viernes, 22 de noviembre de 2019

CRÓNICA 29 FANCINE: JUEVES 21.... THE END


Acaba la 29 Edición de FANCINE. A estas alturas los medios oficiales ya se habrán hecho eco de todos los galardones, se celebró la Gala, y encima ayer tuve que asistir al triste espectáculo de ver la caseta de Merchandising vacía y sin adornos, exangüe y sin iluminar. Salía de ver lo nuevo de Takashi Miike cuando me la encontré, oscura, sin posters, sin nada... allí bajo el inclemente temporal lluvioso. Todo pasa, todo llega, pero la alegría del Eterno Retorno, del Renacimiento, es inherente al ser humano y pronto el proceso será inverso... ver montar la caseta para el 30 FANCINE provocará en mí alegría, paz y sosiego (parezco sacado de El Nombre de la Rosa hoy). 

El último paseo ritual desde las salas a la parada del Bus es como una ruta trashumante. Lleva ya marcado mi paso y mi ADN... fácil de rastrear porque no me desvío ni un sólo paso. En mi último paseo evito mirar hacia atrás no fuera a ser que convierta en piedra al Cine Albéniz, o no sea capaz de aguantar el dolor de la despedida... o a efectos prácticos, no vaya a perder el Autobús Nocturno y entonces sí que me invadirá una risa nerviosa.

La selección de películas ha sido fantástica, con mucho nivel tal y como viene ocurriendo desde las últimas ediciones. Hubo un tiempo de debacle en que creí que el Festival tiraría por derroteros asequibles y olvidaría al espectador ávido de todo tipo de sensaciones... y gracias a los cielos, esto no ha ocurrido. 

En estos años hemos tenido auténticas bestias pardas fílmicas, sin concesión ninguna, como por ejemplo The Golden Glove (y acordaros de la seca y brutal Love Me Not de la edición pasada). La hemoglobina no ha bajado ni un pelo y Bliss ha estado ahí para recordarlo. Luego tenemos ese cine raro y cuasi experimental que nos ha llegado con la maravillosa Koko Di Koko Da, The Antenna (con todos sus defectos me ha encantado) y muchas más... un poco en la senda de esas The Bunker o Murder Me, Monster

Hemos asistido a modas y repuntes del Terror Oriental, al fabuloso Thriller Coreano o a los últimos coletazos del ya manido cine de terror extremo Francés que han sido sustituidos por una forma de rodar fresca y plástica que aunque todo el mundo cite a Mandy como referente, sus acetábulos dan para un debate más largo del que pudiera yo suscitar aquí (Let The Corpses Tan, el cine de Nicolas Winding Refn...). Cine Asia ha aportado exquisitas perlas como The Wild Goose Like o la presencia del referente Brillante Mendoza, todo ello en uno de los años en que más invitados recuerdo.

En definitiva, FANCINE es un festival actual, potente y en continuo crecimiento que se dirige de forma inexorable a su 30 Aniversario, y yo espero si la salud, los acontecimientos y la vida misma lo permite tener el lujo de contarlo por aquí. 

Agradecer a mi familia la complicidad y el trabajo enorme de paciencia en estos días, a los organizadores, coordinadores de prensa, altos estamentos de Fancine, colaboradores de la Uma, los trabajadores del Albéniz y demás que un año más hacen que uno se sienta arropado y cuidado. Es enorme el mecanismo que hay detrás del Festival y cada muesca del engranaje necesitaría un homenaje. GRACIAS POR TODO!.

Cuesta creer que se acabe, pero se acaba. Permitidme que hoy haga las reseñas que me quedan de una forma más fluida o me temo que se me van a desprender los dedos de las manos.




Ayer tuve la oportunidad de ver CRASH de Cronenberg en su excelente versión restaurada... todo un clásico que no creo que precise reseña. Cronenberg es una etiqueta en sí misma y su cine ha sido objeto de tantos estudios que poco podría añadir un simple bloggero como yo al asunto. Sigue fresca, actual y potente, sin perder un ápice de su perturbadora esencia. 

A continuación vi The Wild Goose Lake de Diao Yinan, película que viene tras pasar por múltiples festivales... un sorprendente Noir con preciosa fotografía que va de menos a más y cuyo tramo final es glorioso. Impecablemente narrada y visualmente arrebatadora. Su director ganaría el Festival de Berlín con la anterior Black Coal (2014). El poliédrico uso de los colores, la minimalista banda sonora, las complicadas y laberínticas calles y unos planos de cámara soberbios son sus puntos fuertes. 

Tras esta exquisitez evidentemente el contraste con First Love de Takashi Miike es brutal y no conecté esta vez con su película. First Love me ha parecido demasiado asequible, ausente de la bizarrez de algunos productos de su director más logrados. Su forma de narrar va a trompicones y hay momentos en que me aburrí como una ostra. Con todo tiene todos esos elementos que hacen disfrutable cada producto que nos ofrece. Para gustos, los colores claro... a mí me pareció muy descafeinada.

En estos días también tuve ocasión de ver la desasosegante Aniara, cinta sueca de ciencia ficción existencialista muy recomendable o la costumbrista Gwen, un poco en la línea de esa nueva ola de  Horror Folk de películas como The Witch, la revisión We Are What We Are (prefiero de largo la original mejicana) y muchas más. Tengo que dejarlo aquí o voy a caer literalmente muerto delante de la pantalla. Los ojos no me dan para más.

Nada más. Gracias y Gracias. 

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