Poemas, festivales
de música, cartas, dedicatorias o la Arqueología Paracientífica con las
ignominiosas `Piedras de Ica´ (una de ellas supuestamente tiene un
grabado de Kohoutek y 13 constelaciones) y mil conexiones que conforman lo que llamo `LA
METÁSTASIS DEL COMETA ´.
No está todo lo que fue, pero sí una
parte importante de ello. Fenómeno contracultural a veces, políticamente
correcto en otras, cada uno vivió a Kohoutek de forma distinta. En los años
70 el espacio era un inhóspito telón negro lleno de posibilidades y a veces, si
gritas al vacío insistentemente, éste de devuelve la llamada, máxime en plena
era de la búsqueda de vida fuera de la Tierra y con la Ufología y la
Pseudociencia acechando en los cortinajes de la Conspiranoia.
Viajemos a República Checa.
II.LITTLE ROOSTER:
-“¿Y no le cayó el Kohoutek?".
Don Ramón al Señor Barriga (El Chavo del
Ocho).
(Plastic People of the Universe, circa
1970: obsérvense los trajes y los platillos volantes que adornan el escenario)
1 de Diciembre de 1973. Ivo Pospíšil, bajista de los míticos DG307 se mueve entre el público de forma sinuosa vistiendo una bata azul cubierta de estrellas dorada. El respetable porta varitas mágicas rematadas con la forma de un cometa tal y como vienen sucediéndose en los últimos directos de sus amigos de la Plastic People of the Universe. Martin Machovec en el imprescindible libro Writing Underground: Reflections on Samizdat Literature in Totalitarian Czechoslovakia, describe a la perfección cómo eran los conciertos de la banda por aquellos días.
Empezaban con una invariable tríada de temas antes del show
roquero propiamente dicho: Pavel Zajíček como invitado estelar (otro de
los fundadores y líderes de la banda de culto underground DG307 que merecen
artículo propio) jalea a la concurrencia con el grito de guerra “anti, anti!”
hasta que de forma brusca se hace el silencio surgiendo sinuosamente la pegadiza
tonadilla folk “Do Lesíčka Na Čekanou”, que contrasta diametralmente con
los experimentos electrónicos de “Kohoutkova Kometa” (La Canción del
Cometa). Para los arqueólogos sonoros, recomiendo el impresionante directo de
archivo Do Lesíčka Na Čekanou (Guerilla Records, 2006). “Kohoutkova
Kometa” es un cortante y demencial derrame experimental de cascadas de
Theremin, Clavinet y todo el ruido que la banda era capaz de producir por
aquellos tiempos.
1973 es crucial y al igual que en la década anterior, los
cambios sociales/culturales ocurrían a velocidades de vértigo. Si bien justo
antes (entre 1969 y 1972) la banda centraba su repertorio en versiones de Frank
Zappa, The Velvet Underground o The Fugs, este año lo marcan unas
composiciones propias donde brillaban los arreglos de Milan Hlavsa, figura
clave en el movimiento llamado Prague's Underground Culture de 1968 a
1989, brutalífica eclosión avantgarde en pleno Régimen opresor Comunista. Brilla
la poesía de Egon Bondy, obras de teatro y contracultura celebradas en
apartamentos tan sonados como el de Václav Havel, amigo de la banda,
dramaturgo y escritor que acabaría siendo el Primer Presidente de la posterior
y liberada República Checa.
Hagamos un inciso histórico. La primera
mitad de 1968, bajo el gobierno de Alexander Dubček, líder del Partido Comunista, los checoslovacos
sufren la llamada Primavera de Praga. En agosto las tropas soviéticas y afines
del Pacto de Varsovia invaden Checoslovaquia derrocando a Dubček e
iniciando el llamado Proceso de Normalización. En toda esta vorágine de
cambios opresivos nacen colectivos como The Plastic People of the Universe
o DG307 por rascar solo la superficie de todo lo que se movería entre
finales de los 60 y 1980. En sitios de asfixia cultural extrema como lo fueron
la U.S.S.R., República Socialista de Checoslovaquia, la República de Polonia, La
República socialista Federal de Yugoslavia o la República democrática alemana
brillaron colectivos de artistas a contracorriente que plantaron la poesía y música
como armas con las que combatir al odio restrictivo comunista.
Teníamos que empezar aquí porque
es el astrónomo checo Luboš Kohoutek quien descubre y da nombre a
nuestra historia. Estamos en el 7 de Marzo de 1973, y el cometa será visible
todo el año y el siguiente.
