Hace cuatro años que vengo siguiendo la trayectoria del fantástico proyecto UNCLE GRASHA´S FLYING CIRCUS desde Praga y manteniendo contacto epistolar digital con Willhelm Grasslich, a quien tuve el placer de entrevistar en un cara a cara que os recomiendo leer (aquí) antes de seguir para que entréis en contexto. Dicha entrevista la hice con motivo del impresionante trabajo Stalinist God que sublima todo lo anteriormente ofrecido en ambos Split, uno con CALF (2016), el otro con el griego Kostadis. El álbum que reseño hoy, OST, es técnicamente el tercero de su discografia y en palabras de Grasslich que lo define mejor que yo, "a reflection, litany and the myth; a struggle, salute and surrender. Ost is mother, cradle and the grave. Ost is a promise or just a bleak vision. This sadness makes you feel that East is the Best and always will be...", o lo que es lo mismo, una nueva incursión o vuelta de tuerca al discurso antifascista / propagandista iniciado en el anterior álbum pero con la ironía y fuerzas visuales de las que hace gala el proyecto.
Sin ir más lejos, os dejo la lista de agradecimientos para que veáis el sentido del humor (vuelvo a invitar a que os leáis la entrevista para no llevar a equívocos):
Editado en vinilo en coedición entre Aesthetic Death (UK), Urbsounds (Slovakia), Grom&Lord (Switzerland), Véva Records (Czechia) y Debila Records (Slovenia), se graba durante 2019-2020. Colaboraciones de Ondřej Ježek de los Jamor Studios a los timbales y Tomáš Tosper (drones) junto a grabaciones de campo en la vieja fortaleza veneciana de Korfu. Posteriormente se masteriza por Ralzeil de Vires mientras que el impresionante artwork (pieza importantísima lo visual en UGFC es de Tereza Žižková / Willhelm Grasslich). Por cierto, los créditos vienen en una inlay card que reproduce `The Combat´ de Otto Matousek (1890-1977). En cuanto a sonido y a grosso modo, se trata de una impresionante suite pseudoconceptual de 33 minutos de Death Industrial, Noise y Dark Ambient con toques marciales que recuerdan a los inicios del género; violento, arriesgado y a la yugular, muestra una maestría y una forma de manejar los sonidos que lejos de perderse en larguísimos drones circulares, se prefiere la belicidad de lo directo del primer Neofolk pero prescindiendo de lo acústico e incidiendo en una potente paleta expresiva que recuerda las texturas herrumbrosas de los inicios de Jerome Cauter en ROME (por ejemplo el Ep debut Berlin).
Como he comentado más arriba, es importantísimo el elemento visual y propagandístico en UGFC que usa todas las técnicas visuales a su alcance del Surrealismo, Expresionismo, algo de Bauhaus e incluso Futurismo para batirlos en una amalgama y discurso provocativos siguiendo siempre la estructura `al límite´ del primer Industrial Noise (sobre todo el Martial).
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