lunes, 7 de enero de 2019

VÍCTOR VÁZQUEZ - "ESSAYS IN IDLENESS" (GRUPPO UNGIDO; OU#38mu22, 2018)


Posiblemente esta sea una de las reseñas más complicadas a las que me he enfrentado. Lo primero que me ha dificultado sacar esta reseña es la extraña edición del disco; me explico. La grabación de VÍCTOR MUÑÓZ VÁZQUEZ data en origen de unas improvisaciones muy particulares de 1996, con el objeto de completar una trilogía que resulta inacabada en su tercer volumen (el segundo se acomete por el autor en 2001). 

Su edición (fabricación) en físico es de hace 3 o 4 años pero de forma no oficial; es decir, a mí me la hizo llegar A.L.GUILLÉN y me dijo que sería una futura edición pero faltaba un texto del autor que diera coherencia a más de 110 minutos de guitarra acústica en puro y genuino homenaje a DEREK BAILEY o el teatro japonés Gagaku. 

Se me antoja un innecesario hablar en profundidad de todo esto cuando el texto explicativo es tan revelador y por motivos que si sé no diré, y si no sé no puedo decir, dicho texto no llega hasta hace escasos meses y vaya si la espera merecía la pena.


Un apabullante desplegable en papel cebolla a cargo de MARA B. STONES contiene una abigarrada reflexión sobre la "remembranza, trascendencia, lo imperecedero" o Tsurezuregusa que a modo de guía inspira desde la sutileza de lo inconsciente a todo un todoterreno como es VÍCTOR MUÑOZ. Obra escrita por URABE KANEYOSHI (conocido como KENKO YOSHIDA) posiblemente entre 1334 y 1339 y que entra dentro del género literario japonés ZUIHITSU, que en resumidas cuentas diré que es improvisación literaria del pensamiento.

La Obleah en cuestión es un precioso digipack autofabricado con dos cds rojos (las dos caras son de dicho color) como el zumo de un par de sanguijuelas de veraneo en un balneario andaluz plagado de extranjeros, y embozado todo en un precioso sobre Kraft con el distintivo sello de GRUPPO UNGIDO. Sigo con el autor.

Adentrarse en la figura de un músico como Víctor es muy complicado. Nacido en 1956, integrante de grupos como POLANSKI Y EL ARDOR, PYEA, MCDUFF COLUMN, CLÓNICOS o la actual ORQUESTA FOCO o mis adorados ALMAYATE, quinteto de improvisación libre de los que he escrito en diversos sitios hasta perder las huellas dactilares.

Es mejor pasarse por la página de GRUPPO UNGIDO para tener una visión global de su obra: http://gruppoungido.net/victor.html.


(Polanski y el Ardor)

Después de leerse el impresionante texto a uno se le puede caer la cara de vergüenza nada más que de intentar siquiera reflexionar sobre una reflexión (valga la redundancia) tan personal y bien hilada. La vía de la iluminación a través de la improvisación y el carácter pseudomonástico que arropa cada una de las notas de la guitarra de Muñoz poseen el hermetismo de lo esotérico, y tratar de entrar en ese mundo tan ilusorio (Maya) como engrandecedor (Satori) podría dar como resultado que yo me diera un profundo batacazo, además de que tratar a esta colosal obra con las herramientas habituales con las que por ejemplo podría despiezar un álbum de metal es casi imposible.

Así que me vais a permitir que me vaya por la tangente y que lleve esta reseña a mi terreno y al más puro modo mediúmnico invoque la música de Muñoz para aplicarla a mi psique, o dicho de otro modo, que os cuente con mis palabras qué capto yo en Essays in Iddleness

Porque una cosa es la génesis de la música para el que la compone, otra es cómo acaba (hago aquí homenaje también al texto con esa gran reflexión de que lo verdaderamente importante de todo es el comienzo y el final, extremos unidos mediante el hilo umbilical de la incertidumbre) y otra bien distinta lo que sugiere al oyente. Por tanto, me llevo Essays in Iddleness a mi AQUÍ y a mi AHORA.


Essays in Idleness te atrapa con la atonalidad de una guitarra no armónica tocada en una afinación tal que inevitablemente me lleva a la cadencia ancestral, sinusoidal y percusiva del Gamelan. Las cuerdas más que rascadas parecen golpeadas por un palillo y su vibración nos llega a penas una microcentésima de segundo después para acompañarse a sí misma. Qué mejor acompañante que el silencio que provocas cuando dejas de tocar o la respuesta vibrátil de la misma nota que vomitas a este lado de la realidad. 