The Plastic People of the
Universe, disfrazados de entes del espacio exterior tocan “Kohoutkova
Kometa II” para cerrar el concierto de Do Lesíčka Na Čekanou.
Próxima parada, Alemania.
III.KOMETENMELODIE:
“Veremos el cometa
Kohoutec estos días. Calculan los astrónomos
que volverá a ser visto dentro de cincuenta mil años.
¿Entiendes mi arrebato? ¿No es una dádiva generosa, amada,
amiga mía, tu presencia de hoy?”.
Jaime Sabines
(Kometen-melodie, 7”
Single)
Tras la ocupación soviética de Checoslovaquia
en 1969, el astrónomo Luboš Kohoutek decide marcharse a Alemania del
Oeste (recordemos que la República de Bonn duraría de 1949 a 1990 con la
Caída del Muro de Berlín en el 89 como colofón final), concretamente al
Observatorio de Hamburgo donde realizaría su magnánimo descubrimiento.
En 1974 Kraftwerk, antecediendo
a su celebérrimo disco Autobahn, y tras una serie de trabajos previos
mucho más experimentales de los que la banda renegará hasta la terca saciedad, publican
un 7” en Phillips con primeras versiones cuasi Lo-Fi de su “Kometenmelodie”
(La Canción del Cometa, partes 1 y 2), luego emplazadas en la Cara B de Autobahn
y sonando más pulidas.
A pesar de contar todavía con la
seña de identidad de la flauta, el violín y la guitarra que los acompaña desde
sus inicios progresivos con Organisation (en 1970 editaron en RCA
Victor el inconmensurable disco de culto Tone Float) brillan los
arreglos electrónicos en un álbum conceptual, rompedor y que marcaría el
devenir de la música. La particular rendición de Florian Schneider, Ralf
Hütter, Klaus Roeder y Wolfgang Flür bajo la batuta de Conny
Plank es más que conocida y lo que vendría a partir de aquí puro acervo musical.
Queda entonces para la posteridad una grabación que ha dado mucho que hablar,
con versiones en demo y directo que acentúan las ásperas, oscuras sábanas del
Minimoog, el Farfisa, el V829 Rhythm King, el ARP Odyssey y el violín.
Sin embargo, hubo más cosas
relacionadas con el cometa en la dividida Alemania del Muro. En en una gira por
la Alemania del Este (República Democrática Alemana), el cantante y actor checo
Václav Neckář cantaba a su audiencia una tonadilla típicamente Schlager
(música popular alemana con visos campestres) llamada “Komet Kohoutek”,
compuesta para la ocasión por Hans Hardt:
“Kommt
er Komet Kohoutek,
ist
die ganze Erde weg,
sagt
die alte Frau und liest im Kaffeesatz.
Kommt
er Komet Kohoutek,
dann
hat alles keinen Zweck,
dann
ist wirklich alles für die Katz'.”
Por otra parte, el germano-americano
Götz Gustav Ksinski, más conocido por Gershon Kingsley, es uno de
los pioneros de la electrónica (Perrey and Kingsley) y toda aquella
corriente que surgiría con la aparición del sintetizador Moog, faceta a la que
daría rienda suelta en su agrupación First Moog Quartet. Suyo es el hit “Kohoutek”,
editado en un 7” (45rpm) bajo el distintivo de Mister Popcorn And His Sound
Machine en el sello Epic (dentro de la serie CBS-Blitzinformation y
luego reeditado con una infantil pero efectiva cubierta con el dibujo de un
cometa al más puro estilo Portal de Belén). Un pegadizo tema de electro disco
primitivo con fuertes toques cósmicos para bailar hasta con los ojos en un
nistagmus catártico propio de la primera música disco.
“Kohoutek is a thought projection from the
mind of God”.
Father Yod
(Father Yod y YaHoWa 13)
En 1973 se distribuye un panfleto de Los Niños
de Dios, secta formada por el pastor protestante David Berg (Padre
Mo o Moisés David) alertándose de la inminente destrucción del mundo
el 31 de Enero de 1974. En pleno hipismo, las comunas eran el habitáculo
perfecto para acoger al desarraigado y bailando nuevamente en una vertiginosa coincidencia
de fechas, 1973 es el año en que Father Yod (James Edward Baker)
inicia andadura músico espiritual con YaHoWha 13 y The Source Family,
fabuloso pastiche Aquariano-Hindú basado en las enseñanzas de Yogi Bhajan.
