El uso predominante de los adjetivos de índole mugrienta, séptica y coprológica está acabando con el género del Doom y sucedáneos.
Hordas de periodistas de postín entre los que me incluyo, fanzines infames de rancio abolengo, medios infraespecializados que consultan sus diccionarios Espasa de sinónimos (y las reseñas de otros y otras) para adornar y barroquizar hasta el extremo los textos de sus bandas de cabecera. Así se dibuja el panorama y creedme cuando os digo que para el que peina canas es desalentador y agota porque a poco que uno tenga ya las estanterías combadas de discos tiene que saber que algo huele a refrito en las palabras que se vierten sobre los discos... y no estoy diciendo que determinados álbums no merezcan una crítica soberbia ni cosas así, sino que a veces me da la sensación de que hay algún programa oculto en la Deep Web para hacer textos de discos Stoner, Doom y similares.
Desalentador decía porque se pierde el norte en cuanto a referencias musicales, sonido verdadero y lo que es peor, el amiguismo, la coedición de sellos y el "chúpele usted el culo a otro para que esto funcione" hace que las bandas no se beneficien nada de esta camaradería aparentemente sana pero vacua en suma. El oyente que es al que se le debe el máximo respeto acaba hastiado y mira hacia otro lado cuando el uso de adjetivos se amontonan sin ton ni son... mugre, necrosante, denso, oscuro, lovecraftiano, asfixiante, perturbador, insano, enfermo... y ya no digamos cuando llegan las modas de poner el Proto delante... proto doom, proto kraut, proto punk, proto proto....
Se te queda la sensación de que más que un disco uno lo que tiene es un paciente que tiene que ingresar en cuidados intensivos.
¿Qué me pasa?. Pues me pasa que a veces se me eventra el alma y paso del amor al odio. Amor por los sellos y bandas que están haciendo una maravillosa labor, y odio por las mismas bandas y sellos que a la vez que hacen la maravillosa labor acotan todo en una infraestructura digital, imaginaria y fronteriza que impide que todo flote a la deriva y sea más orgánico y real.
Porque a la vez que TORT han grabado un disco como la copa de un pino, perpetúan los tatuajes, los complementos metaleros, las camisetas y los clichés del género. El abotargamiento del metal me provoca nauseas y lo peor de todo es que me como mi propio vómito muy a gusto porque Void Addiction es jodidamente bueno. A la vez que se enquista la astilla uno disfruta tocándola y sintiendo esos ramalazos leves de dolor que todavía no son lo suficientemente preocupantes para acudir al botiquín. Vaya, como pasar la lengua por empastes dentales quebrados.
Quizás el problema es que yo mismo me estoy convirtiendo en un propio cliché.
Las cartas hay que ponerlas sobre la mesa. TORT no han inventado nada nuevo en Void Addiction. Sería absurdo tratar este disco de quintaesencial, de punto y aparte o de línea divisoria, así que dejemos de chuparnos los anos y hablemos del disco como lo que es, un ejercicio brutal y muy logrado de doom decrépito y que toca todas las vertientes que te puedas imaginar; desde el Funeral Doom al Sludge, pasando por acoples cuasi Drone e incursiones en eso que se llama Old School Death a lo ASPHYX, INCANTATION y similares. Una vez que uno sabe a lo que se atiene, el disfrute es superior porque descubre que no hay trampa ni cartón; para simplificar, el periodismo musical a veces es como esos trailers de cine que desvelan demasiado y construyen una patraña que no es lo que luego te encuentras, o bien es tan parecido a lo que te encuentras que te das cuenta de que estás perdiendo el tiempo.
Sigamos con la banda. Su fichaje en su día por la israelita TOTALRUST RECORDS ya ponía las coordenadas del sonido pero ojo, afortunadamente ese saco de bandas del sello de Jerusalén han ido evolucionando y cogiendo personalidad propia. Pasó con PYRAMIDO, pasó con HIGHGATE, LORDS OF BUKKAKE o incluso THE KNELL. Se trata de agrupaciones que en esencia tienen un mismo sustrato pero que han sabido (incluídos TORT) darle el toque que las diferencie y las haga individualmente atractivas. Es lo que llamo el sello del Sello...
Si LORDS OF BUKKAKE eran el equivalente a un triposo visionado sonoro de una película de Jorge Grau, TORT son los hermanos bastardos de unos PROFETUS amortajados en moho funerario. Por mucho que al personal le de por rellenar sus cavidades con alquitrán Sludge, los papis y abueletes del Funeral Doom a lo primerísimos MOSS, WORSHIP, ELECTRIC WIZARD y cosas así están más presentes que unos EYE HATE GOD, COFFINS o GRIEF por ejemplo, o al menos es lo que capto como diferencia respecto a su anterior II (reseñado aquí).
