miércoles, 26 de junio de 2019

The MIDNIGHT, The SEQUENCER and THE UGLY, PARTE 2, reseña All The Same Dream...


“La Ley de la Octava es el principio donde las matemáticas y la música tienen partes iguales, es aquella fórmula a través de la cual se pueden unir fórmulas astronómicas y musicales, matemática y música, hasta los colores, todo bajo un mismo denominador.” Herman Hesse, El Juego de los Abalorios.


He tenido una visión. En los entresijos que yacen entre el sueño y la vigilia, en el instante perpetuo del mundo hipnagógico, en el aquí y ahora de Khrisnamurti, en el segundo de Foucault, en el filo mismo del abismo... allí se me ha revelado una imagen; una imagen con cualidades plásticas pero intangibles, una suerte de bodegón neodadaísta de repercusiones ciclópeas y terroríficas. Un futuro del futuro que sueña el pasado con los mismos esquemas rígidos de pensamiento como si de un motivo Jungiano se tratara. La sombra de JUNG, lo atávico, quizás tiene forma de cadenas de Ceros y Unos entrelazados en una cadena de Adn que muta hacia lo digital prescindiendo de Polímeros superfluos.

El mundo, la existencia reducida a una gráfica de ordenadas y coordenadas. Todo, la vida, lo antropomórfico, el miedo, el amor... desplegado en hebras de irrealidad que no son más que números y fórmulas. Una etérea mancha cancerígena en la psique atávica del Ser que va creciendo como una metástasis divina... una metástasis que descompone la existencia y la degrada a un nivel Ballardiano, utópico, irreal y funesto.


El futuro, lo siento, está jodido. MIDNIGHT SEQUENCER coge el miedo y lo reformula en sonido. Existe en algún oxidado rincón del planeta una máquina de sonido perpetuo, estoy seguro. Un engranaje olvidado que se activó hace mucho tiempo (quizás con el primer soplo de la razón), y que desde entonces emite como un secuenciador eterno. El ser humano ultra tecnológico está abocado al fracaso y a la réplica. Todos el mismo patrón. Todos el mismo deseo... y todos el mismo sueño. 

La música de MIDNIGHT SEQUENCER, lejos de lo que pueda pensarse, no es aleatoria. Sigue patrones (mandalas de sonido) que se pueden representar en papel. Tiene un deje bailable, pero entiéndase baile como dádiva a lo divino, como comunión con la naturaleza última de las cosas. Los movimientos de putrefacción del cuerpo son la última danza; último baile íntimo e introspectivo (el baile lento) hacia la propia autofagocitación.


Se trata de un disco que funciona como un viaje. Particularmente, soy de la opinión de que el disco va creciendo con las escuchas y en cada pasada que le das descubres un nuevo detalle. Existe además un punto de no retorno en el álbum en el que se transforma el sonido para adquirir una pátina más sombría... es decir, se empieza en lugares conocidos y relativamente seguros, pero uno acaba perdiéndose en una selva tan amenazante como tomar café en un bar de Saigón en los años 70 a altas horas de la madrugada (y te limpiaras la roña de las uñas con una bayoneta).

Se parte de la espacial "Carbon Relic", de estructura aparentemente simple pero que se va desarrollando con la maestría que tenían los compositores clásicos electrónicos como JARRE, VANGELIS, o la etapa más posterior y melódica de TANGERINE DREAM. Primeras escuchas pueden hacerte pensar que estás atrapado dentro de un disco de SynthPop al uso, pero pronto la máscara cae y te das cuenta de que hay más de experimentación a la Berlinesa. 


Pero ojo, el entramado que sustenta All The Same Dream es la melodía repetida, secuencia hasta el infinito, pero al fin y al cabo melodía... se huye de la asfixiante mortaja de los primeros improvisadores alemanes (CANAXIS 5) para buscar el punto medio en una constante repetición del motivo principal que induce al trance. Otra forma de interpretarlo sería lo cinematográfico. "Carbon Relic" es como un breve Score de ciencia ficción definido en un conjunto de fotogramas, pero repetido hasta que pierdes pie; un trenzado de tres melodías que se repiten  en una arquitectura digital ad infinitum.

"Black & Chrome" y "Chemical Flashback" siguen la misma estructura pero con tempo superior, con base CARPENTERIANA (no puedo quitarme de la cabeza sus imposibles bandas sonoras para THE FOG, ASSAULT ON PRECINT 13 o ESCAPE FROM NEW YORK que tanto mal han hecho en mis neuronas. Mi masa cerebral está tunelada gracias a estas psicorragias de sintetizador que se disparan en ráfagas flambeadas de Flangers, Reverbs, picos y bajadas del botón Attack y demás lindeces masturbatorias de los potenciómetros. Por poner un ejemplo actual, quizás ZOLTAN, UMBERTO y la banda sonora alternativa de DROKK podrían ponerte en contexto, pero siempre con el añejo sabor de TOMITA.