Restaurantes de comida vegetariana, jam sessions
psicodélicas en plena madrugada en su mansión de Hollywood Hills (California) y
su posterior muerte haciendo parapente sin tener ninguna experiencia previa en
1975 los ha encumbrado como uno de los objetos musicales más fascinantes de su
época (y recogidos como no podía ser de otra manera por Steven Stapleton en
su Nurse With Wound List). James Edward Barker se encierra en una
meditación de tres días durante los que supuestamente estuvo cantando el mantra
`YHVH´. Tras la consabida, clásica revelación se autonombra Padre Yod.
En esos primeros días, los adeptos estaban
mudándose a la Mother House cuyo garaje se había acondicionado como
estudio de grabación. Casualmente, entra a formar parte de la familia Richard
Elvern Marsh, más conocido como Sky Saxon (rebautizado aquí Sunflower
Aquarian) que traía un larguísimo periplo musical con Electra-Fires,
Sky Saxon & the Soul Rockers y, por supuesto, The Seeds. Isis
Aquarian y Electricity Aquarian cuentan en el recomendadísimo libro The
Source, The Untold Story of Father Yod, Yahowa 13 que llegarían a tener la
friolera de 18 músicos experimentados en la comuna, y algunos de ellos con
conocimiento de grabaciones en estudio. De entre todos destacaría Djin a
la guitarra, pieza angular en la formación de Spirit of ´76.
El orden de los discos es bastante confuso y no
podemos fiarnos de internet. Es en el libro The Source donde nuevamente
encontramos las pistas clave. Según declaraciones del seguidor Omne: “The
next three albums were finished by late 1973. Spirit of ´76, `Contraction´ and`
Expansion´ were originally recorded as one big set, but Father later had them
broken up into two albums, a single and a double. Father played on all the
albus we pressed except Savage Sons of YaHoWha and All or Nothing at All”.
Su disco Kohoutek (titulado así en honor al
Cometa) se prensó en su sello amateur HigherKey Records (Sunset
Boulevard) a finales de 1973 bajo el nombre de Father Yod And The Spirit Of
'76. Cuenta Djin que lo grabaron sobre las 4 de la madrugada como un
Ritual Acuariano. Tras muchas lecturas e información contradictoria, lo único
que me queda claro es que Kohoutek no es la primera grabación que se
haría con miembros de The Source… ni siquiera creo que fuera la primera
con Father Yod participando, pero puede llevar a confusión lo que se
dice en el maravilloso inserto original:
“Man in his history and myth has long
associated the comet with the ominous power of the unknown. He as learned that
they bring changes. Life after their fiery visitation is never quite the same.
What is Kohoutek? Why is it coming? What will it bring?. The mystery of
Kohoutek is explored in spontaneous music, sound and song on Higher Key
Record´s first release by Father Yod and The Spirit of ´76. Don´t stay in the
dark – Kohoutek is for you”.
Solo Dios y el Cometa sabrán que diablos aconteció
primero en el periodo comprendido entre 1973 y 1974. Kohoutek sería
nuevamente visible en 1975, precisamente el mismo año en que moría Father
Yod que según sus seguidores se conectaba así espiritualmente al cometa. Para
ellos, la misión de la Skylab 4 falló su propósito ya que Kohoutek
esquivaría a los astronautas para comunicarse directamente con Father Yod.
(Manual / Panfleto de Supervivencia de David Berg de Los Niños de Dios)
The Risk of Birth, Christmas.
Madeleine L´engle, 1973
Al igual que la Plastic People of the Universe,
es en Diciembre de 1973, concretamente el día 22, que encontramos a la Sun Ra
Arkestra en Nueva York a punto de salir para un concierto multitudinario en
el Town Hall. Explicaba Bernard Stollman, fundador de la mítica discográfica
ESP DISK que se habían repartido entre la audiencia pitos de caña que
enfervorecidos fans soplaban sin parar en las dos horas que tardaron en salir
al escenario. Tocaban también los punk rockers The Miamis, hacía su
performance Israel Jones (Satan) con un espectáculo de come-fuegos…os podéis imaginar el ambiente.
Los medios de comunicación habían jaleado lo
suficiente al populacho y Kohoutek, el llamado Cometa del Siglo, ya estaba
en el inconsciente colectivo. No voy a adentrarme en la figura de Sun Ra porque
no es el objetivo del presente artículo pero si tenemos que hablar del Cosmos,
el Free Jazz y el Avantgarde es imposible eludir su figura.
