Creo que todos los lectores que tengan el dudoso privilegio (toma ya) de leer éstas líneas se sentirán identificados con lo que voy a contarles.
Me encontraba yo ésta mañana presto a hacer una llamada personal por una cabina telefónica cuando me ocurrieron las siguientes peripecias:
La primera cabina que encontré, en una esquina estratégica en la estación de autobuses de Málaga, se encontraba en tan lamentable estado que no sabía yo si mejor llamaba al 061 a que viniera a recoger a la pobrecita... que estado, madre mía!. Fijandome de nuevo por segunda vez y viendo yo que las heridas de guerra no eran para tanto me dispuse a depositar una monedita de 0,50 euros por su ranura. Craso error, ya que la susodicha se tragó la puñetera moneda sin dar llamada, devolver dinero ni nada por el estilo... aunque eso sí, en la pantalla ponía claramente RETIRE SU MONEDA DE LA CAJETILLA.
En fin, tras el correspondiente golpe a la cabina (que evidentemente no sirvió de nada), me dirigí en busca de otra. Cual fue mi sorpresa cuando la tercera cabina no iluminaba siquiera su pantalla, ni daba tono alguno... ni la tercera tampoco. Vaya, vaya, sigamos buscando...
La cuarta cabina sólo daba llamadas internacionales, la quinta no aceptaba monedas, sino tarjetas de llamadas, la sexta no tenía auricular, la séptima daba llamada, pero para poder escuchar algo tenía que mover el cable del auricular cual cascos del todo a 100, de forma que la conversación se hacía ininteligible...
Por fin llegué a la octava cabina donde me pasó algo curioso, eché la moneda y de pronto en la pantalla me ponía que me regalaban 1,50 euros en llamadas, con lo que tras realizar mi urgente llamada me encontré con 1,79 euros que no pude emplear para nada (no porque no tenga amigos a quien llamar, sino porque era muy temprano y yo no soy telefonoadicto...).
Podríamos añadir a ésta chorrada de reflexión otros detalles. Por ejemplo: ¿por qué frotamos las monedas cuando la cabina no nos acepta el dinero? ¿acaso vamos a dilatar la moneda con la energía calorífica generada? ¿alguien ha conseguido con éste método que le acepten la moneda?. Por otro lado, ¿por qué esperamos siempre el cambio si sabemos que no nos lo van a devolver? ¿para qué metemos el dedo en la cajetilla de las monedas al terminar la llamada si hemos agotado el saldo?...
En fin, que creo que hay preguntas que nunca encontrarán respuesta y que la humanidad está condenada a repetir una y otra vez hasta el fin de los días: ¿VOLVERÁN LAS OSCURAS GOLONDRINAS O VENDRÁN LAS OTRAS, LAS MÁS CLARILLAS DE PIEL? ¿POR QUÉ COMPRAMOS ROPA EN REBAJAS QUE EN OTRAS CIRCUNSTANCIAS NO COMPRARÍAMOS? ¿QUIERE ESO DECIR QUE MIENTRAS MÁS BARATO MAS GUAPOS ESTAMOS? ¿POR QUÉ LOS VENERABLES ANCIANOS DE NUESTRA CULTURA OBSERVAN INTENSAMENTA A LOS OBREROS DEL METRO MIENTRAS TRABAJAN CUAL HIPNOTIZADOS ESPECTADORES? ¿POR QUÉ TENGO ÉSTA CARA Y NO AQUELLA CRUZ?... que tengáis un buen día.
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