Formación ya veterana en una década desde su creación (con cambios aquí y allá), y habiendo compartido miembros con CUERNO, LORDS OF BUKKAKE, WARCHETYPE y otros, pues qué os vais a esperar de estos adalides del Doom barcelonés. Como si de un perverso engranaje se tratara, vamos tirando del hilo y conectando piezas con GREAT COVEN, ATMAN ACRON, EIGHT HANDS FOR KALI y un sinfín más de bandas esenciales en el devenir oscuro peninsular y lo que es mejor (para mi gusto), que han sabido madurar como banda y como músicos para acertar en qué piezas cerebrales del oyente hay que manipular para dejarlo totalmente noqueado.
TORT son Xavier Álvarez a las homilías de cuerdas vocales frotadas con estropajo metálico; Sergio Sancho y Jordi Boluda a las cuerdas trenzadas y bañadas en óxido líquido; Laurent Py a los 4 dedos pulgares y Michel Serrano a la pandereta ciclópea. Con un artwork impresionante de NARCIS BOTER JAUME que me recuerda algo al dibujo barroco infecto en HAMRAM de Mike Ratera pero pasado por las cloacas urbanitas de MAKINAVAJA; grabación y mezcla en SONIC RIOT (Paco Delgado) y la masterización de moda últimamente de James Plotkin consiguiendo el punto de tibieza necesario para que ni se te hielen las articulaciones ni se te derrame el líquido sinovial por los poros de la piel.
En la edición (lp + cd) participan DISCOS MACARRAS, ODIO SONORO, MÚSICA HÍBRIDA, VIOLENCE IN THE VEINS y CATÁBASIS RECORDS.
En cuanto a la música, TORT forman punta de lanza de lo mejor del Doom nacional junto a bandas como ONIROPHAGUS, HIPOXIA, LLORD, WOMB y demás. Más de 50 minutos repartidos en lo que podría ser una Jam ácida en formado Doom y que pasa por las estaciones particulares de un Via Crucis. "Imperium Diabolicus" con su sampler atmosférico inicial se desliza con todo el groove propio de mezclar a BOLT THROWER con CORRUPTED o lo que es lo mismo, el perfecto punto medio entre el Death Doom y el Sludge, abundando según mis orejas más el primero que el segundo.
Los registros vocales tanto guturales como los coros agudos insanos de unos WORSHIP son un acierto y hace que no nos aburramos ni un instante. En las partes más aceleradas es imposible no acordarse de LORDS OF BUKKAKE o MOHO pero gracias a la profundidad de las voces la variedad es mayor. Hacia el minuto 8 o así hace acto de presencia la latente y metronómica latencia del Funeral Doom con una guitarra haciendo acoples mientras que otra dobla la anterior y se marca un solo grande y ascendente como una catedral mientras la base rítmica se va disolviendo en un lento fade out. Bestial guiño a cosas como PROFETUS si se me permite la observación.
"Predominance" tiene algo del Doom inglés en su forma de abrir, tanto por la batería como por las líneas de la guitarra aunque en cuanto el tema se asienta todo se acelera un poco enclavándose más el el Old School Death. Para que se me entienda, la definición perfecta sería el Crust Doom de VALLENFYRE que comparte elementos tanto del Hardcore ralentizado (los coros purulentos) como de las guitarras gigantes de Hamish Hamilton Glencross (se me ponen los vellos de punta con los acoples). Atentos al medio tiempo intenso a lo ASPHYX, BOLT THROWER o primeros MY DYING BRIDE que dinamita el final del tema.
El revienta cervicales "Pikes, Darts & Chopper" es un acelerado bloque que avanza como un misil. Los cambios de ritmo refuerzan la máxima de que la brutalidad se nota más si hay contrastes y lejos de virtuosismos lo que aquí se intenta es destilar la música hasta sus mismísimos cimientos. Una pesadez en el bajo como se hacía antaño y la percusión básica, efectiva y aplastante en modo Death Thrash.
A partir de aquí empieza la parte más psicodélica y experimental del álbum. "Transmuted Embers" se abre en un caleidoscópico y abigarrado mandala sónico que lo mismo puede traerte a la mente a SATURNALIA TEMPLE que a los RUNEMAGICK en su etapa más Funeral Doom, pero si tengo que decir un nombre, pues digo MOSS de cuando todavía no eran un clon de CATHEDRAL. Con todo, las voces me resultan mucho más guturales y mejor ejecutadas que las de los grupos anteriores y los fantásticos solos de guitarra son de órdago.
Si todavía crees estar escuchando sólo un disco de Sludge es que (perdona si te ofendo) no tienes ni puta idea. "Reborn In The Grave" es el tema que ELECTRIC WIZARD llevan una década intentando grabar y no les sale, así que poco más puedo añadir. Hijos bastardos de las gonadas de REVEREND BIZARRE en cuanto a base rítmica y sincopadas cabalgadas paquidérmicas de las guitarras, pero con una profundidad abisal en las voces que le da un doble juego al conjunto alucinante.
Vuelvo al principio. No es nuevo, pero joder cómo me gusta comerme mi propio vómito (una y otra vez).