Concert for the Comet Kohoutek recoge este
maravilloso concierto del 22 de Diciembre y en su interior se nos revela que Stollman
le pidió las cintas del concierto a Sun Ra para editarlas. Cuando éstese encuentra con Stollman en Manhattan le enseña un trozo de su
celebérrima e inminente película Space is the Place. Sun Ra, justísimo
de dinero como siempre, le pide un avance a Stollman por las cintas de
la grabación del concierto de Kohoutek y algo raro hubo de pasar aquí,
ya que las cintas no aparecen y se usó otra fuente para editarlo. Años después,
se descubriría que posiblemente Sun Ra se llevó las cintas a México tras
una visita al apartamento de Stollman.
La grabación es un potentísimo concierto que se
abre con “Kohoutek Intro”, un
discurso donde se escucha cómo se le dan nociones de astronomía y cometas a la
audiencia. Se habla de Kohoutek, de libros y de referencias espaciales al más
puro estilo de la Arkestra. Luego se lanzarían a por el poderoso “Astro
Black”, algarabía de Free Jazz concentrado con esa maravillosa voz de June
Tyson recitando esa maravilla de:
“Find your place among the stars
Get into this outer world's
Rhythm, multiplicity
Harmony, equational
Melody horizon speed
Astro black and cosmos dark”
La Sun Ra Arkestra perfectamente engrasada y
así se nota en la potencia de los saxos, en los experimentos de los
sintetizadores, en esas “Variations of Kohoutek Themes”... Los sintes
modulares analógicos son demenciales en “Discipline 27 (Part I)” y hay que escucharlos para darse cuenta de
lo avanzado que resultaba todo. En definitiva, si hablamos del fenómenos
celestes y la música de las esferas, ahí tenía que estar por narices Herman
Sonny Blount, el embajador de Otros Mundos. El corte “Kohoutek” de trece
minutos de duración avanza la música experimental y el industrial a través de
cortantes sábanas heladas de un despiadado sintetizador desbocado…
impresionante contrapunto para las cabalgadas salvajes de los saxos que entran
luego y formando en suma un Meta Jazz abstracto y violento.
Los que quieran aproximarse a este “Concert for
Comet Kohoutek” les recomiendo que acudan a la versión de 2006 remasterizada
a fondo y que suena a años luz de la embarrada versión de Get Back de
1998.
Existen más casos dentro del mundo del Jazz. En
1982 la High School For Performing And Visual Arts Jazz Ensemble de
Houston saca disco de Jazz contemporáneo titulado Kohoutek, incluyendo
una pieza del mismo nombre en un disco algo pasado ya de moda y que poco o nada
refleja el espíritu rompedor de otras músicas. Música muy bien tocada, perfecta
académicamente pero para mi gusto carente de alma.
Cerramos este capítulo con una declaración de nada
más y nada menos que Wayne Shorter para el Jazz Times de 2002 a
propósito de la portada de Mysterious Traveller (1974), el disco de los Weather
Report:
“Mysterious Traveller meant that comet Kohoutek
[the overhyped celestial event of 1973/74], which was a mysterious visitor–so
we had that cover of a comet over Madagascar. It was a mystery about where was
it born, and that means our life too, here we are: all mysterious travelers.
The title also came from a radio show that came on every Friday when I was
growing up: this guy got on a train and told you a story.”
VI.SECTAS, AGRUPACIONES, HIPPIES E
ILUMINADOS III.
“- See that light in the sky?.
-The world is coming to an end.
-That´s the comet Kohoutek
-When the world is coming to an end,
you are supposed to put a sack
in your head”.
Peanuts by Charles Schulz (December
31, 1973).
(Cartel del Festival Kohoutek
Music & Arts Festival, 1990)
Si hay algo que recoja y perpetúe todo este legado
en una línea discontinua hasta la actualidad es el llamado Kohoutek Music
& Arts Festival que se viene realizando rigurosamente hasta la fecha por
el colectivo de artes liberales y científicas Pitzer College.
Localizado en Claremont (Carolina del Sur) en un
enclave mágico cercano a las Montañas de San Gabriel, fundado por el profesor de Historia de las
Ideas Barry Sanders entre 1973 y 1974, toda la comunidad del campus, estudiantes,
profesores e invitados se reunieron para la ocasión pero no pudieron ver el fenómeno
celeste. En conmemoración a tan insigne día dedican jornadas en memoria del
evento y su significado siendo una tradición anual ineludible en el Pitzer
College.