Nota mas eco mas silencio remite al ya citado Gagaku japonés, música que tiene ese marchamo del movimiento estático o discurrir circular que también es característica del Gamelan. Víctor usa todos estos elementos (de forma consciente o inconsciente) para buscar en el océano del minimalismo que citaba TOOP en su maravilloso Océanos de Sonido. No es entonces de mi invención que los grandes nombres como John Cage, Riley, Reich, La Monte Young y otros compongan sobre el silencio, o se hayan sentido tan atraídos por la música de Indonesia.

La sesión de 1996 que ocupa todo el primer disco tiene esa afinación distinta tan a contracorriente de la música occidental, y es lo que la acerca por tanto a la apertura hipnotizante de la raga, el canto vocal del Sur de India (Berala) o el citado Gagaku. Jugar con esas escalas y esas afinaciones trajo de cabeza a los minimalistas, que además con el añadido de la electrónica o el tape collage harían composiciones demenciales para sirenas, cañones, bombas o cualquier cosa que se os ocurra (para más datos, vuelvo a recomendar Océanos de Sonido de DAVID TOOP).

Es entonces cuando se me ocurre que dada la extensión de los dos discos y que puedes o bien hacer una escucha atenta o dejarla como fondo orgánico, que los Essays de Muñoz conforman un corpúsculo musical cercano al Ambient a su modo, o más bien al modo en que el Ambient fue concebido como concepto... y por ende a una especie de Muzak avanzado. 


Lo mismo suenan cascadas de notas de cariz orientalizante que la guitarra adquiere la compostura de un instrumento percusivo. Y digo yo que si hay factores medioambientales negativos que dan lugar a despertar determinados genes (eugenética) proclives al cáncer o la destrucción neuronal, por qué no considerar que este humus de guitarra, silencio y eco no pueda dar lugar a justo lo contrario... la apertura, modificación o incluso definitivo cambio de estructuras neuronales, combinaciones filogenéticas o al menos la inducción de un determinado estado de consciencia.

A todo lo anterior hay que sumarle que esto se trata de un homenaje a la figura de DEREK BAILEY, y quienes conozcan algunos de sus trabajos de vanguardia dentro del jazz británico, la experimentación y el avantgarde ya sabe a qué atenerse. Desde sus trabajos dentro de la SPONTANEOUS MUSIC ENSEMBLE (Karyobin, 1968) a duetos con EVAN PARKER  y HANK BENNINK (The Topography of the Lungs, 1970)

A partir de ahí, su atlas musical dentro de la disonancia o la descomposición dadaísta que era más propia de JOHN CAGE, engrosa un mapamundi, corpus sacralis o paleta narrativa de tal importancia que el género Improvisación Libre no puede ser concebido sin su figura.


La sesión de 2001 es recogida en el segundo Cd y abarca 73 minutos de música que sigue el mismo espíritu pero con la salvedad de que a pesar de jugar con los mismos parámetros expresivos, usa diversas afinaciones dotando al conjunto de más variedad. En ocasiones parece que los rasgueos de cuerdas son estertores y no vendrá nada luego, pero en otras lo que se construyen son Haikus mínimos sin aparente conexión pero preciosos en su acometida. 

El tercer corte por ejemplo es lo contrario... una falsa rapidez y sensación de movimiento dentro de una misma nota que se repite hasta la extenuación. Un espejismo, un velo de ilusiones que difuminan una realidad que brota con un simple cambio de ritmo dentro del conjunto. Es la puñetera aguja del pajar, la oveja negra de la humanidad, la pescadilla que no tiene cola para morderse o un horizonte que se derrumba dentro de sí mismo. A partir del corte número 4 salen a relucir las influencias británicas del Free Jazz matemático y la libre improvisación de la SME y por ende, es un perfecto contraste que ayuda al oyente a conquistar el brutal puerto de montaña que se le presenta en el tramo final.

Atentos a la alucinante "Airy Asymmetric Buleria". Deconstrucción en estado puro.

Una de las grandes bellezas del disco es que la cuerda, o la nota más bien, al ser de distinta afinación y estar tocada casi de modo percusivo, nunca termina de vibrar en su totalidad... es algo difícil de definir pero en una conversación esto sería un escopetazo de monosílabos. Las notas por así decirlo son de estructura cerrada, pseudo pianísticas, y cualquier parecido con el uso occidentalizante de lo acústico es mera coincidencia.

Essays in Idleness es una obra complejísima, dura de escuchar, pero que en conjunto son más de dos horas de Muzak Improvisatorio que te mece hasta no dormirte sino lo contrario, despertarte a la belleza de la IMPERMANENCIA.

Limitadísimo a 15 copias, en digital lo puedes obtener aquí:




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