Sigue "Paraphilic Love Map", donde resalta una obsesiva línea de bases percusivas que inicia el principio del cambio en All The Same Dream. Se va oscureciendo todo como una mortaja de algodones impregnados de alquitrán y las melodías que subrayan el tema dan la impresión de que están en proceso de descomposición, cosa que se acentuará en el final épico del disco. Por alguna extraña razón, tengo una sensación en el subconsciente que rezuma algo oriental; es como si MIDNIGHT SEQUENCER pudiera servirme para la lectura alternativa de El Corazón de las Tinieblas de Joseph Conrad o bien estuviera metido dentro de una película de Nicolas Winding Refn y sus efluvios filipinos.

Así pues, "Who Killed Me?" es ya harina de otro costal. Si se me permite la comparación y no se me quema en la hoguera, pues diré que este corte es Dungeon Synth futurista. Es MORTIIS en clave Dungeon pero las mazmorras se han convertido en habitaciones domóticas. La melodía principal irrumpe como una nana giallesca deslabazada en LoFi. Un soundscape muy ambiental que se mece al ritmo de las olas hertzianas, mezcla de SCHULZE, del mítico ZANOV, o con la suciedad franchute de IGOR WAKHÉVITCH.


El homónimo "All The Same Dream" funciona como una intro sinfónica en un grupo de Black Metal noventero, pero sólo unos instantes antes de convertirse en la banda sonora del recreativo de tu barrio cuando estafas infectado de granos. Posiblemente el toque más SynthPop del disco sea este junto con el siguiente "Downtown Macabre", muy cerca de esos locos que fueron WARNING (pero sin guitarras, solo en espíritu) con su imposible single "Why Can The Bodies Fly" o su disco Electric Eyes (Vértigo, 1983) . Destaca un recrudecimiento del tema con la entrada de un sinte que emula una guitarra (yo pensé lo contrario, como puede leerse en la entrevista), y que dota de un aire apocalíptico al conjunto.

El final es de órdago. "Electric Pazuzu" como fastuosa rendición épica de TOMITA, VANGELIS o por qué no, OLDFIELD en su primera etapa y desnudo de elementos rockeros. A las idas y venidas de la percusión se le añaden lo que parece un Korg, o al menos me lo ha parecido en cuanto a fuerza y sonido. Un punto a favor son los toques de cantos gregorianos que ya me dejan totalmente noqueado... ¿podría estar ante una vuelta de tuerca de la propuesta pseudo techno de los celebérrimos ENIGMA (que me encantan, por cierto)?.  Supongo que todo dependerá del acervo musical de cada cual, pero a veces las líneas que unen los estilos son muy delgadas.


Sin embargo, el tema que para mi gusto eleva a All The Same Dream a la categoría de imprescindible es el mastodóntico "Deriberately Buried", de 19 minutos de duración, y que es un descenso ritual, iniciático y de no retorno. Minimalista puesta en escena, infectocontagiosa melodía que te resetea el tronco del encéfalo y que a mí me produce las mismas sensaciones de algo tan a priori  opuesto como pudiera ser  "Dunkelheit" de BURZUM en Filosofem.

Los mantras hindúes y budistas se recitan en múltiplos de 108 (o que puedan dividirse en fracciones de dicho número). El poder de la repetición, de las idas y venidas de unos toques de sintes acampanados ue se me meten en el cerebro de mala manera, de ritmos implosivos ambientales cuasi selváticos y la sensación de que estoy volcando mi ser antropomórfico a una especie de clon virtual (waiting, CORONEL MORTIMER´S decomposing process 82%...)

Decía algo sobre un regusto oriental, y creo que aquí está más que representado con las cascadas de un melodía que más que sonar parece como si "se derramara". Tour de Force, anti clímax, llamadlo como os venga en gana... yo vuelvo a conectar algo de esto con el Dungeon Synth y su malsana oscuridad húmeda.

Vuelvo a tener otra visión. Un resucitado y etéreo Kurtz se dirige en una balsa río arriba entre los detritus digitales de una jungla en descomposición. El horizonte se pixela como un viejo VCD y cuando Kurtz llega a dicha altura, se integra en los píxeles y desaparece.

Poco más me queda que decir. Os dejo los enlaces que corresponden que yo voy a masturbarme la glándula pineal con una uña que se me acaba de caer en el proceso purgativo.



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