El primer Kohoutek Festival que se organizó
contó con los Mystic Knights of the Oingo Boingo, y durante varios días
trajo teatro, música, pasacalles y multitud de actividades culturales,
resultando un escaparate apasionante de bandas locales. En palabras de Barry
Sanders: “The idea was just to convert the campus into something else. To make
it seem different, look different, feel different, be different for a weekend”.
En la publicación periódica de la entidad The Student Life se recogen
maravillosas perlas como en la edición de 1980:
“Suppose you have broken your back, and you´ve
contracted a severe case of Pitzer flu. You´re going to miss the music, and fun,
and festivities of the Kohoutek festival on Saturday. (…) Music for the
Festival includes the long awaited Classical group with Bornie Stortum, Lew
Ellenhorn and Don Ambrosum, last year´s Kohoute favourite: Cindy Steele and the
Steelers and The Tyrone Anthony Group. At midnight at a bonfire in the fountain
area (…) a special guest Rumanian Professor will be telling authentic Transylvania
haunted tales in a true Harry Senn style”.
“Kohoutek is the older tradition in the Pitzer
community. Each year the theme brings a different tone. This year the mood will
be set by `The Sum of the Deviations from the Mean´”.
En 1985 el evento tenía la suficiente potencia e infraestructura
como para recoger a 24 bandas, vender productos y souvenirs y estar abierto al
público de fuera siendo completamente gratuito. Desde luego los eslóganes no tenían
desperdicio:
“Come to
Kohoutek, the Festival of Intensity”.
VII.ROCK PROGRESIVAMENTE ROCK (Y OTROS):
“While the comet spreads its tail across the sky
It nowhere near defines the course it flies
Nor does it find its own direction”.
Peter Hammill, In Camera (1974)
Hasta los mismísimos Pink Floyd tienen aquí
su papel. In Celebration Of The Comet - The Coming Of Kohoutek es el
título de un bootleg pirata sacado en 1974 por la especialista en grabaciones
ilegales The Amazing Kornyfone Record Label (aunque ya circulaba de forma
más oscura en los infames acetábulos de la piratería). Se recoge un directo de
la banda en el The Rainbow (Londres) el 20 de Febrero del 72, antes de
toda esta historia y por lo tanto usando el tema del cometa como reclamo de
marketing y sin que sume enteros interesantes en la historia que estamos
contando así que pasemos a otra cosa.
La banda de San Francisco Journey se suben
al carro (año 1975) en su debut con otro tema titulado “Kohoutek” con
mucho encanto a pesar de su comercialidad. Su Prog inicial luego iría mutando
en un acaramelado Pop rock bastante anodino. En esa onda progresiva y de un año
antes es el “The Coming of Kohoutek” de la banda británica Argent que
se marcan una asequible pero mucho más interesante pieza instrumental. Peter
Hammill (Van Der Graf Generator) en su cuarto disco en solitario
abre la Cara B con "The Comet, the Course, the Tail", cantando
con su característico tono preciosista un claustrofóbico tema. El disco In Camera
es toda una joya donde brillan el ARP 2600 synthesizer, el Mellotron o el
harmónium y por supuesto las letras:
“Though the path of the comet be
sure
Its constitution is not
So its meaning is possibly more
Than the tracing of a tail
In one brief shot at glory”
Para mí sin embargo es el actor y compositor Burl
Ives quien resalta sacándose de la manga en 1974 un añejísimo petardazo
influenciado por la incipiente música disco. “The Tail of the Comet Kohoutek”
(recogido en un 7”) nos seduce con los arreglos orquestales de Al Capps,
toques a la Library Music y la insistente voz de crooner de Ives que se
remacha con momentos electrónicos primitivos que parecen sacados de una vieja sintonía
de película de espías. Os invito a escucharla porque no tiene desperdicio.
Hay muchísimos más ejemplos abarcando toda cantidad
de estilos que llegan hasta nuestros días pero no quiero convertir esto en una
lista de citas inabarcable y sin sentido. Vamos a terminar viaje con los R.E.M.
que en su tercer disco Fabbles of Reconstruction (1985) meten un corte
titulado “Kohoutek”, preciosa alegoría de una relación sentimental y el
paso de un fallido objeto celeste.
