Nada como el placer de abrir un disco y quitar la funda de plástico; más cuando la edición es una preciosidad como la que nos ocupa, Split entre dos auténticos terroristas sonoros como son TUBE TENTACLES y GUILTY C.
Una funda de cartón con la portada impresa en negativo a tinta plateada y un insert/collage interior que quita el hipo. Edición de 2015 de MATTOID RECORDS y bueno, todo un viaje industrial de esos que emulan una meningitis espongiforme.
Crepuscular, violento inicio con TUBE TENTACLES (Blind Pornographics, Daiben, Defenders Of The Hate, Gaba, Lazharus, Mekurabe o Tubodies) en lo que parece un vórtice de caos en el mismo centro neurálgico de una sonda espacial en vías de destrucción. Desgarradoramente cósmico, "Creating the Beast" es un poderoso ejercicio de Harsh Noise que se desarrolla con la desalentadora paciencia de una mucosa respiración agónica.
TUBE TENTACLES siempre se va de turismo al espacio y su ruidismo excelso parte de una decrépita fórmula en la que de ninguna manera E es igual a M + C al cuadrado. Al contrario, violencia vibrátil en lo que parecen sirenas de alarma en plena refinería petrolífera o en la Estación Espacial Internacional.
"Resurrection" se instaura ya en plena Zona 0. Texturas analógicas (o al menos así lo parece) en una muralla bestial que gana enteros a máximo volumen. Micro interferencias de voces muy procesadas pugnan por salir a la superficie en la banda sonora del desastre de Tunguska. El silencio repentino crea un marcado contraste con el pavoroso y sincopado inicio de "The Beast Must Die", mucho más introspectiva, cargada de reverb y ralentizaciones sobre la que va emulsionando un acople de tintes casi antropomórficos... si es que las cuerdas vocales humanas fueran sustituidas por homólogos de acero.
La otra parte del Split pertenece al japonés GUILTY C., todo un veterano de culto en estas lides (Brighter Than A Thousand Suns Messenger Service, DJ Sleep, Filth The Sleep, Filthy Dabo, Kohei Dabo, Kohei Nakagawa, Kohei The Fast) de la electrónica más enfermiza. Un sosegado soundscape sutil de tres minutos ("Obsessed Wind") da paso a la monstruosidad titánica de "Gyunubin Eyes"... trenzado de melodías ásperas que va engordando a lo largo de 25 minutos claustrofóbicos.
Un dragado de basura electroestática que va creciendo hasta dimensiones ciclópeas, te estalla como pus infecta en la cara y ya tienes la sepsis asegurada. No sé si puede hacerse una psicofonía en el espacio, pero los 10 primeros minutos son como mezclar a KLUSTER con THROBBING GRISTLE en una centrifugadora de Power Electronics. Si existen los Potenciómetros Sagrados, GUILTY C. sintoniza con la pura alquimia de las ondas en el éter.
Recomendado para enfermos del espíritu, necro-navegantes dimensionales, aquellos y aquellas que busquen el espacio diáfano que ejerce de cementerio en los intersticios moleculares, y de forma especial a insomnes que quieran llevar un poco más allá la malsana sensación de estar al borde del colapso nervioso.
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