Uno de los factores que hacen distintos a discos como Big Pacific Blue es su capacidad legal, honesta y sin artificios de luxarte de la realidad. Como una ruptura (sentimental) entre articulaciones óseas que llevan mucho tiempo queriéndose pero que precisamente por eso, acaban con el líquido sinovial jodiéndoles la vida y empujando y empujando. Big Pacific Blue de luxa de una realidad (la tuya) para llevarte a otra realidad que es la de Digital Mother (Luis Boullosa; Manu G. Sanz y Elvira Jardón) pero siempre teniendo en cuenta que cual matrioska que se precie, la realidad de ellos tampoco es la realidad... son niveles, planos, texturas (algo así como darse un garbeo por los niveles claustro-anímicos de El Reino de la Noche de William Hodgson). Dicho lo cual, no me quito la sensación al darle más de una decena de vueltas al disco de estar ante una tribulación requemada (mitad por el sol, mitad por aceite de freidoras en abyectas estaciones de descanso) que transcurre en un viaje mental, profundamente onírico e hipnagógico, y donde lo arquetípico se transforma en protagonista de una tribulación crepuscular (hay mucho sol, pero nunca parece que vayas a quemarte).
Grabado en modo minimalista, me resulta complicado centrarme en un tema más que sobre otro y prefiero la visión de conjunto. Al maravilloso Digipack A5 (Orphan Records) de la edición especial (cada tema tiene su postal con collage, letras y acertijos PsÝquicOs) se añade un exquisito gusto en composiciones casi espectrales que se desvanecen entre congas, ritmos Lounge, soflamas de Blues macerado en Afrobeat, y toneladas de ese Pop Folk que se cultivara en las entrañas de la telúrica marca de la casa de Julian Cope. La base rítmica se rodea de detallitos por doquier: ahora un saxo, luego un toque de marimbas o allá que vienen extraños ruidos de tormental apuntalando un horizonte que se desvanece en la mayor calima que puedas imaginar... y es ahí donde brilla una guitarra que dialoga con todo lo que se le pone por delante (como esos juegos de 8 bits en los que un coche sortea obstáculos imposibles). Cuando el saxo aparece es tan suave y comedido que no sé si estoy en las tomas falsas de Emanuelle 13 o en una suite de Esquivel; por encima, la voz drogante (posiblemente no exista el término) de Luis Boullosa con ese deje tan atávico que tienen los que gustan de meterle fuego al mimbre en el Folk (Current 93) y coros, coros por todos lados (Elvira Jardón procesada mil y una veces). Digo que no quiero ir tema a tema porque para poner un ejemplo, todo lo anterior sería mi descripción de "Indecipherable Child", así que no quiero convertir esto en un catálogo de atrocidades literarias.
En Digital Mother se juega con los espacios y el tempo lento sacando en procesión ese adjetivo tan peliagudo para algunos como lo es `onírico´. Irreal, decadente y con arranques de teclados al más puro estilo Suicide, Chrome o Silver Apples (bueno, quizás no tan punzantes), se van sucediendo personajes variopintos en esta Road Movie Musical cuyo eje central podría estar balanceándose sobre un grave efecto secundario de la Oxicodona. Hasta ahora no lo he comentado, pero esto difiere muchísimo del Modus Operandi de Broke Lord de los que por cierto os dejo algunas cositas como una entrevista con reseña de Death of a Flower (2017), Nazgul Says (2018) y I Am the Phantom Limb (2019). Por cierto, antes de que se me vaya de la cabeza, creo que Big Pacific Blue tiene los mejores estribillos escuchados en un disco de CANCIONES de los últimos años (al menos aquí en mi país), y si no, poneos el infecto-contagioso "Industrial Coast": "So dance to the water glyphs / Over the mountains and into the sea / Dance to the water glyphs / Over the bodies of your enemies".
Y de los coros y subrayados de Elvira podria escribir largo y tendido, pero en "Transfiguration (& Petroglyphs)" y a pesar de ser solo leves subrayados o repeticiones de palabras hace que todo cobre una tridimensionalidad espectacular en una música que a priori (por los instrumentos que usa) no debiera sonar así. DIGITAL MOTHER por lo tanto es una anormalidad sonora; un artefacto cargado de cosas extrañas como una marimba y notas punzantes de un órgano parecido al Farfisa que te llevan a dar un paseo a extravagancias tales como el porno softcore o una liturgia gospel en una iglesia al pie de un acantilado ciclópeo azotado por un denso oleaje pero con la particularidad de que la puerta está justo al borde del abismo, no como esas rupestres postales en las que una carretera lleva a una iglesia al pie de un acantilado... la puerta da al abismo y la carretera... de la carretera ni se la ve ni se la espera. ¿Cómo hostias han llegado los que están dentro allí? (porque se da por entendido que eso es más perturbador incluso que el `como van a salir´).
Definiciones o etiquetas a un lado (prima a L con Dylan y Lana), pulula cierta sensación de bosque iluminado de neón, de espacios, cafés y lugares donde el tiempo no pasa y se venden bebidas de marcas que creías extintas. Hay un escenario y una banda está tocando unos compases neblinosos. Son de edad indeterminada, te acercas al escenario y nunca llegas... o estás drogado o el escenario está más drogado que tú. Huele a Zotal, alcanfor y alcohol destilado en lugares no salubres. ¿Es cierto que hay una moqueta haciendo un zig zag de ángulos de 45 grados en el suelo?.
DIGITAL MOTHER podrían haber tocado en el Bang Bang Bar de Twin Peaks en su tercera temporada. O quizás tocaron y todavía no lo sabes. Si tengo que quedarme con un corte lo hago sin dudarlo con el pastoral "Gonna Meet the Groom" y su Folk de raigambre teratogénica ("And there you met sweet Johnny Boy / All opium and zen"). Acidez plomiza con un sempiterno soniquete de organillo acalambrado provocándome osteoporosis mental. Hijos mamando de ubres digitales en un Ballardiano mar de hormigón es el bodegón pintado que sustituye a la capilla sixtina de este mundo que cohabita con una California Mental... esa en la que el sol no quema pero sí deslumbra.
Glorioso. Ah, y llega la lluvia y quema. Joder cómo quema pero no importa porque hago Surf sobre un oleaje de 8 bits que no moja, quema ni siente ni padece.
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