EPÍLOGO:
(Desierto de Atacama, Marzo de 1973. El periodista argentino Alfredo
Serra y Lubos Kohoutek)
Ante la inmensidad del Cosmos palidecemos. El viejo
miedo a la oscuridad en nuestras ciudades que nunca se apagan parece una vieja
leyenda pero el hombre antiguo temblaba ante esos naturales fuegos artificiales
de las colas de los cometas. El miedo al Fin de los Tiempos estaba puesto en lo
que venía fuera de la Tierra porque nunca nos hemos considerado una amenaza
para nosotros mismos. Siempre hemos buscado jodidos chivos expiatorios a todo y
si algún día llega ese terrible FIN DEL MUNDO, si hubiera que llevar a algo al
Cadalso sería una jodida piedra.
La música y la cultura es más amable que la diáfana
realidad social porque no todo fue tan amable como lo que hemos contado. En pleno
desierto de Atacama, el grandioso Observatorio de La Silla estaba preparado
para ver pasar al Cometa. Según las estimaciones de Lubos Kohoutek, desplazado
allí para la ocasión, era el sitio perfecto para contemplar el fenómeno, y el
periodista Alfredo Serra se desplazaría al enclave para entrevistar al
astrónomo checo. Eran años convulsos en Chile con un incipiente Pinochet
acosando a Salvador Allende Gossens. En un impresionante artículo (21 de
Julio de 2017) Serra recoge la entrevista que realizó in situ al
astrónomo (recogida en el portal argentino INFOBAE).
El periodista fulmina el texto con esta reflexión
que me gustaría reproducir aquí:
“Pero el cielo no les (no me) fue propicio. A
pesar del largas noches en vela, ni Lubas K., su padre, ni su veintena de
colegas, lograron avistar al esquivo cometa: una misteriosa pirueta espacial
doblegó a los 18 telescopios, pasó como un fantasma invisible, y siguió su
derrotero sin que los ojos humanos lo hollaran.
Mientras esa realidad sangrienta, contingente y
luego de esperanza regía la vida de los chilenos, el cometa C/1973 E seguía
girando en la infinitud celestial, ajeno a las miserias, los crímenes y la
épica de la especie humana. Ajeno, desde su helado polvo, su hielo y su
velocidad inconcebible, a aquellas criaturas de infinita vanidad que se
creyeron (y aun se creen) los reyes de la Creación”.
Quién sabe, pero hasta mirando al cielo se
encuentran objetos perdidos.
Sigue consolidándose el impresionante sello de Genova TORTO EDITIONS de Tommaso Rolando, parte fundamental de banda de AvantJazz Calomito que os recomiendo encarecidamente. Las anteriores reseñas del sello italiano que podéis leer por aquí son bastante variadas; desde el Free Jazz de The Cepi Nomads + Hic al Art Rock de Colmorto, pasando por ese combo brutal de los ya encumbrados AvantFolk Sîrom o el inclasificable, meditativo y Krautroquiano Iztok Koren. Os puedo asegurar que el grado de eclecticismo va a la par con la riqueza instrumental y ninguna de las ediciones de Torto os va a decepcionar, y mucho menos el impresionante duo S.T. RIDE que os presento hoy.
Autodefinidos como `Electronic Spastic Punk No-Wave´, Edo Grandi y Maurizio Gusmerini (o lo que es lo mismo, Mongoholi Nasi y Uomi que son sus sobrenombres y no me preguntéis cual corresponde a cuál) comienzan su trayectoria allá por 2001 con el homónimo St. Ride, a los que le siguen más de una decena de álbumes (Piume Che Cadono, Se Sto Qui Nevica, Antologia Del Medio Mongoholi Nasi...) consolidándo estilos que van desde lo Abstracto y Experimental al Noise, Ambient o la Concrete Music. Este último Microstorie llega tras cuatro años de silencio desde su anterior Conquistare Il Mondo conformando una especie de bloque conceptual apócrifo que en la hoja de promo se define perfectamente:
"There's a unique imaginary behind the sounds of St.Ride that hasn't been planned up for a specific target, It's more like a genuinely surrealistic painting of the decline of post-modernism and the constant corrosion of the middle class, with no sweetening and mercy regarding bourgeois moralities (.....). Is the gathering of two decades of investigation beneath the skin of human frailties, as an heretic mantra, rising from the guts of pain towards to the dissolution of the ego".
