Afrontar un trabajo de Dominic Lash siempre es apasionante como así lo atestiguan los previos textos que os he ido trayendo, discos de adquisición obligatoria como Extremophile o Limulus, este último primera referencia del sello Spoonhunt del propio Dominic a quien tuve la oportunidad de conocer en el maravilloso concierto que dio junto a Javier Carmona, Ricardo Tejero y Alex Ward (aquí). La segunda referencia del sello es el digipack Distinctions y recoge una grabación de directo (el contexto es su 40 cumpleaños) en el Café Oto de Londres (13 de Enero de 2020) que mezcla el propio Dominic y masteriza Phil Julian. Fantástico nuevamente el diseño siguiendo la línea visual de los dos discos citados más arriba (Matthew Grigg) y con un fabuloso texto explicativo de David Grundy que la verdad, hace palidecer cualquier cosa que pudiera yo contar por estas lides pero bueno, a ver si puedo aportar algo.
Vamos primero con la formación porque es de traca. CONSORTS (así se hacen llamar) son (agarraos):
Douglas Benford - harmonium and percussion
Steve Beresford - electronics
Marjolaine Charbin - piano
Chris Cundy - bass clarinet
Seth Cooke - steel sink and metal detector
Angharad Davies - viola
Phil Durrant - modular synth
Matthew Grigg - guitar/amplifier
Bruno Guastalla - cello
Martin Hackett - Korg MS10
Tim Hill - baritone saxophone
Tina Hitchens - flute
Sarah Hughes - zither
Mark Langford - bass clarinet
Dominic Lash - double bass
Yvonna Magda - violin
Hannah Marshall - cello
Helen Papaioannou - baritone saxophone
Yoni Silver - bass clarinet
Alex Ward - clarinet/amplifier
Visto el plantel, podéis imaginad el grado de zozobra que tengo ahora mismo y la dificultad de gestionar las palabras cuando uno se enfrenta a una Big Band de estas características. Dejadme que reproduzca unas palabras de Dominic: "Consorts is a flexible ensemble formed in 2013 to explore the possibilities of combining sustained-tone music, improvisation (both guided and free), and the relationship between acoustic and amplified sound". Pues bien, tras reiteradas escuchas hay una serie de similitudes que no puedo dejar de citar. La primera son los ejercicios inusuales de improvisación libre de John Stevens en su Spontaneous Music Ensemble (SME) de mediados / finales de los 60 donde todo el grupo (o por partes) improvisaba sobre una serie de reglas como podían ser "tocar todos notas bajas el mayor tiempo posible" o justo lo contrario, "moverse por expectros casi inaudibles o drónicos" o "ir creciendo" hasta momentos tensos.
Dicho de otra forma, se improvisaba en base a una serie de ejercicios grupales que repetidos de forma hipnótica y como un mantra acababan con un `acompasamiento`/ `acople´ sutil e inconsciente de los músicos que de forma natural tendían a moverse por terrenos muy similares. La segunda similitud para mí son los trabajos de 2004 de la Transatlantic Music Ensemble de Roscoe Mitchell / Evan Parker que bordean la Clásica Contemporánea en Composition / Improvisation 1,2 &3 (ECM 1872) y Boustrophedon (in Six Furrows) (ECM 1873). Esas tensas texturas de los primeros minutos de esta pieza llamada "Distortions" tiene mucho de aquello quizás con la salvedad de los juegos con la electrónica y electroacústica que juntos conforman una especie de Música de Cámara Abstracta con toques de Jazz e Improvisación Libre.
Tras esos primeros 10 minutos iniciales que he tratado en los dos párrafos anteriores se pasa a un sutil crescendo con vientos asordinados, contrabajo tocado con arco y multitud de efectos electrónicos de diversa índole que alternan tanto partes compuestas como partes improvisadas (difícil separarlas, claro está). Lo que sí está claro es que dentro de las partes compuestas priman los `sostenidos´ y el uso de instrumentos capaces de crear largas notas (impresionante el clarinete bajo) por lo que oyentes con tendencia a ponerse nerviosos lo pasarán mal. Cuando aparecen pasajes de intensidad moderada recuerdan a las partes fúnebres de Escalator Over the Hill de Carla Bley aunque todavía más enrevesado. Genial Dominic Lash al contrabajo espaciando los pizzicatos como si de una marcha procesionaria se tratara.
Han pasado solo unos 5 minutos y hacia el 17 o así la psicorragia emocional de los vientos es alucinante. Dentro de un mismo pulso todos parecen estar soplados por una misma tráquea gigantesca que reparte el flujo vital aéreo necesario para que cada instrumento cobre vida. Sintetizadores modulares, guitarra procesada y atentos, un fregadero de cocina amplificado se alían con la mínima percusión en una suerte de bizarra base rítmica. Imposible no acordarse de agrupaciones que se mueven dentro del Doom Jazz como The Kilimanjaro Darkjazz Ensemble, The Mountfuji Doomjazz Corporation, Ensemble Economique, Deveykus, Bohren and Der Club of Gore, Dale Cooper Quartet y cosas así, especialmente por el hincapié que se hace en los vientos de bajo espectro sonoro como el clarinete, clarinete bajo y demás, que para colmo se ven reforzadso por los contrastes con las flautas, viola y violín (minuto 25).
Hacia el minuto 28 la música sube y priman los sostenidos de los intrumentos por la parte alta del espectro auditivo. Aquí brilla el harmonio en contraste con chirridos de toda índole, sordinas agudas hasta rozar los acúfenos y una disonancia muy particular que crea una sensación de movimiento que ya no se pierde hasta los instantes finales. Éxtasis, caos o cacofonía son palabras que David Grundy cita en su texto, al igual que una excelente comparación más que acertada entre la London Improviser´s Orchestra y Sunn O))). Si a Barry Guy en sus impresionantes trabajos conduciendo a la London Jazz Composer´s Orchestra (Harmos, Double Trouble, Theoria..) lo hubieras atiborrado de LSD, posiblemente estaríamos ante algo parecido.
Descomunal. OBRA MAESTRA.
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