Y eso que a priori puede resultar un discurso bastante bombástico y extraño pronto se hace realidad cuando pulsas play y te enfrentas a los 33 minutos que dura Microstories, editado en Digipack y Digital por Torto Editions. En cuanto al diseño, es obra de un fantástico trabajo fotográfizo del propio Gusmerini mientras que las labores de mezcla y masterización son cosa de Edo Grandi. Musicalmente S.T. Ride son eclécticos en cuanto al uso de recursos (lo mismo le dan al ruidismo que a la Experimentación, el Ambient o las grabaciones de campo sabiamente mezcladas) pero enfocándolo todo hacia una opresiva oscuridad difícil de definir; a veces en las partes más agrias parece como si a bandas como Controlled Bleeding, SPK y similares los hubieran metido en una inmensa olla hasta los topes de Opioides y su vértebra musical se hubiese descompuesto en elementos al ralentí aunque Microstorie suena onírico, presente y lejano a la vez y no puede desestimarse el exquisito Ambient que despliegan en la mayoría de los temas.
Dicho lo anterior, catalogar a S.T. Ride puede dar más de un quebradero de cabeza. La personalidad que da lo Industrial es muy Arty pero huyendo de histrionismos monolíticos Noise. Lo que está claro que el duo Grandi - Gusmerini sabe perfectamente cómo deconstruir un tema para que siga sonando el patrón melódico sin hundirlo en un miserere cáustico sin sentido. Sirva de ejemplo la multiplicidad de recursos en "Sole a Natale" que abre el disco: mistérica, alienígena y con percusiones que navegan sobre una pátina solemne de Dark Ambient; espacios para lo robótico ("Annusando lo Spazio") con voces en Vocoder puntuadas por irrupciones Noise pero siempre con algún efluvio Ambient subrayando el todo e incluso metiéndose en terrenos de Prog electrónico. Curioso cómo funden el tema con aires de Gospel herrumbroso.
Sigue "Il Disordine del Tempo", plagada de esos ritmos machacones bailables y, cosa curiosa, el resto de elementos procesados tanto aquí como en el resto del disco es `muy italiano´ en el sentido de unos Goblin / Simonetti en clave Industrial. El equilibrio que se consigue con los Pads sinfónicos y las bases rítmicas metálicas (efecto lluvia) podría ser la BSO de cualquier NeoGiallo. Se cambia el tercio con las notas de guitarra de "Contare I Colori" que de lo melódico enrocan con lo cadavérico de unas voces exhaladas ultraterrenas y la más marcial aunque dadaísta "La Polvere Brilla". Las voces como digo, cuando entran, tienen ese empaque obsesivo de Gudrun Gut ("Lascio Dietro" o "Detro Il Tento").
Generalmente es difícil abordar este tipo de música desde el formato dúo y que quede bien pero aquí es todo lo contrario. Hay un trabajo compositivo encomiable bajo la superficie ("Nuvole Di Fiato") y son capaces de convivir en un mismo corte partes espaciales y lánguidas con experimentación pura y dura. "Se Ci Si..." y "Fermo a Guardare" por ejemplo tienen toques a un score cinematográfico futurista y en determinados momentos parece como si se hubiera trabajado lo electrónico desde la óptica de la clásica contemporánea o el minimalismo de Cage / Riley... pero claro, cuando entra la guitarra otra vez me vuelven a descolocar. Fantástico por cierto el motivo melódico giallesco en "Fumo Dal Naso", digo de cosas como Zoltan, Umberto y entes por el estilo, aunque solo sea un pequeño atisbo antes de meter bases Dub.
"Scuote Le Algue", "Nel Cielo Sotto" y "ABC del Tu" finiquitando el álbum, son un compost de todo lo anterior donde hay cabida a melodías con lo que parece un acordeón (intervenido o precesado), aleatoriedad electro deudora de la Música Concreta y en definitiva todo un desafío a oyentes acomodados. RECOMENDADÍSIMA edición de TORTO EDITIONS que va engrosando un catálogo de un nivel alucinante, sin anclarse en un estilo determinado, pero siguiendo una línea de calidad altísima dentro de las músicas arriesgadas.
Me he tomado algo de tiempo para comentar este excente 7" de NIKKA por la sencilla razón de que aunque sea corto, la gama de matices y meandros a los que se abre me impedían escribir cualquier cosa a la ligera... y es que no es que me importe la impresión que doy de mí mismo, pero sí me gusta reflejar exactamente la impresión que los demás dejan en mí. Quería esperar un momento especial, y para mí es este, por las razones que sea (mías, personales), en las que afronto Antimatter. Lo primero es bucear en quién es Nikka. Mónica Muñoz (Barcelona, 1974), artista y compositora con gran prestigio dentro de la escena internacional, con momentazos como su pieza sonora de 2016 basada en los sonidos del Delta del Ebro, un microscopio y Pure Data (Arts Santa Mónica). Su discografía es algo difícil de investigar, resaltar quizás Isótopos (2007) por ser su debut y Ep The Baltic Sea from my Window (2017) además de proyectos como Pandemia (2011) y Pandemia Mutations (2012), ambos con otros artistas en colaboración si no me equivoco.
Como parte de su currículum, realiza residencia en Estocolmo (donde graba el citado The Baltic Sea From my Window) y toca en festivales reputados como pueden serlos Femelek (SP), Sónar (SP), Alphaville (UK), LEM (SP), Fylkingen (SE) , Kägelbanan (SE), FACYL Festival (SP), REC (SP), Swedish Energías New York (USA), Norberg Festival (SE), LunchMeat (CZ), Future Everything (Man), Insomnia Festival (NO), Eufónico Festival (SP), She Makes Noise (SP), Halo Festival (SE)....
Paloma Peñarrubia quien ya de por sí poca presentación precisa (os recuerdo la reseña de Bromo por aquí) inaugura la serie de curadurías de Noi[she] Edition dedicada a investigadoras del sonido. Antes de entrar en más detalles y a grosso modo, su estilo es una brutal muestra de cómo aunar abstracción con melodía, sábanas contemplativas propias de la IDM con exabruptos rayanos en el Industrial pero contrastando con exquisitos pasajes Pop pero bueno, de todo eso y más comentaré luego aunque adelantar que en ocasiones me recuerda a las artistas que habitan en el grandísimo sello MONIKA ENTERPRISE... sobre todo cosas de Gudrun Gut, Sonae o Beate Bartel (leyendas del Techno Berlinés todas y del avantgarde pionero). Como toda edición que pasa por GranBengala y Oigovisiones Label, hay que describir el trabajo de artesonado del artwork, esta vez distópico collage según la web, pero para mí un un Test de Rorschach realizado al Vacío (¿sabéis qué me contestó al Test el Vacío?.... pues dice que es el `Sueño de un Bosón de Higgs). Limitado a 95 copias, consta de: Cover & inlay on 250gr Materica Clay cardboard // Printed transparency film // Black paper innersleeve // PE protective sleeve // Golden vinyl sticker // Hand-cutted & hand-assembled.
Pegas podemos poner pocas... fantástica mezcla / masterización (Julián) y el ya citado acabado solo se ven perjudicados por la corta duración. Tengo que reconocer que me ha gustado tanto que se me queda cortísimo.... pero bueno, así es la jodida antimateria no?. La era de la Antimateria, que cita la propia Nikka con eso de “El futuro del universo es la Era de los agujeros negros, y esto significa, la Era de la Antimateria. Serán los propios átomos los que comenzarán a descomponerse, destruyendo toda la materia restante en el universo. Si Einstein nos hablaba de la dilatación de las fronteras, del espacio y el tiempo…ahora la poesía universal nos habla de Antimateria“.... fantástica forma de meternos en contexto con "Antimatter" que abre la Cara A del single. Sinusoidales ambientes retro futuristas con toques a la electrónica espacial son pronto desplazados por directos y secos breaks, alguna bajada al inframundo Dub y una medición perfecta de los tiempos. Aun no usándose glitches propiamente dichos, hay algo de `perfecta imperfección´ en los desarrollos rítmicos... bases y breaks punteados por líneas netamente SciFi hablan de ese género que tan poco controlo y que dan en llamar IDM pero que yo de forma errónea tildo de Techno onírico. Entiendo ahora perfectamente la curaduría de Paloma Peñarrubia y es que hay un punto de unión Alquímico (Sonoro) entre ambas... un patinar sobre los helados anillos de Saturno con patines de cuchillas romas y oxidadas. Belleza en la Crudeza y nunca perder el ritmo. Fantásticas las 3 o 4 capas simultáneas que van de la mano sin repelerse.
Doy la vuelta al plástico y en "Spage Time" flotan de inicio toques más ruidistas. Las bases se vuelven osteoporóticas y parecen a punto de convertirse en serrín de hueso. Abstracción con golpes percusivos sobre el que se abre una luminosa melodía cósmica al más puro estilo años 70 y la Kosmische. Curiosos los atisbos sinfónicos que podrían recordar a Tomita en estado alterado de consciencia y menos clásico de lo habitual. Por cierto, la juguetona melodía se me clava en el encéfalo y me recuerda a aquel impresionante debut de Orfeon Gagarin (Miguel A. Ruiz).
Poco más puedo añadir a esta excelente edición. La Antimateria existe, yo la he visto. Está en el fondo de tus ojos.